OPINIÓN

Europa y el fin de la abundancia

por Gustavo Roosen Gustavo Roosen

Emmanuel Macron

A decir del presidente de Francia, Emmanuel Macron, dos grandes amenazas se ciernen sobre Europa: el fin de la abundancia y el de las evidencias compartidas. Aunque centrado fundamentalmente en Europa, el mensaje, considerado el más grave de un mandatario europeo desde la Segunda Guerra Mundial, debería ser motivo de reflexión para todos, muy especialmente para el mundo occidental.

«Vemos una serie de crisis cada vez más graves, y nuestro destino puede estar acondicionado por tener que gestionar permanentemente crisis y urgencias”, dice Macron. Se refiere al “fin de la abundancia”, dibujada por él, entre otros rasgos, con el fin de la liquidez sin fondo, de las materias primas a bajo precio, de los productos y las tecnologías perpetuamente disponibles y también a bajo precio.

Desde la perspectiva política el presidente de Francia anuncia el fin de las «evidencias compartidas» y constata que se está imponiendo otra realidad, caracterizada a su juicio como una “gran convulsión, un cambio radical”. No solo advierte sobre formas de conspiracionismo o de demagogia, sino sobre la vulnerabilidad de lo aceptado como principios. “Si alguien pensaba que la democracia y los derechos humanos eran el pilar teológico del orden internacional, los últimos años han hecho saltar por los aires algunas pruebas. Asistimos a la ascensión de los regímenes iliberales, a la consolidación y al refuerzo de los regímenes autoritarios».

Macron no es el primero en advertirlo, aunque quizá sí quien lo ha hecho de modo más claro y directo. La misma preocupación está, aunque con diferente énfasis, en buena parte del liderazgo europeo y, cada vez más, en la ciudadanía. Los análisis abundan en la enumeración de los conflictos, urgencias, amenazas, temores, factores de incertidumbre. Se ha puesto en duda la fortaleza de Europa, su unidad y su capacidad técnica de respuesta. También la calidad de su liderazgo, su capacidad de interacción y de posición unificada frente a los problemas globales. La sociedad del bienestar se ve cada vez más amenazada por los problemas de la energía, la inflación, el empleo, los efectos del cambio ambiental. Los llamamientos al realismo o al ajuste; sin embargo, no son siempre bien recibidos. Chocan frecuentemente con una falsa seguridad o la descalificación de la amenaza.

La pandemia, la invasión rusa a Ucrania y las dimensiones todavía no previsibles de una guerra que inquieta a todos pero que para Europa tiene efectos más directos, han cambiado la perspectiva de los problemas y de las prioridades. También la creciente influencia económica de China, ahora con señales de crisis de diferente orden: sequía, ambiental, inmobiliaria, de crecimiento económico, de salud, de falta de capacidad de compra por parte de sus habitantes, controlados por un nuevo autócrata. La propia integración de Rusia a la geopolítica mundial exige una nueva visión, más cercana a la que permitió el fin de la Guerra Fría, alentada entonces por el recientemente fallecido último presidente de la URSS y padre de la perestroika, Mijaíl Gorbachov. La integración económica rusa en la economía global, como importante exportador de energía, minerales y alimentos, y también como receptor de inversión extranjera directa, principalmente de empresas multinacionales europeas, se ha convertido en este momento en factor estratégico desequilibrante, objeto, en consecuencia, de una necesaria y profunda revisión.

La convocatoria de Macron al liderazgo europeo a defender la democracia y la «real igualdad de oportunidades” refleja una visión que va más allá de la coyuntura y se afirma en lo sustancial. Su llamado de unidad a los franceses y su advertencia sobre los riesgos del “conspiracionismo, el catastrofismo o de la demagogia” justifican el pedido presidencial a sus ministros de hablar con mucha claridad a la población. Recuerda de alguna manera el “sangre, sudor y lágrimas” de Churchill, pero, sobre todo, ejemplifica el mensaje realista y constructor tan necesario en un mundo en conflicto y agitado profundamente por cambios que trascienden las estadísticas y tocan sustancialmente la vida de las personas.

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