«Filosofía ¿quién la necesita?» es el título del último ensayo (en realidad es una recopilación de ensayos) de Ayn Rand, la intelectual rusa fundadora del Objetivismo y escritora del best seller de mediados del siglo XX, La rebelión de Atlas.
La preocupación de la autora rusa principalmente se enfocaba en hacer una filosofía práctica y dicha preocupación se materializó con el Objetivismo, corriente filosófica basada en la realidad objetiva (los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos y deseos); en que la razón es el único medio que posee el hombre para percibir dicha realidad; en que el hombre necesita una moralidad racional (no fundamentada en la fe); en que esta moralidad –verdadera y necesaria- puede ser provista a través de la lógica y que el mejor sistema político y económico es el capitalismo (Ricardo M. Rojas, Realidad, razón y egoísmo. El pensamiento de Ayn Rand. Madrid: Unión Editorial, 2012, 55, 60-61).
Desde los foros académicos la obra de Ayn Rand es vista con desdén. Pero la verdad es que su preocupación por hacer una filosofía práctica y llevar este empresa a cabo a través de sus novelas también encuentra similitud dentro de la academia. El mejor ejemplo de esto es el trabajo de mi querido y recordado profesor Eduardo Piacenza, quien fue mi profesor en el posgrado de Derecho Procesal de la Universidad Central de Venezuela (2007) y quien me invitara a formar parte de la cátedra de Argumentación Jurídica de la Universidad Católica Andrés Bello (materia que impartí desde 2006 hasta 2017).
El profesor Eduardo Piacenza (1941-2011), nacido en Uruguay, desarrollaría en Venezuela casi toda su producción bibliográfica; destacaría como profesor de lógica en las universidades más importantes del país y en los años noventa su interés pasaría de la rígida lógica formal a una más pragmática teoría de la argumentación, para convertirse en quien introdujera al país esta disciplina que demostraría que la filosofía puede y debe cumplir un papel importante en la vida diaria de las personas (Arturo Serrano, prólogo a Interpretación jurídica y argumentación y otros ensayos filosóficos de autores varios. Caracas: Universidad Metropolitana, 2015, 10).
El profesor no sería escritor de novelas como Rand, pero a través de sus columnas de periódico no rehuía el debate ante polémicas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia, y lo hacía de un modo que no resultaba indiferente a la opinión pública.
No creo exagerar si digo que su legado permanece en los que fuimos sus alumnos y en los que tercamente insistimos en seguir dando clases, ejerciendo nuestra carrera y enseñando en el país que el escogió como su hogar.
No entraré en detalles en el desarrollo de la argumentación jurídica como materia, para ello remitiré al exhaustivo trabajo del profesor Serviliano Abache Carvajal (Tras la argumentación jurídica: por el Estado de Derecho y la Libertad. Síntesis del pasado, presente y futuro de la teoría de la argumentación jurídica en Venezuela y su necesaria enseñanza, conferencia, Universidad de Alicante, 28 de mayo de 2016). Pero sí me interesa dejar constancia de la labor que se está haciendo.
Aunque actualmente no estemos impartiendo la materia de Argumentación Jurídica, la docencia no ha sido abandonada y el razonamiento pragmático-dialéctico con el método del profesor Piacenza tampoco. De este modo, a través de un caso práctico, específicamente la polémica sentencia No. 301/2007 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, el profesor Abache en su libro Sobre falacias, justicia constitucional y Derecho tributario. Del gobierno de las leyes al gobierno de los hombres: más allá de «la pesadilla y el noble sueño» presenta un estudio analítico del Derecho por medio del Anti-Derecho a partir de un ejercicio de interpretación jurídica, por un lado, y de argumentación jurídica, por el otro (Caracas: Librería Alvaronora, 2015). Incluso nos recuerda las formas del profesor Piacenza.
Más recientemente el profesor Abache denuncia en su libro De la parafiscalidad venezolana del siglo XXI (Caracas: Editorial Jurídica Venezolana-Asociación Venezolana de Derecho Tributario, 2022) sobre los abusos del lenguaje (neolengua) por parte del poder.
Corina Yoris, por su parte, preparando la materia de Argumentación Jurídica en la Universidad Metropolitana, no abandona esta forma pragmático-dialéctica de entender la filosofía en su columna de El Nacional y vemos con frecuencia títulos como «La ausencia de razones empobrece el espíritu», «La importancia del contexto», «Meditaciones sobre el lenguaje» entre otros. Esto es por sólo mencionar ejemplos recientes, pero no podemos olvidar el trabajo de compilación de la obra del profesor Piacenza que Corina Yoris junto con Arturo Serrano emprendieron hace algunos años. Tampoco puede olvidarse su libro Analogía y fuerza argumentativa (Caracas: Universidad Metropolitana, Universidad Católica Andrés Bello, Editorial Quirón, 2014) y sus artículos «Fuerza argumentativa como criterio comparativo» para Quadripartita Ratio: Revista de Retórica y Argumentación No. 2 (2016) y «La fuerza de los argumentos y la perspectiva retórica» para la Revista Iberoamericana de Argumentación (2020).
El trabajo de la profesora Yoris es constante en esta área y se evidencia en su activa participación como miembro de la Sociedad Iberoamericana de Argumentación.
Por nuestra parte tampoco olvidamos las enseñanzas del profesor Piacenza. Ya sea en la materia de Teoría general del Derecho en el Doctorado de la Universidad Católica Andrés Bello o en la materia análisis económico del derecho en el posgrado de la Universidad Monteávila, (i) la identificación de argumentos, (ii) el análisis intra e inter argumental, (iii) la verificación del fundamento de las premisas (concepción material en términos de Manuel Atienza), (iv) la verificación de no contradicción entre las premisas y entre las premisas y la conclusión, (v) el análisis del impacto práctico del argumento, forman parte de las herramientas de análisis en mis clases y en mi línea de investigación de los últimos 9 años, esto es, una aproximación al Derecho desde la filosofía liberal.
En los últimos años en las aulas de clase como fuera de ellas he encontrado en las enseñanzas del profesor Piacenza vasos comunicantes con la filosofía liberal de la cual forma parte la autora con la cual iniciamos estas líneas. De hecho, gracias a sus enseñanzas es que he incorporado de una forma más orgánica la filosofía liberal.
A la pregunta: «Filosofía ¿quién la necesita?», Rand y Piacenza dedicaron su obra a dar respuesta más allá de visiones dogmáticas y acartonadas. Los profesores aquí mencionados también tratamos de hacer lo propio cada vez que se nos presenta la oportunidad. Una filosofía viva está vigente hoy más que nunca, a pesar de las ruinas en las que se encuentra sumido el país.