Lo más posible este articulo será criticado por muchos de los lectores, pero la respuesta del señor Netanyahu, ante el artero y “sorpresivo” ataque del grupo terrorista Hamás («entusiasmo» o «fervor’), Movimiento de Resistencia Islámica, organización política y paramilitar palestina que se declara “yihadista”, nacionalista e islamista, en la madrugada del 7 de octubre, contra Israel y en particular a una pacífica feria de jóvenes en las frontera de Gaza ha producido innecesariamente la condena internacional.
Con esta opinión no se pretende condenar ni limitar el justo derecho de Israel a su autodefensa, pero tampoco justificar, los excesos a ella, al violar los principios de Derecho Internacional Público Humanitario remontándose al año 218 a.C; de los pueblos bárbaros, de repetir la historia de Gengis Kan con la consigna de “tierra arrasada” (1223), o más recientemente al avance del nazismo sobre Europa (1939-1945), con una incidía sobre el pueblo palestino como si fueran herederos del Tercer Reich.
El derecho a la autodefensa y a la represalia no pueden ser justificativos de la retorsión, puesto que esta última viola los principios de Derecho Internacional Humanitario, partiendo del “principio de humanidad”, el cual prioriza la protección a las personas que no participan o han dejado de participar en las hostilidades, así como de los bienes civiles. Esto significa que las partes en conflicto deben evitar atacar a civiles y destruir sus instalaciones (hospitales, escuelas, etc) cuyos costos requerirán de un nuevo Plan Marshall, que en el caso de Palestina seguramente no asumirá el gobierno de Mr Netanyahu.
Sin embargo, la respuesta de Israel a los viles y cobardes ataques de Hamás está siendo criticada por violar los principios cardinales del Derecho Internacional Humanitario, en lo que respecta al principio de la “Proporcionalidad”, el cual establece que la fuerza utilizada en defensa propia debe ser proporcionada a la amenaza que se enfrenta. Este principio fundamentalmente establece que las partes en conflicto deben proteger a las personas que no participan o han dejado de participar en las hostilidades, distinguir entre los entes beligerantes, de los combatientes y los no combatientes, los objetivos militares y las instalaciones civiles.
En el caso de Israel, se argumenta que la respuesta militar ha sido desproporcionada por varias razones: en primer lugar, los ataques de Hamás, aunque causaron víctimas judías civiles (asesinatos a mansalva, violaciones y secuestros), no representaron una amenaza existencial para el Estado de Israel. En segundo lugar, los ataques israelíes han causado un número de víctimas civiles mucho mayor que los ataques de Hamás. En tercer lugar, los ataques israelíes han causado daños significativos a la infraestructura civil de Gaza, lo cual ha puesto en riesgo a la población civil.
En noticieros internacionales como CNN, nada comprometidos con Hamás o el terrorismo, se observa que las fuerzas israelíes van más allá de lo que se denomina «necesidad militar”, otro principio que establece que las partes en conflicto solo pueden utilizar la fuerza que sea necesaria para alcanzar un objetivo militar, en este caso Hamás, pero no la población palestina indefensa.
Es evidente que ha habido una “Desproporcionalidad” en la respuesta del ejército israelí. Pareciera que la consigna es “Tierra Arrasada” causando la destrucción total y daños incidentales a personas y/ o bienes civiles, sin relación alguna con el objetivo militar legítimo que se busca de alcanzar como son: las instalaciones, conchas y pertrechos de los terrorista de Hamás etc, sin tomar las “Precaución” que el ejército israelí ha debido tomar para evitar el rechazo internacional, así como evitar causar daños a personas o bienes civiles. De igual forma dentro del principio de la precaución no puede quedar fuera de la “Protección de los bienes culturales” ya sean muebles o inmuebles y la “Protección del medio ambiente” En la violación israelí a los siete principios anteriores, se destacan, los ataques desproporcionados del ejercito israelí al edificio Al-Jalaa, que albergaba las oficinas de la agencia de noticias Al Jazeera y la red de televisión AP, ataque que causó la muerte de un periodista y varios civiles; El ataque a los hospitales de Gaza causando la muerte a centenares de civiles y niños refugiados en escuelas y hospitales.
El gobierno de Israel, así como ha contado con el apoyo moral, financiero y logístico, debe tener presente también, que en este momento la comunidad internacional ha expresado su preocupación por la proporcionalidad de su respuesta. La ONU ha condenado los ataques israelíes, calificándolos de «violaciones del derecho internacional humanitario». La Unión Europea ha pedido a Israel que «cese inmediatamente los ataques indiscriminados contra la población civil». En su defensa, Israel ha defendido su respuesta, argumentando que ha sido necesaria para proteger a su población civil de los ataques de Hamás. Sin embargo, la mayoría de los observadores coinciden en que la respuesta israelí ha sido desproporcionada y ha causado sufrimiento innecesario a la población civil de Gaza.
El conflicto entre Israel y Palestina es un conflicto complejo y multifacético que ha durado décadas. No existe una solución fácil, y cualquier solución tendrá que abordar una serie de cuestiones difíciles, como la soberanía, la seguridad, los derechos humanos y la justicia.
Entre las posibles salidas al conflicto se encuentran las siguientes:
- La creación de un Estado palestino independiente. Esta es la solución más ampliamente aceptada por la comunidad internacional, y ha sido respaldada por varias resoluciones de la ONU. Sin embargo, esta solución enfrenta el rechazo de Israel, que teme que la creación de un Estado palestino independiente ponga en peligro su seguridad.
- La solución de dos Estados con fronteras modificadas. Esta solución es similar a la anterior, pero propone que las fronteras entre Israel y el Estado palestino se modifiquen para tener en cuenta las preocupaciones de seguridad de Israel. Esta solución ha sido propuesta por varios líderes israelíes y palestinos, pero ha sido criticada por algunos por ser una concesión demasiado grande para Israel.
- Una solución de un solo Estado. Esta solución propone que Israel y el Estado palestino se fusionen en un solo estado. Esta solución ha sido propuesta por algunos líderes palestinos, pero ha sido rechazada por la mayoría de los israelíes, que temen que esto ponga en peligro su identidad judía.
- Una solución de apartheid. Esta solución propone que Israel mantenga el control sobre la totalidad de la tierra de Israel-Palestina, pero otorgue a los palestinos un grado limitado de autonomía. Esta solución ha sido propuesta por algunos líderes israelíes, pero ha sido criticada por la comunidad internacional por ser injusta y discriminatoria.
Ninguna de estas soluciones es perfecta, y todas tendrán sus detractores. Sin embargo, es importante que se busque una solución al conflicto, ya que la situación actual es insostenible y está causando un sufrimiento innecesario a ambas partes.
Además de las soluciones políticas, también es importante abordar las causas subyacentes del conflicto, como la pobreza, el desempleo y la desigualdad. Estas causas contribuyen a la inestabilidad y al extremismo, y deben ser abordadas para crear las condiciones necesarias para la paz.
La comunidad internacional debe desempeñar un papel activo en la búsqueda de una solución al conflicto. La ONU, Estados Unidos y otros países deben trabajar con Israel y Palestina para encontrar una solución que sea justa y duradera, como lo establece la Carta de las Naciones Unidas
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional