¿Por qué se abrió la caja de Pandora del combate a la corrupción en un país de corrupción “generalizada”?. Ojo que no la llamamos “generalizada” precisamente porque se haya quedado entre las jerarquías de los generales de Padrino y sus cuarenta ladrones del Alto Mando Militar y sus bajos o altos fondos de muñecas testaferros en sus mafias.
Ha comenzado la fase del líder con sólo el entorno corrupto al estilo Fidel fusilando a Ochoa por narcotráfico; cuando todos sabemos que el cerebro de las operaciones fueron Fidel y ahora Raúl.
Ponía de ejemplo mi viejo amado, Néstor González del Castillo Heinemann, escritor, poeta y empresario, una anécdota inolvidable cuando quería explicarnos sobre lealtad y ética de grupo. En una fiesta que se celebraba en un pueblo agricultor de uvas se les pidió a los lugareños que llevaran una botella de su mejor cosecha para agregarlas todas a un barril común muy grande, del que luego, durante el acto protocolar, brindarían todos. Estaba en el ánimo de los organizadores no hacer distingo, ni levantar celos entre los participantes durante aquella importante celebración aniversaria de su alianza. Un pueblo que había resistido el paso de las peores plagas, muy recientes, muy difíciles años; pero que sin embargo podrían efectuar dicha celebración reconociéndose en ese encuentro los unos a los otros. Se suponía que era entre aquellos que habían resistido sin traiciones, sin dobleces, sin buscar prebendas, frente a quienes administraban un poder transitorio, aunque sea para mitigar dolores y hacer lo correcto, durante el paso de tales plagas y sus graves daños y sus consecuencias.
Pasaron discursos, uno más florido que el otro. Reconocimientos, lisonjas que se repartieron entre ellos mismos y a montones. Todos llegaban y vaciaban al apenas entrar, como parte del protocolo de recibimiento, su botella del vino de contribución al barril común. Lo que no se tenía previsto en la bondadosa e ingenua mente de los organizadores era que muchos de los jefes de cada uno de los grupos habían coincidido, sin comunicarse entre ellos, en que en tiempos tan difíciles había que reservarse el buen vino sólo para su mesa, “la mesa de la unidad”. Por ello llevarían el vino agrio, pasado o el vino aguado que tuvieran para vaciarlo en el barril común; total, al mezclarse con el mejor vino de todos los demás, ni se sentiría la diferencia. La resultante al momento del esperado brindis, por la salud y la prosperidad de todo el pueblo, fue lo peor de lo peor cuando tragaron los más impacientes bebedores mientras los delicados escupían con sus caras amarradas el despreciable líquido del que pensaron deleitarse. La mayoría había defraudado su compromiso de dar lo mejor de lo que tenían para el buen vivir y beber común, y sólo vaciaron lo que podrían desechar ante lo que creyeron pasaría inadvertido.
Hoy Venezuela pasó a ser parte de la familia más pobre del continente. La que crea problemas y suplica solidaridad y ayuda. Nuestros países de la América Latina y el Caribe si acaso entienden lo que nos pasa ahora a nosotros; sin percatarse que más pronto de lo que imaginan les puede rebotar a ellos de a uno por uno.
Allí ya se ve al Lula, seudo líder obrero sonreír a la jerarquía del sistema chino, sin sindicatos ni libertad de nada que el Partido Comunista único no decida y administre. Con el castrismo, versión caribeña e hispana del comunismo depredador, hambreador y esclavizador de los pueblos, se está vendiendo por pedacitos al capitalismo de Estado chino, en su mejor versión de actualidad, mejorada por las tecnologías e inteligencia artificial, y a su maligna de burócratas que infiltraron al sistema de libertades occidentales. Hace rato en nuestro continente de América está implementándose, con una Rusia que quedó para eso que está haciendo, para meterse en guerras de invasión y amenazar con un holocausto, sólo para preservar su espacio de dominio de la nación rusa. Mientras tanto, que los otros hagan los negocios. Mientras tanto, que su pueblo pague con el descrédito de un ejército que se sabe invasor y que va a contraposición de sus verdaderos anhelos de ese pueblo que bien preferiría ser parte de una Europa moderna, libre y de progreso compartido.
Por ahora, todo parece estar en un “estado de sospecha”, en lugar de progreso del Estado democrático, de justicia y de paz. Por ahora todo parece haber caído en mandatarios y amanuenses que pactan entre sí para obtener prebendas y disfrutar de la prostituida sociedad que beberá al final el vino agrio, producto de haber contribuido a llenar de estiércol el vino y el pan que va a la mesa, en lugar de buenas uvas.
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