Luego de 8 meses con un dólar estable, hemos visto que en las últimas 3 semanas éste ha sufrido una leve alza que lo mantiene por encima de los 5 bolívares, pero esta vez con un Banco Central dispuesto a intervenir en el mercado para impedir una devaluación acentuada.
Desde Unidad Visión Venezuela lo hemos dicho y lo mantenemos, por un lado que nada ni nadie nos va a robar la esperanza, porque sabemos que si es posible lograr salir de la inflación, así como pudimos salir de la hiperinflación. Pero ello requiere que se mantenga disciplina fiscal y se sigan haciendo diligencias para hacer que la economía siga mejorando.
Por otro lado, de igual manera con la objetividad y responsabilidad que nos caracteriza, tengo que ratificar lo que hemos expuesto en anteriores artículos como el que titulé: “Planifiquemos un futuro mejor” y que, aunque es función del BCV la intervención cambiaria, como una medida aislada no funciona. Urge promover que otros actores traigan divisas a nuestra economía, y para ello hay que hacer esfuerzos, generar confianza en el país y sus políticas económicas.
Una cosa es reconocer que la situación esté mejorando y que ciertamente no estamos en la Venezuela de 2015, donde producto de la escasez los venezolanos hacíamos largas colas –a veces de varios días- para poder comprar algunos alimentos. Hoy en día vemos los anaqueles llenos con cualquier cantidad de productos (nacionales e importados), pero que no son accesibles para la mayoría de nuestro pueblo.
Por ello aplaudimos y reconocemos las mejoras, sin olvidar que mientras por ejemplo las pensiones de nuestros abuelos sean insuficientes, tengamos un niño desnutrido, un venezolano que no se pueda practicar una diálisis o no se consiga en el país algunas medicinas, como lo vivo en carne propia, con una de las pastillas que debería tomar a diario para la diabetes (Januvia de 100 miligramos). Por esta y otras razones es que los ciudadanos no podemos decir que estamos bien y que Venezuela se arregló.
Celebramos y no condenamos -ni mucho menos envidiamos- a los que hoy pueden ir a un concierto, a los que les alcanzan sus ingresos para comprar la canasta básica, pero eso es una minoría que pone de bulto la diferencia abismal entre los que más tienen y los que están en los estratos más pobres.
Nosotros tenemos claro que el este de Caracas y algunos municipios de otras regiones del país no son Venezuela, que nos falta mucho por hacer y exigir. Algo tan básico como que no todos tengan acceso a la tecnología de las comunicaciones, que la salud pública es limitada o inexistente al no tener ni siquiera los insumos básicos. En la mayoría de los hospitales públicos no encuentras a veces ni una curita, y si consigues cupo para una cirugía, debes llevar desde el cloro para la desinfección del quirófano, pasando por los guantes que va a usar el equipo médico y pare de contar.
Para que Venezuela mejore se necesita producción. Toda actividad productiva requiere transporte y este necesita combustible, para ello hay que tener las refinerías operativas a 100%, en fin, falta mucho para una recuperación que conduzca a desarrollar una economía saludable, además hay que entender que somos nosotros quienes haremos mejorar al país con esfuerzo y trabajo, reconstruyendo los valores morales, la educación ciudadana y el respeto a los valores democráticos para así sacar al país de este atolladero.
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