“El conocimiento es aquel que se produce a partir de la autorreflexión de un sujeto que ha vivenciado una particular relación con el objeto”.
Johannes Hessen
Extrema se tangut, frase que indica que los extremos se tocan, es extraída de la obra de Johannes Hessen Teoría del conocimiento. Es justamente esa capacidad de que los extremos puedan tocarse, “aunque ocupen posturas antagónicas frente a la cosa” (Hessen, 2009). Así lo valido en el terreno epistemológico. Se transfiere a la esfera de la política, donde nuestro drama totalitario se toca con una postura radicalmente violenta desde la administración de Donald Trump, quien decide de facto que todos los inmigrantes y en especial los venezolanos son miembros de una organización criminal, que se gestó en esta involución hórrida y se convirtió en un mecanismo para delinquir en el continente. Esto se había advertido también, pero toda la comunidad internacional decidió colocarse cera en los oídos y atrase al mástil de sus bajeles, pues las advertencias eran cantos de sirenas apocalípticas, las advertencias de las voces de neuróticos opositores que hacían hipérbole de la crisis política venezolana.
Estamos claros en el hecho de que esta involución el único tren que construyó fue el Tren de Aragua y bajo los auspicios de la égida de la tiranía cubana, replica lo que hiciera Fidel Castro, enviar criminales a Estados Unidos, a los cuales calificó como “mísiles humanos” (Villa, 1976). Pero existe una marcada tendencia a los extremos desarrollada por Donald Trump y buena parte de sus colaboradores, que se hacen los nefelibatas frente al drama venezolano. Constituye, pues, una enormidad considerar que toda la migración venezolana está conformada por hampones, es una actitud xenofóbica, hostil y primitiva, el drama de la diáspora venezolana supera los 8 millones de connacionales, el éxodo más grande del hemisferio y uno de los tres dramas migratorios más importantes del orbe. Es tan fácil cribar entre migrantes decentes y hampones, que resulta absurda esta política de persecución a una migración en su mayoría compuesta por gente que huye del hambre, de la muerte, de la persecución política, de la violencia. Escapar de un país como Venezuela y vivir bajo la amenaza del cálculo de la deportación es una encrucijada cruel de la vida.
Esta política torpe, de la administración de Trump, le permite a la tiranía venezolana, devenida gansterilidad, asumir que ellos son los buenos del relato, los heroicos revolucionarios que reciben a sus connacionales, los videos de las redes sociales, que muestran los vuelos de repatriados, que entonan la manoseada canción de Herrero y Armenteros, con las notas del Himno Nacional, evidencian que son los ejecutores de un plan que se cumplió y regresan al país. Nadie en su sano juicio regresa del exilio a un país como este con alegría; los que lo hacen, están impulsados por fuerza de causa mayor. Cuando explico que los extremos se tocan en cuanto al sujeto y al objeto, lo manifiesto desde el escepticismo que produce advertir como se repiten las mismas formas. Los venezolanos que han huido a Estados Unidos no son indeseables, como pretende llamarlos la administración de Donald Trump, no somos una suerte de marielitos del siglo XXI, los migrantes venezolanos son ciudadanos decentes, honestos, trabajadores, profesionales, académicos, que se vieron forzados a huir y que de manera aviesa y perversa esta tiranía los mezcló con bandas de criminales nacidas desde sus entrañas. El hombre nuevo del socialismo del siglo XXI también migró y con él sus vicios, con él la valija del daño antropológico y social de veintisiete (27) años de abandono de la escuela, de pobreza del lenguaje, de deconstrucción espiritual y de lesión a la moralidad. Claro, esta realidad tratada por un sujeto como Donald Trump no encuentra otra solución que la grosera generalización.
Quienes se fueron huyendo de la tiranía socialista, ahora deben de esconderse, de la posibilidad de ser deportados al terror del cual escapaban, vaya disyuntiva cruel e inhumana. ¿Qué estaremos purgando colectivamente? ¿Cuál fue nuestro pecado? El mundo sigue indiferente, atado cual Ulises al mástil de su barco, mientras la crisis en Venezuela parece retornar, cual maldición de Sísifo al mismo punto del oscuro trienio 2016-2017-2018.
