Luis Herrera Campins fue el que en su ejercicio como presidente de la República de Venezuela resumió la voracidad de muchos empresarios nacionales con su reflexión: «Éste es el país de las empresas quebradas y los empresarios prósperos». Estaba lejos el Dr. Herrera Campins, de visualizar hasta dónde serían capaces de llegar los empresarios en su insaciable voracidad. Qué prodigio de sabiduría de nuestra antropología socio cultural siempre tuvo el Llanero Solidario, calificativo que el Dr. Ramón Guillermo Aveledo eligió para su libro.
El Dr. Herrera Campins fue un hombre íntegro. Podría afirmar que él representa el ejemplo más claro para poder diferenciar la integridad de la ética. La ética es conceptual, son los principios que a manera ideal, orientan el comportamiento de las personas. La integridad es personalísima. Es inherente a quien lo encarna, es la unicidad que integra a una persona entre su discurso y su forma de vivir. Es coherencia filosófica pura.
Gracias a Dios la reflexión del Dr. Luis Herrera quedó en el pasado.
¿Por qué? Obvio. Porque en estos tiempos tenemos empresas prósperas con empresarios prósperos. Esa relación biunívoca actual es solo el resultado de ese diferente programa de gobierno implementado en los últimos cuatro lustros y pico. ¡El resultado es más que evidente!
Pero no solo esas son buenas noticias. Hay mejores. El concepto filosófico de la ética y la integridad, heredado por Aristóteles de Sócrates y Platón cambió. Puedo afirmar en cualquier cátedra de Filosofía que ha dado un giro de 360 grados. Lo afirmo sin equivocarme. 360 grados. Les explico. La ética y la integridad empresarial han evolucionado mucho. La técnica que he usado para concluir tan desmesurada y desventurada afirmación fue la implementación que realicé al utilizar el modelo matemático del círculo Mohr. Cristian Mohr fue un afamado ingeniero que demostró mediante la representación gráfica, que las máximas deformaciones posibles eran inversas. En cristiano para que todos lo entiendan, cito: “…El eje vertical se encuentra invertido, por lo que esfuerzos positivos van hacia abajo y los esfuerzos negativos se ubican en la parte superior…”
No tiene idea de cómo me sonrojo al saber de lo que son capaces los empresarios portugueseños, jamás pensé que tuvieran tan escasas cualidades. Cómo es posible que no nos hayamos dado cuenta de que en esta tierra de la existencia de tan abnegados y destacados inversores en la agroindustria. Cierto… es que antes no eran nadie al igual que la mayoría de los representantes gremiales de nuestras grandes asociaciones agrícolas. Menos mal que hoy los reconocemos.
Hoy tengo el placer de presentarles al pueblo portugueseño y a toda Venezuela, a algunos de los empresarios que han ayudado en los últimos años a cambiar el destino de mi país. Estoy seguro de que existen muchísimos más con similares virtudes. Ya tendré el placer de hacer público su aporte en el futuro. No se desesperen.
Opino con orgullo, que el presidente electo dispondrá del adecuado trato que todos ustedes se merecen, por la inolvidable contribución que han realizado para llevar la nación al sitio donde nos encontramos.
No tengo palabras para halagarlos. No me salen del corazón. Me brotan lágrimas de tanto coraje y sentimiento. Me disculpan.