La política del odio
No creo en el odio. Creo en la dignidad, el honor y en la justicia, valores pilares de la civilización, pero no en el odio. Pienso que el odiar nos reduce como individuos y suprime nuestras capacidades espirituales. A través del odio no se puede crear, solo se puede destruir. El fascismo y el comunismo son ideologías de odio, solo que en el primero el odio es abierto y en el segundo es encubierto. Ambas formas de gobierno basan su fortaleza en odiar, por eso devastan todo a su paso.
El chavismo, mezcla narcotraficante de fascismo con comunismo, es otra cultura política del odio, lo único que han hecho es odiar.
Como no soy ni seré fascista ni comunista ni chavista, no odio.
Neoliberalismo chavista
En Venezuela se vive una burbuja económica. Por ello, ante la más inclemente crisis social y política que ha padecido el país en su historia, el chavismo, partiendo de un cinismo sinigual, ha decidido ensayar su abominado “neoliberalismo” a niveles ya no salvajes sino inhumanos. Dolarizando la economía, liberando los precios, sin regulación de ningún tipo y sin protección social al trabajador, el neoliberalismo chavista lleva el abuso neoliberal a extremos bíblicos.
Por eso los ricachones de Fedecámaras le hacen honores y sonríen las pendejadas a la dictadura, mientras el pueblo gana un dólar al mes como salario mínimo. Los ricos también lloran, pero de felicidad.
El neoliberalismo chavista es el sistema perfecto para la esclavitud. ¿Quieres una CLAP?
La socialista-esclavista y su cartera Gucci
Entre lujos, reloj de oro y diamante, cartera Gucci, tacones Louis Vuitton y lentes Dolce Gabbana, la socialista-esclavista Delcy Rodríguez, que no tiene cómo comprobar ingresos para llevar la vida de nueva rica que lleva, da lecciones a los golosos “empresarios” de maletín del neoliberalismo chavista, que se enrollan como serpientes al acecho mientras la mandamás habla, y les advierte que “empresarios” del mundo los envidian porque Venezuela es la gallina de los huevos de oro: “Den maromitas, saltimbanquis, sonrían, aplaudan, pórtense bien o de lo contrario…”
Los neoliberales chavistas aplauden, se portan bien, le ruegan que no permita otro Alex Saab, todos quieren sustituirlo, urgen que haga una lotería para optar a ser el nuevo enchufado del régimen.
Se caen las babas, a uno hasta lo premian por ser quien mejor sonríe a Maduro.
El cursi mequetrefe de alta sociedad
Uno no puede parar de reír, el maestro de ceremonia, un pobre diablo cuya mediocridad lo señala como el mequetrefe cursi de la alta sociedad caraqueña, aplomado, muy “serio”, trastabillando una elocuencia de circo peruano (exacto, como el presidente de Perú, pero en Venezuela), celebra que la representante de los criminales de lesa humanidad haya aceptado la invitación al circo venezolano de Fedecámaras. Casi se derrite de la jaladera y la obsecuencia, es el gordito chistoso del circo.
Ahí además están los malabaristas del dólar, los trapecistas de la corrupción, los contorsionistas del enchufe, los domadores del narcotráfico y, por supuesto, los payasos de la comisión.
Todos juntos y revueltos rogando que la rifa final del sustituto de Saab les caiga a ellos.
La falta de memoria histórica
Para colmo del hazmerreír, un intelectualazo de esos que salen a relucir su oportunismo y miedo cada cierto tiempo en la cultura, se pregunta: ¿cómo es posible que la tiranía dueña del circo no se haya acercado antes a darle alpiste a sus hambrientos “neoliberales”? Le extraña que en veinte años no se le haya visto el rostro. Se olvida de los actos anteriores del circo (macabro): las confiscaciones; la prisión a panaderos, periodistas, constructores, banqueros y farmaceutas; se olvida de las invasiones a tierras, de Brito muerto en una huelga de hambre por sus tierras robadas.
Se olvida, el intelectualazo, de la quiebra del aparato productivo, se olvida de RCTV, se olvida de todo. Debería estudiar historia, sí, debería de ser historiador para que tenga memoria.
Por eso no puede caber el odio ni siquiera la indignación, Fedecámaras es el hazmerreír.
Posdata a carcajadas
No bromeo, lo escribo en serio, pienso que debemos de crear una serie cómica para Netflix con los prodigiosos integrantes del circo de Fedecámaras, sus peripecias, sus maromas, sus payasadas, todo para cortejar al tirano neoliberal chavista, que igual se burla de ellos y los obliga a bailar con él. Claro, ellos bailan…
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