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Europa, recupera tu poder

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El presidente Emmanuel Macron anuncia que vi­vimos “el fin de la abundancia de bienes y recur­sos” debido a las consecuencias de la guerra y del cambio climático. Otros líderes políticos es­timan que Europa sufrirá con mayor severidad que Estados Unidos y China, incluso que Rusia, las consecuencias de la inflación. Analistas políti­cos mencionan a Europa como la gran perdedora en el nuevo or­den geopolítico. Todo indica que vamos a un probable escenario muy negativo para Europa.

Pero el futuro no está escrito. Por el contrario, será el produc­to de las decisiones y acciones que tomemos hoy. Por tanto, hay que aprovechar las actuales circunstancias para dar un gran paso al frente en la promoción, implementación e innovación hacia la “sostenibilidad”. La sostenibilidad, al contrario de lo que anunció el presidente de Francia, es la verdadera abundancia –para todos–, mediante el desarrollo de modelos de producción y de consumo circulares y con desechos cero, que permitan, en vez de extinguir los recursos naturales, regenerarlos.

Europa puede recuperar su poder intrínseco y rango de in­fluencia si actúa rápidamente ante la gran oportunidad que repre­senta la sostenibilidad. No hay tiempo para lamentos y llantos. Es momento para tomar decisiones y comenzar las acciones. El ca­mino está labrado en la suma de voluntades. La mayoría de los ciu­dadanos europeos entienden que la sostenibilidad es la vía para la preservación de la especie humana y la naturaleza.

La Unión Europea debe acelerar la implementación del Pac­to Verde Europeo y aprobar mayores recursos para la transfor­mación hacia la sostenibilidad. Requiere mucho dinero liderar la transformación hacia la sostenibilidad y no quedarse atrás.

Los Estados miembros deben fomentar la innovación y el gasto en investigación y desarrollo, además de otorgar beneficios fisca­les a las empresas que desarrollen nuevas tecnologías y modos de producción y de consumo verdes o circulares. Asimismo, deben alentar con subsidios e incentivos el uso de tecnologías y solucio­nes sostenibles. No es la primera vez que hablo del tema, pero ahora lo hago con un mayor sentido de urgencia. No solo por las circunstancias mencionadas, sino porque países como Estados Unidos y China se incorporaron a la carrera por liderar la sos­tenibilidad. Por ejemplo, Estados Unidos aprobó el 16 de agosto un ambicioso plan de 375.000 millones de dólares para la lucha contra el cambio climático y la inflación, también para mejorar los sistemas de salud.

Sin embargo, Europa mantiene una ventaja competitiva para imponer su liderazgo en sostenibilidad. El cambio que se requiere es sobre todo humano, más humanismo en los cimientos mismos de la forma de organización y de interacción de la sociedad. Solo desde el humanismo podremos crear abundancia para todos. Y permear el mundo corporativo mediante la incorporación de me­canismos de valoración que tomen en cuenta los impactos positi­vos en la sociedad y en el medio ambiente. Pasar de la competen­cia como modelo de crecimiento a la colaboración, entre muchos otros cambios.

Las ventajas competitivas de Europa están a la vista y son parte de la vida diaria. Con motivo de las elecciones generales en Sue­cia, el 11 de septiembre, más de 220 grandes, medianas y peque­ñas empresas –una quinta parte del PIB– solicitaron públicamen­te a los políticos que aumenten su compromiso en la lucha contra el cambio climático y que se enfoquen en la enorme oportunidad de negocio que conlleva una rápida transición verde.

La Unión Europea debe tomar nota de estos brotes espontá­neos y acelerar el Pacto Verde Europeo con los recursos econó­micos necesarios.

Europa siempre ha sabido responder a la adversidad. Cada cri­sis la ha afrontado empuñando los valores supremos de la unión, la solidaridad, la colaboración y la repartición equitativa de las ventajas competitivas. Llegó el momento de recuperar el poder intrínseco que tiene Europa y poner en marcha el Pacto Verde Eu­ropeo en su totalidad. Con optimismo, determinación y esfuerzo.

Por las actuales circunstancias, nos espera un invierno de aus­teridad, pero también de solidaridad. Deberíamos afrontarlo con el optimismo del comienzo del cambio hacia la sostenibilidad. Los esfuerzos y sacrificios de todos, con un objetivo claro de esperan­za, son más llevaderos.

Artículo publicado en Cambio16

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