Las estrategias en el mundo político venezolano desarrollan capacidades y habilidades muy pocas veces observadas en el acontecer político de otros países, donde si bien la dinámica es agresiva no superan lo que acontece en Venezuela, donde las realidades tienden a ser opacadas o minimizadas por las estrategias aquí desarrolladas por los actores que ejercen el liderazgo.
Esas realidades se plasman en el conjunto de limitaciones que nos afectan, que van desde los servicios públicos que la población requiere y reclama, hasta las necesidades de consumo familiar, las cuales se ven constantemente afectadas por ingresos cada vez más reducidos por los efectos inflacionarios.
La estrategia oficial destaca el progreso en cualquiera de las realidades que nos afectan o limitan nuestros niveles de calidad de vida. El año pasado hubo mejoras en la actividad productiva y comercial sostenida en el esfuerzo realizado por el sector privado, lo que se ha convertido en el principal tema para que la vocería oficial destaque los logros obtenidos en el crecimiento del PIB, así como los acuerdos obtenidos con la exportación de petróleo con un grupo de transnacionales que van a facilitar un aumento en la producción petrolera. Pero no sucede lo mismo en lo social, donde se observa una desmejora preocupante, sobre todo en los últimos tres meses, en los que el precio del dólar superó más de tres veces su valor con sus consecuencias en el costo de vida y la capacidad de consumo de las familias.
Hoy los venezolanos se encuentran en un dilema entre las realidades que nos aquejan y la estrategia oficial, que ocupa espacios de opinión en los distintos temas que se debaten entre los actores que ejercen opinión en la vida nacional, donde se observa la insistencia de la vocería oficial en resaltar los logros y responsabilizar al bloqueo de las limitaciones en que nos encontramos.
El país reclama decisiones que den soluciones inmediatas a las limitaciones que afectan a la mayoría de la población.