Lo ocurrido en las elecciones de la Universidad Central de Venezuela (UCV) el día viernes 26 de mayo pasado, que tuvieron que ser suspendidas y diferidas para otra fecha por fallas técnicas de última hora que no pudieron ser superadas, después de muchas horas de espera, sin ninguna información, en larguísimas colas de profesores activos y jubilados (muchos de estos de avanzada edad), egresados, estudiantes, empleados y obreros, es la demostración fehaciente de los problemas que ocurren en los procesos electorales complejos cuando no se cuenta con organismos especializados, personal técnico calificado, tecnologías avanzadas y suficiente experiencia. No basta con la intención, la buena voluntad, la dedicación y el entusiasmo para llevar a cabo con éxito esos procesos. Meteos eso en la cabeza quienes todavía piensan que se puede realizar la primaria exitosamente sin la colaboración del Consejo Nacional Electoral (CNE).
La primaria es un proceso de muchísima mayor complejidad que las elecciones universitarias. Debe realizarse a lo ancho y largo del país con formularios, registros, máquinas y personal especializado, con medios adecuados para producir, guardar, transportar y cuidar el material electoral, antes, durante y después del acto de votación, con cuerpos de seguridad que resguarden el proceso, el material y los equipos de actos de sabotaje y pillaje de grupos desafectos que con mucha probabilidad se estarán preparando para ello. No pensar en todos estos detalles y otros que seguramente se me escapan es un acto evidente de ingenuidad o de algo más.
Muchos opositores dudan de la imparcialidad del CNE y tienen razón porque este organismo avaló muchas acciones del régimen que violaron la legalidad y hollaron la imparcialidad y la autonomía del Poder Electoral. Sin embargo, eso no invalida la pericia y la capacidad tecnológica y operativa del CNE. El problema de este organismo no radica en los aspectos tecnológicos y operacionales, sino en el contexto político de los procesos electorales en los que el régimen participa como contendiente y ejerce su autocracia. Esa situación no estará presente en la primaria porque la Comisión Nacional de Primaria (CNP) es la encargada de reglamentar, organizar y supervisar el proceso de la primaria, en la que solo compiten candidatos de oposición. Del CNE solo se requiere su capacidad profesional, su experiencia y su tecnología, lo demás está fuera de su alcance.
El temor al uso de las máquinas captahuellas también es justificado, porque aun cuando los técnicos del CNE aseguran que su finalidad consiste en evitar el voto repetido de una misma persona, siempre existe la posibilidad de que se usen también para identificar al votante. En este punto, si se decide definitivamente solicitar la colaboración del Poder Electoral, habrá que proceder salomónicamente y poner en la balanza qué es preferible: perder un número de votos indeterminado por miedo a las captahuellas o quizás perder muchos más por no poderles brindar todas las comodidades posibles y exponerse a problemas del tipo de los que se presentaron en la UCV.
La Comisión Nacional de Primaria debe pasar ya esta página y avanzar en el resto de los asuntos pendientes, que son muchos y complicados, entre ellos: 1) el acuerdo definitivo con el CNE, para que este organismo se prepare. Si eso no se hace ya, el CNE dirá que no hay tiempo suficiente para ejercer su participación y evadirá todo compromiso con la primaria. ¿Por qué creer que el CNE y el régimen madurista están interesados en prestar ayuda a la oposición en este evento tan importante para ella?; 2) la capacitación del personal que tendrá a su cargo la custodia del proceso en todas las fases del proceso y en todas las mesas electorales que serán instaladas; 3) el voto de los venezolanos en el exterior y 4) la planificación, organización y supervisión de todas las actividades logísticas que rodean al proceso central de votación.
Quedan apenas cinco meses para todo eso. Hay que tomarse el asunto de la primaria en serio. Los que participan en ella tienen que deponer sus discrepancias y sus posiciones personalistas para que no ocurra lo que pasó en la UCV. Un fracaso afectaría a todos los venezolanos, porque nos estamos jugando el futuro del país para los próximos seis años. El sufrimiento de millones de compatriotas, que una parte del liderazgo opositor evidentemente no siente ni le importa, debe ser tomado en cuenta por quienes de buena fe trabajan en la organización de este evento crucial de la primaria, para que ella sea un éxito y no un fracaso. Que no vengan después con sus lamentos. Estamos cansados de ellos. Queremos oír el clamor de la victoria.