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Fantasías y realidades

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La persistencia de información inexacta y falsa en las redes sociales está creando una ciudadanía indiferente que relativiza, o es de plano incapaz de reconocer, la verdad frente a la mentira. Hoy en día hay gente convencida de la ineficacia de las vacunas, hay quienes creen que el cambio climático no existe o que la Tierra es plana o hueca. En Venezuela, por ejemplo, tiene más seguidores un señor que grita “¡Divino!” y da consejos sobre los “beneficios” de la ingesta de carne cruda que cualquier médico nutricionista. No se puede culpar de ello a los internautas, la fuente de ese comportamiento son los algoritmos que privilegian contenidos polémicos, polarizantes y sin soporte en evidencia. 

Otra cuota de responsabilidad en la creación de una ciudadanía desinformada y manipulable la tienen los liderazgos populistas que difunden sus sesgos y soluciones cuestionables como verdades absolutas. Allí está, por ejemplo, Trump y Milei, lanzando una estúpida cruzada contra la población LGBTIQ+, acusándoles de enfermos y pedófilos, negando derechos humanos y poniendo en riesgo a muchas personas ya de por sí vulnerables. Si los liderazgos políticos están más comprometidos con sus ideas, incluso de ideas francamente impresentables, que con los derechos humanos, la democracia y la ciudadanía, estamos en presencia de verdaderas pesadillas. Ya lo mencioné en un artículo pasado, así comenzó el fascismo en Europa: primero con palabras y luego en los hornos. 

Mientras tanto los problemas reales, los de verdad, los que ameritan atención y debate público, permanecen en el olvido. Por ejemplo, el acceso a la vivienda, la explotación laboral, el alto costo de la vida, la violencia y el crimen, el deterioro medio ambiental, la deserción escolar, el colapso del sistema de salud, la guerra, la censura y autocensura en los medios de comunicación, la represión y persecución política, la pobreza y la exclusión social, la desigualdad económica y el deterioro de la democracia. 

Lamentable el mundo que nos ha tocado vivir, la mayoría, aupada por líderes irresponsables, mirando sombras en una pared, encerrados en una cueva, encadenados a sus pantallas, no logran ver la luz de la verdad porque, amarga excusa, temen que el brillo de lo auténtico les moleste mucho a los ojos. 

jcclozada@gmail.com / @rockypolitica 

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