La semana que pasó se celebraron las midterm en Estados Unidos. En este proceso, la mayoría de los estados federales elige a sus representantes ante las cámaras del legislativo y también a sus gobernadores. Los resultados han sido desconcertantes para los analistas y para ambas tiendas políticas -republicanos y demócratas-. Y si bien queda todavía mucho camino por recorrer antes de las elecciones presidenciales próximas, hay algunos hechos que nos permiten ya analizar parte de lo que pasa en el que es, sin duda, el país más influyente de occidente.
No hubo una ola republicana, como se esperaba. Pero los demócratas han perdido terreno igual. Trump parece haber finalmente perdido fuerza. El gobernador de La Florida, Ron DeSantis, ha aparecido como un jugador esencial y el presidente Joe Biden ha anunciado su voluntad de ir a una reelección. Además, el aborto, la inflación y el progresismo son temas clave.
A medio mandato demócrata, el presidente Biden ha mejorado en aprobación, pero sigue siendo bastante impopular. Su poca claridad en el manejo económico frente a una recesión probable le ha costado caro. Además, la constante cantidad de errores tontos y confusiones han ayudado a la consolidación de una imagen de líder poco ágil con la que Biden gobierna. Así las cosas, muchos pensaron que en las elecciones del martes pasado el Partido Republicano iba a tomar por asalto las cámaras del Capitolio. Sin embargo, esto no ha sucedido. Los votantes más jóvenes inundaron las ánforas del país entero y votaron en favor de los demócratas. Muchos de ellos señalaron que la decisión de la Corte Suprema de no tener una voz federal con respecto al tema del aborto motivó su voto. Además, la administración de Biden tomo una serie de medidas populistas que amortiguaron el golpe. Pagar la deuda estudiantil de muchísimos, por ejemplo.
Dentro de la tienda del Partido Republicano, parece todo indicar que el nivel de influencia del expresidente Donald Trump ha caído. Varios de los candidatos que apoyaron a Trump en su empresa por mantener el poder después de su derrota electoral frente a Biden han sido sancionados por los votantes. Por primera vez desde 2016, la médula del Partido Republicano se ha distanciado del poder monolítico de Trump y han florecido nuevos liderazgos. De ellos, el de Ron DeSantis es el más relevante. El gobernador de Florida barrió con su adversario en el proceso de reelección y ha logrado algo curioso: en un escenario de tremenda polarización, DeSantis ha aparecido como una alternativa menos radical que Trump. Así, su presencia abre la posibilidad hacia una campaña que podría terminar acercando a los adversarios en lugar de generar más distancia entre los mismos. DeSantis ha volteado distritos demócratas históricos.
Si el Partido Demócrata encuentra a una alternativa que signifique lo que DeSantis representa en el otro lado del espectro, la democracia de Estados Unidos podría recibir un segundo aire. Y ojalá que así sea. En un mundo en el que el poder chino parece imposible de detener y en donde el mundo ha empezado a tambalearse nuevamente por aventuras bélicas -como la de Rusia-, Estados Unidos puede representar nuevamente un poder que defienda la libertad y la democracia en el mundo. Ojalá que los políticos estadounidenses comprendan que la principal amenaza que se cierne sobre su país hoy es la polarización que afecta domésticamente al país. Si esa diferencia es manejada con sabiduría, una nueva primavera de valores liberales podría florecer en Occidente. Y eso solo podría favorecer a nuestro país.
Editorial publicado en el diario El Reporte de Perú