De vuelta al horror, el círculo vicioso:
“He vivido un trauma privilegiado”
Norman Manea.
Decía Vico, que la historia es cíclica y no línea, que es una suerte de “corsi e ricorsi” (López Bravo, 2003), pues nuestro país parece corroborar esa tesis de la circularidad de los bucles históricos, de este 2025 han trascurrido 86 días y estamos frente a las condiciones embrionarias de un parto a lo Rabelais, de un Gigante que nace por la cavidad auricular de su Madre, esa crisis que está brotando por el pabellón auricular del país, tiene las mismas dimensiones de la gigantomaquia de Rabelais, es una adefesio inmenso en inaplicabilidad, en horror, en caos.
En el ámbito cambiaria las contracciones de este parto seco, se evidencian en una política cambiaria distópica, el BCV, ante la imposibilidad de obtener recursos por la vía petrolera y tras años de financiamiento ilegal a PDVSA, ha optado por dejar que el tipo de cambio paralelo se deslice en una trayectoria de depreciación que en este año se ubica en 54,6%, mientras su contraparte oficial se mantiene en 32,06%, la brecha entre ambos esquemas es de 49,08%, un drama que destruye cualquier ingreso devengado, el tipo de cambio paralelo se ubicó en 102,92 Bs/$ y el oficial en 68,70 Bs/$. En términos nominales la pensión de 130 Bs, tiene un poder de paridad de compra de 1,89 dólares al mes y sí se afecta por su valor paralelo se ubicaría en 1,26 dólares mensuales.

Nota: Elaboración Propia BCV
El fantasma de los apagones es una realidad que afecta asimétricamente a los venezolanos, en toda la república menos en Caracaras, la energía eléctrica se interrumpe en lapsos de seis a cuatro horas, de nuevo la planificación centralizada, el engendro de la ras instrumental que emplean las tiranías trogloditas de izquierda, se hace evidente en su manido plan de racionar el desempeño de la administración pública a media jornada laboral, con un día de descanso 1×1, bajo la pretendida excusa del calentamiento global, el fenómeno del niño y cualquier excusa que le transfiera la responsabilidad a un tercero, allí demuestran sus trazas fascistas connaturales.
Con angustia se ausculta, la conducta del dólar en un país demolido, destruido y rehén de unos crueles en el poder, el trauma de lo vivido en 2016-2017y 2018, nos han permitido colectivamente entender que vamos directo a la reedición de la crisis eterna, de esta maldición de Sísifo, en medio de la fractura de la confianza y del contrato social.
Finalmente, las sanciones, solo le dan oxigeno a esta tiranía, argumento para culpar a alguien de su brutalidad, es como que se le trasplantase el ojo sacado de la orbita ocular a Polifemo, por Ulises, para que este pudiera gritar y bramar ¡Ulises me está matando! Mientras vivimos la tangible posibilidad de revivir este horror de manera reiterada, en una rueda de pesar infinito, los extremos se tocan en el norte del Sur y en los Estados Unidos, es impresionante como los electores de Trump, se escandalizan de su conducta, de sus poses y de sus imposturas, votaron por ese liderazgo y ahora les causa angustia, sus colaboradores los republicanos, ignoran lo que ocurre en Venezuela, ignoran el golpe artero a “la voluntad popular” (Linz, 2019) , que se perpetró el 28J, son dos realidades una misma fealdad.
Parece, que no amanece en el país, estamos en el infierno del dante, sin el apoyo de Virgilio, es demasiado dolor para un país solo, para una sociedad convertida en un fardo que sangra y simula estar en funcionamiento, es momento de ocuparnos de pensar, de acudir a la voluntad y de despejar la mente de los extremos, pues allí sólo yace el horror.
Referencias
Hessen, J. (2009). Teoría del conocimiento. Máxico: ILCA.
Linz, J. (2019). La quiebra de la Democracia. Madrid: Alianza Editores.
López Bravo, C. (2003). Filosofía de la historia y filosof’ia del derecho en Giambattista Vico. Sevilla: Universidad de Sevilla.
Villa, S. (1976). Cuba Cenit y Eclipse. Caracas: Formateca.
X: @carlosnanezr
IG: @nanezc
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