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Estado vs Democracia

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“La democracia no podrá desarrollarse en los sistemas políticos concretos, alcanzando niveles cada vez más cercanos al modelo ideal, mientras exista el fenómeno del Estado concebido como un conjunto de estructuras que pretenden para sí la obtención de la obediencia mediante el uso monopólico de la coerción y la lógica de la razón de Estado”, esta es la conclusión a la que llega el profesor Pedro Guevara en su trabajo Estado vs democracia (1993). Su planteamiento gira en torno a la naturaleza distinta entre el Estado (coercitivo y fundamentalmente vertical) y la democracia (participativa y horizontal), a partir de lo cual resalta la incompatibilidad entre uno y otra.

Si bien el planteamiento es interesante, parte de un supuesto conceptual debatible sobre qué se entiende por democracia, y en este sentido en el trabajo mencionado se asume como democracia una concepción que pudiera catalogarse como ideal, esa que se construye sobre una relación horizontal entre los ciudadanos y con la participación directa de estos en los asuntos públicos. Esta concepción está ligada a la idea de democracia participativa; sin embargo, el propio Guevara hace un recuento de distintas teorías de democracia que, si bien él no considera como tal, hay una amplia literatura que las defiende. Este otro tipo de democracia es en general aquella basada en la representación (democracia representativa).

Esta diferenciación pudiera dirigir la atención sobre un debate entre democracia participativa versus democracia representativa; debate que por cierto estaba presente en los círculos académicos de la Venezuela de los noventa y que, seguramente, contribuyó a alimentar el discurso político de la “democracia participativa y protagónica”. En este sentido, una confrontación de ideas fundamental hoy en el país no es tanto entre izquierda o derecha, sino entre un modelo político basado en la democracia participativa versus uno cuyo eje sea la democracia representativa. Desde el punto de vista de la recuperación de la democracia ,esto colocaría en el debate el punto del grado de participación directa necesario (y viable).

Convencionalmente se piensa que mayor democracia implica más participación, y esto probablemente sea cierto. Sin embargo, esta participación no se da en un vacío desde el punto de vista del Estado, por el contrario, su contexto es con relación al Estado (por ejemplo, la sociedad civil no puede existir sin la noción de Estado). En este sentido, el nivel de fragilidad que tenga el Estado puede influir en los resultados que genere la participación ciudadana. En contextos en los que el Estado es frágil la participación, y con ellas las demandas sociales, pudieran sobrepasar la capacidad de respuesta estatal y generar mayor conflictividad. En dicho contexto, pudiera haber un “exceso de democracia.

Hablar de “exceso de democracia” es complicado, es una idea que va contra la noción convencional que más democracia siempre es mejor. Sí, al final el objetivo es tener una sociedad lo más democrática posible; sin embargo, cuando se intenta promover la democracia sin contar con un mínimo de instituciones relativamente estables, cierto grado de control territorial, la dotación en cierta medida de bienes públicos, y en general un Estado medianamente funcional, los riesgos de mayor inestabilidad aumentan. En los contextos de sociedades con una democracia debilitada y un Estado frágil los riesgos de retrocesos en ambos aspectos son marcados (“siempre se puede estar peor”).

Más democracia sin más Estado puede ser contraproducente, situación que lleva a la interrogante sobre qué va primero Estado o democracia, o si por el contrario pueden irse retroalimentando y fortaleciendo mutuamente. Volviendo a la cita inicial, quizás la incompatibilidad es entre Estados frágiles y la democracia participativa, y no en general entre Estado y democracia. La democracia puede ser concebida desde distintas perspectivas, desde aquellas definiciones mínimas basadas en lo electoral hasta otras categorías más ideales y amplias, en este espectro, ¿cuál es la democracia que más conviene en contextos de fragilidad estatal?

@lombardidiego

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