OPINIÓN

Explanada

por Carlos Paolillo Carlos Paolillo

Explanada. Compañía de Paul Taylor

El amplio y solitario espacio escénico no permite presagiar lo sorprendente de las acciones corporales que vertiginosamente sucederán dentro de una suerte de entramado de movimiento puro, que llevan en sí mismo un espíritu libre y regocijante.

Vivificante y emotiva, así puede caracterizarse a Explanada (1975, música de J.S. Bach), una de las cimas creativas de Paul Taylor (1930, Pensilvania – 2018, Nueva York), personalidad fundamental perteneciente a la segunda generación de la histórica danza moderna estadounidense.

Lo primero que atrae en esta obra es su vocabulario exento de codificaciones formales. Una evidente libertad y un notorio regocijo expresivo la orienta con vehemencia. El interés de Taylor por el gesto corporal espontáneo, sin mayores implicaciones reflexivas, lo personalizaron como coreógrafo y lo diferenciaron de sus mentores Martha Graham y Merce Cunningham, junto a quienes realizó una sólida carrera de intérprete.

Como cuidadoso, justo y atildado fue considerado Taylor como creador. El modo de vida del estadounidense común y sus situaciones cotidianas orientaron sus procesos artísticos. El punto de partida de Explanada se inscribe dentro de esa necesidad de convertir en actos escénicos altamente depurados los más sencillos momentos de la cotidianidad.

Paul Taylor

En la imagen de una chica que corre para no perder el autobús se encuentra, al parecer, el punto de partida de la obra. Este hecho simple e impulsivo sirvió de pretexto para concebir un planteamiento coreográfico claramente abstracto, ajeno a historias elaboradas e intenciones narrativas. De caminatas, saltos, carreras y alzadas resueltas sin rigor sistemático, está construido el lenguaje de Explanada.

En esa ausencia de codificación corporal se encuentra la verdadera esencia y sus valores primordiales. Alguien ha querido ver en esta característica presente en casi toda la producción coreográfica de Taylor, una estrategia para contrarrestar su rigurosa formación inicial dentro de la danza.

La obra dividida en cuatro secciones, se inicia como una exaltación grupal del movimiento de ingenuo sentido lúdico, directo y asequible. A ella se une un adagio de parejas que equilibra el ímpetu de la apertura, al otorgarle asentamiento, proponer una escena que de algún rompe con el abstraccionismo de base y derivar en cierta teatralidad en el gesto, a través del esbozo de personajes que, finalmente, no llegan a constituirse como tales. El final trae consigo la apoteosis del desplazamiento espacial y la comunión entre bailarines revitalizados.

Paul Taylor actuó en Venezuela con su compañía en los años setenta y ochenta en el Teatro Municipal de Caracas y el Teatro Teresa Carreño. Su ensamble se unió a una lista de significativas agrupaciones de danza moderna estadounidense que visitaron el país a partir de los años cincuenta, entre ellas las de Katherine Dunham, José Limón, Merce Cunningham, Alwin Nikolais, Dan Wagoner y Twyla Tharp. No puede ser incluida en esta relación, inexplicablemente, la compañía de Martha Graham.

En Explanada, Paul Taylor ratificó su condición de coreógrafo de la naturalidad y la espontaneidad, sin ataduras conceptuales e ideológicas. Aligeró la vida, indagó el espacio y celebró el movimiento.

Explanada. Compañía de Paul Taylor