La inflación de Estados Unidos ha decrecido en los últimos tres meses y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aumentado la perspectiva de crecimiento de la economía a nivel mundial de 2,7% a 2,9% y la de los países emergentes y en desarrollo de 3,7% a 4%. La mejoría de los indicadores macroeconómicos ha llevado a que el Banco Central de Estados Unidos (Fed) aumente las tasas de interés de corto plazo en solo 0.25% con lo que la tasa de los fondos federales llega a 4,5-4,75%, pero con la posibilidad que se realicen otros aumentos de las tasas a lo largo del año para apoyar la actual política monetaria restrictiva.
El mercado bursátil esperaba este aumento de las tasas por lo que su reacción fue positiva, especialmente por parte de las compañías tecnológicas. Cuando las tasas de interés suben y las perspectivas económicas son poco optimistas, la deuda se encarece, la demanda del mercado decae y el mercado no está dispuesto a pagar un precio alto por las compañías tecnológicas que tienen bajas ganancias, aunque prometan altos rendimientos futuros. Adicionalmente, Jay Powell, el presidente de la Fed, envió un mensaje optimista al mercado al indicar que “por primera vez el proceso desinflacionario ha comenzado.” Un aspecto importante es que la Fed ya no considera que la guerra de Ucrania pueda contribuir a aumentar la inflación, pero sí aumenta la incertidumbre a nivel mundial.
Aunque el dólar se ha depreciado desde octubre del año pasado, se ha apreciado alrededor del 12,5% desde enero de 2021, con lo cual encarece las importaciones y el costo de la deuda para muchos otros países. Especialmente los países en desarrollo y emergentes han sido afectados por el alto costo de alimentos y de energía dado la apreciación del dólar, la guerra de Ucrania y la subida de las tasas de interés. Muchos de estos países se han visto forzados a incrementar sus tasas de interés para evitar una devaluación de sus monedas y atraer los capitales que necesitan para su crecimiento. Esta situación es agudizada por el riesgo político. En Colombia, la tasa de retorno de los bonos gubernamentales de 10 años llegó a un máximo de 14,4% en octubre de 2022 después de la elección de Petro, en Brasil llegó a 13,6% en noviembre de 2022 después del triunfo de Lula y en Venezuela la estimación de esta tasa es de 46,6%.
Según el FMI, alrededor del 60% de países de bajos ingresos tienen dificultad de pagar su deuda. Esta situación aumenta el riesgo de una nueva crisis de deuda externa y reduce los recursos que deberían ser destinados a programas sociales y económicos. Por eso, la desaceleración en el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos no solo es una buena noticia para los inversionistas sino también para los países en desarrollo que son vulnerables a los cambios macroeconómicos de los países desarrollados. Sin embargo, gobiernos que controlen el gasto público, atendiendo las necesidades básicas de la población y aseguren la confianza de los inversionistas externos crean las condiciones para mantener el equilibrio interno frente al desequilibrio del mercado mundial financiero.