OPINIÓN

Evaluemos el vino desde el corcho

por Guillermo Vargas Guillermo Vargas

El corcho, material obtenido de la corteza del árbol denominado alcornoque (Quercus suber), es un elemento con propiedades físicas muy difíciles de reproducir. Es ideal para la fabricación de tapones para vino que llamamos “corchos”; los cuales son imprescindibles en el tapado de vinos de guarda, que pasan varios años en botella antes su consumo. Es un producto ecológico de fácil descomposición en el ambiente, que reúne casi totalmente las características ideales para el correcto tapado de las botellas usadas para el vino.

Qué debemos hacer, cuando estamos en un restaurante y el personal de servicio nos abre la botella de vino elegida, nos entrega el corcho y espera la cata para su aprobación. Lo primero es verificar que la botella y cosecha de vino que pedimos sea la que nos están sirviendo.

Luego evaluaremos el corcho: al tacto debemos verificar su textura, el corcho correcto deberá ser algo flexible, impregnado y hasta manchado por el vino, todo esto indica que la botella fue almacenada en la correcta posición horizontal. Al estar en posición vertical mucho tiempo, el corcho se seca y se encoge, volviéndose rígido y quebradizo, pudiendo entrar aire a la botella, oxidando al vino y con riesgo de que entren bacterias acéticas que
pueden avinagrarlo. Luego olemos el corcho, debería oler a corcho sano y a vino; cualquier olor impuro, sea a vinagre, a algo descompuesto o a guardado y mohoso, seguramente no es del corcho, es del vino; ya que éste absorbe los buenos y malos olores del vino, por lo cual lo podemos rechazar.

Para iniciar la cata solicitamos se nos sirva una pequeña cantidad de vino en la copa; veamos el aspecto, deberá ser brillante y sin turbidez; de color dorado pálido en caso de ser blanco, cuando es dorado ambarino, con algunas excepciones de vinos dulces licorosos, el vino puede estar oxidado y en mal estado; si es tinto, deberá ser entre rubí y granate, hasta atejado; cuando tenga tonos marrones en sus bordes o en su totalidad, está deteriorado. Al olerlo, antes y después de agitarlo, no debe tener aromas impuros,como los ya mencionados; al gusto, el vino debe estar equilibrado, ni agresivo ni aguado. El vino debe estar en correctas condiciones y además poseer las características del tipo de vino que elegimos; de ser así, lo aprobamos para que el personal lo sirva a los comensales y de último, nos complete nuestra copa para disfrutarlo con todo el grupo.

guillermo.vargasg@gmail.com