Faltan pocas semanas para que se desarrollen las elecciones en Venezuela; unas elecciones tensas, que están llenas de incertidumbre, llenas de preguntas de lado y lado. Las personas que apoyan a la oposición tienen fe de que todo se desarrolle democráticamente; pero en el fondo se preguntan también: ¿será que entregan el poder? Y, por el lado del chavismo, se preguntan con miedo: ¿ahora qué?, pensando que su salida es inminente.

Maduro y su claque creen que sin ellos Venezuela no funciona, es decir, Venezuela se acaba si ellos no están en el poder. La desesperación de Maduro y su combo es tan grande que se ve a leguas. Pero ellos mismos se llevaron a esa salida vergonzosa y quedarán retratados por siempre como modelo de lo que no se debe hacer en política, y sobre todo en la vida.

No se necesita acudir a las mejores encuestadoras para darse cuenta de que Maduro no tiene ningún apoyo popular. Todo, pero todo el mundo sabe que hasta en las zonas más populares de Venezuela, donde el difunto Chávez arrasaba, esa misma gente quiere un cambio y el 28 de julio va a salir a votar, a votar sin miedo. Y hoy el cambio lo representa el señor Edmundo González.

Sin embargo, lo único que puedo sugerirle es que tenga cuidado con diferentes personajes. Con aquellos de alabanza rápida, pues necesitarán que se les alabe a cambio. Cuidado con aquellos que difieran del rumbo democrático, cuidado con aquellos que vengan a ofrecer dinero en efectivo para ayudarlo, cuidado con esos. Cuidado con los que dudan de su salud y lo quieran comparar y decir que le puede pasar como a Diógenes Escalante. Cuidado con todo aquel que se le acerque en la calle; acuérdese de que los adversarios no tienen escrúpulos.

Tenemos que recordar que fueron ellos los que dijeron que Fernando Albán se había suicidado y todos sabemos que fue tirado por una ventana; son los mismos que dijeron que Juan Pablo Pernalete era un terrorista cuando protestaba por un futuro mejor. Dijeron que Tareck el Aissami era atacado por el imperialismo y ahora lo muestran esposado como un fenómeno de feria. Para inventar historias, Maduro y su fiscal son unos genios.

Hay muchos que piensan que las elecciones no se van a desarrollar, que Maduro se va a inventar cualquier cosa para no hacerlas, ya que se ven derrotados. Todo es factible, cuando se trata del chavismo hoy convertido en madurismo. Hay otros que dicen que Maduro está preparando su salida, que Cilia está cansada y quiere disfrutar su fortuna. En estos momentos se está practicando el deporte nacional, es decir, la fabulación y el chisme por cadenas de WhatsApp.

De lo que podemos estar seguros es de que hoy los venezolanos que están adentro y afuera del país tenemos una gran oportunidad de ver el cambio que tanto anhelamos y eso lo podemos observar en cada estado en que la señora María Corina Machado hace acto de presencia: se ven las miradas de esperanza, de alegría, diciendo que ha llegado la hora. Soplan vientos de cambio.


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