OPINIÓN

Estamos salvados

por César Tinoco César Tinoco

Comparada con Venezuela, Australia tiene cualquier cantidad de diferencias. Una de ellas es, por ejemplo, su superficie: 8 veces mayor. Aún así, tiene dos semejanzas con nuestro país: un número similar de producción de barriles de crudo y un número similar de habitantes. En efecto y según el BP Statistical Review of World Energy 2020, la producción australiana de crudo fue de 490 mil barriles diarios mientras que la de Venezuela, según el Boletín Mensual de la OPEP para octubre de 2020 y según comunicación directa, fue de 473 mil barriles diarios. Según fuentes indirectas fue de 367 mil barriles diarios.

Con relación a la población y según Wikipedia, Australia tiene 25,6 millones de habitantes, mientras que Venezuela tiene 32,6 millones. Sin embargo, si aplicamos el método de corrección de poblaciones de Henri Falcón, llegamos a que en nuestro país permanecen 27,2 millones de habitantes. Tales semejanzas son sumamente utiles para hacer inferencias sobre el proceso de vacunación contra la covid-19 aquí en Venezuela. Veamos.

Hace poco, el departamento de salud del gobierno australiano publicó su presupuesto 2020-21 que tituló «Respuesta a la pandemia por covid-19». Dicho presupuesto, resalto que nada más en salud, totaliza 16.467 millones de dólares australianos (unos 12.515 millones de dólares norteamericanos) y está dividido en 5 grandes áreas:

1) Apoyo a hospitales: 8.000 millones de dólares australianos.

2) Garantía de cuidado médico y medicinas: 4.300 millones de dólares australianos.

3) Investigación y vacunas: 2.300 millones de dólares australianos (unos 1.748 millones de dólares norteamericanos).

4) Cuidados médicos para la tercera edad: 1.600 millones de dólares australianos.

5) Salud mental y prevención: 267 millones de dólares australianos.

Los 2.300 millones de dólares australianos del aparte 3) contemplan, entre otras previsiones y de manera expresa, 1.700 millones para asegurar el acceso temprano a la vacuna de Oxford/AstraZéneca, también 123,2 millones para la instalación de la iniciativa Gavi COVAX y 80 millones para asegurar el acceso a las vacunas de la iniciativa mencionada a los países en desarrollo.

Tales cifras del presupuesto australiano me llamaron la atención porque según información que trascendió a lo público en los primeros días del pasado mes de noviembre, el presupuesto 2020-21 de Venezuela para el sector salud sería de 6.217 millones de dólares (el 76,4% del total de 8.138 millones de dólares) con lo cual se concluye que el presupuesto australiano en salud, no solo es 2 veces mayor que el venezolano para un número de habitantes similar, sino que contempla todo lo relacionado con las vacunas para la covid-19 que requiere su población.

Ahora bien, las vacunas para la covid-19 se pagan en dólares y una pregunta válida que puede ocurrirsenos como venezolanos es esta: ¿Cuál es la probabilidad de que tengamos en el país –para todos- las vacunas de Moderna, la de Pfizer, la Sputnik V rusa (Gamaleya) o la de Oxford/Astrazéneca?

La respuesta a la pregunta está relacionada con la cantidad de dólares que le entrarían al estado para poder pagar las vacunas pues esos 6.217 millones de dólares del presupuesto nacional de salud 2020-21 son, tan solo, una expresión conveniente de bolívares pero en cantidades de miles de billones.

Así, tomando en cuenta como únicos ingresos en dólares los provenientes del petróleo, totalmente disponibles porque, según se afirma por allí, la gasolina iraní se paga en especies y haciendo varias suposiciones sobre producción, precios (spot, futuros, Merey, WTI y Brent), factor de descuento por riesgo por sanciones y sin considerar aspectos relacionados con la Ley Antibloqueo, uno llega a que los ingresos de Pdvsa para 2021 pudieran estar en el orden de los 2.600 millones de dólares, en el mejor de los casos.

Considerando los montos de inversión requeridos para la logística y almacenamiento y mantenimiento de la cadena de frío que las vacunas requieren y tomando en cuenta su precio, el número de dósis de las vacunas y el número de habitantes presentes en nuestro país, Moderna requeriría 3.135 millones de dólares norteamericanos, la de Pfizer 2.319, la Sputnik V requeriría 1.939 millones y la de Oxford/Astrazéneca requeriría 1.395 millones de dólares norteamericanos.

Cuando se comparan los montos requeridos anteriores con los ingresos estimados de Pdvsa para 2021, uno concluye que la probabilidad de que las vacunas de Moderna y Pfizer lleguen a Venezuela es de cero: no hay dólares para comprarlas.

Para la de Oxford/Astrazéneca habría esperanzas, sin embargo y según información del Duke Global Health Innovation Center, publicada por El País (Lorena Arroyo y Jorge Galindo, «De las compras anticipadas a la falta de Infraestructura, así son los planes de vacunación en América Latina», 8 de diciembre de 2020), Venezuela compró 10 millones de dosis de la vacuna rusa, misma que tiene un precio que es unas 4 veces más caro que el de la Oxford/Astrazéneca. Sin embargo, si son 10 millones de dosis y se requieren 2 dosis por persona y somos 27,2 millones de venezolanos, los números no cuadran. Lo que si resulta evidente es que la preferencia por la vacuna rusa, el tema con el oro venezolano en tribunales británicos –y la escasez de dólares- reducen la probabilidad de adquisición de la vacuna de Oxford/Astrazéneca.

Ahora bien no todo está perdido. Aunque no aparecen en el BP Statistical Review of World Energy, tenemos reservas probadas de plantas desde las que puede extraerse la poderosa molécula DR-10, a saber: Clinopodium revolutum, Vinca minor, Sambucus nigra, Harpagophytum procumbens, Crataegus laevigata, Prunus laurocerasus y Vaccinum myrtilus.

También tenemos la Lavanda angustifolia, la Mentha piperita, la Ocimun sanctum, la Origanum vulgare, la Rosmarinus officinalis, la Salvia officinalis y la Thymus vulgaris, estas siete últimas de la misma familia Lamiaceae que aquella Plectranthus neochilus, la otrora famosa matica de acetaminofén, ¿la recuerdan?

Dado que a finales de octubre de 2020 se afirmó públicamente que el IVIC comprobó (in vitro) que la molécula DR-10 anula 100% el virus de la covid-19, el siguiente paso, probado que a nuestro gobernante se le ocurra darlo, sería que el estado venezolano se lance con una cruzada en serio para producir, de manera industrial y masiva, la molécula DR-10, después de todo y dado que la molécula no exhibe toxicidad (in vitro), ¿que mejor prueba que resulten tratadas 27,2 millones de personas, sin cadena de frío y sin  esas pendejadas de fase I, fase II, fase III y fase IV, con tan solo un guarapo de saúco con jengibre, pimienta, miel y limón tomado cada 2 horas, entre las 6:00 am y las 8:00 pm, hasta 3 días después de sentirse mejor?

No solo lo utilizaríamos en nuestro país sino que lo compartiríamos con la humanidad entera y lo que resulta todavía mejor: todo lo haríamos a través de una producción materializada con costos y gastos pagados totalmente con bolívares que no valen nada.

¡Estamos salvados! ¡Feliz Navidad!