I
En esta oportunidad abordo el significado de la palabra «Estabilidad» a través del diccionario de la Real Academia Española en uno de sus significados, a saber: la cualidad de estable, aquello que se mantiene sin peligro de cambiar, caer o desaparecer. Tiene como sinónimos: duradero, perdurable, permanente, inalterable, invariable. Aclaro que ya, en otras ocasiones he escrito, aquí mismo en El Nacional, sobre la estabilidad pero desde otra perspectiva, mencionando los trabajos del matemático Rene Thom (1923-2002) y del politólogo Rudolph Rummel (1932-2014).
II
Elizabeth Schön (1921-2007) fue una poeta, dramaturga y ensayista venezolana. En 1971 fue galardonada con el Premio Municipal de Poesía y en 1994 con el Premio Nacional de Literatura. Recibió innumerables homenajes tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Por allá por 1965, a sus cuarenta y tantos años de edad, escribió un librillo titulado «El abuelo, la cesta y el mar», mismo que yo descubrí hacia 1978, en la biblioteca de la Universidad Simón Bolívar, en el Valle de Sartenejas.
El librillo cuenta la historia de una nieta y su abuelo, en una bonita interacción, que se desarrolla mayormente en el mar. El abuelo, además de su cuchillo y la red -sus implementos o herramientas- siempre lleva consigo una cesta donde coloca los peces que recolecta.
En una oportunidad y en el mar, mientras el abuelo pesca con su red, la nieta le habla y espera respuesta pero el sonido del mar impide la escucha y en la noche, cansada, la niña comienza a quedarse dormida cuando repentinamente se da cuenta que la única palabra que había pronunciado el abuelo era ¡Estabilidad!
El prólogo del libro, por Ida Gramcko (1924-1994), referido a la estabilidad, queda también para la posterioridad: «La estabilidad de algo grande puede acontecer y alejarse, no en su raíz pero si en su actitud. El ser humano es movedizo. Y por ello una refulgente raíz debe traer consigo todo un comportamiento». La frase de Gramcko bien vale unas cuantas palabras más.
III
La primera parte de la frase sugiere que la base, o la raíz, de aquello que consideramos estable —bien sea una relación, un proyecto personal o colectivo o una institución— puede permanecer intacta, pero el modo en que actuamos y nos comportamos es lo que realmente determina su permanencia o desaparición. La raíz simboliza lo esencial, lo que le da vida a la estructura, pero el comportamiento, y la actitud que adoptemos es lo que puede fortalecer o debilitar la estabilidad a lo largo del tiempo. Es decir algo, de inicio, puede tener una base firme, pero si el comportamiento y las actitudes humanas hacia ello son volátiles, esa estabilidad puede verse afectada o desmoronarse.
El ser humano es naturalmente “movedizo”, como bien afirma la segunda parte de la frase. A lo largo de la historia, hemos visto cómo las sociedades y las personas han fluctuado entre estados de estabilidad y crisis debido a nuestra naturaleza humana cambiante. Las emociones, las ambiciones, los miedos y las circunstancias externas contribuyen a ese constante movimiento. Por mucho que busquemos la estabilidad, nuestra propia esencia nos lleva a cambiar, evolucionar o incluso retroceder. No somos seres estáticos, lo que hace que la estabilidad a veces se sienta como una paradoja: anhelamos lo inmutable, pero vivimos en una constante impermanencia.
Finalmente, la frase culmina con la idea de que “una refulgente raíz debe traer consigo todo un comportamiento”. Aquí radica una enseñanza esencial, la del abuelo tirando la red en el mar: para que algo sea verdaderamente estable y perdurable, debe ir acompañado de un comportamiento acorde y de una actitud coherente. La «refulgente raíz» hace referencia a una base que brilla, que es fuerte y visible, pero esa raíz solo puede mantener la estabilidad si quienes se nutren de ella actúan de manera congruente con su esencia.
La estabilidad, en consecuencia, no es un estado permanente, sino un equilibrio dinámico que depende no solo de la fortaleza de las raíces, sino también de la coherencia entre esas raíces y las decisiones que tomamos y luego materializamos en acciones.
IV
“Estabilidad” también es una historia corta de ciencia ficción de Philip K. Dick (1928-1982), escrita por primera vez alrededor de 1947, cuando tenía 19 años, pero no publicada sino hasta 1987 en el Volumen I de «The Collected Stories of Philip K. Dick«. Sus temas principales son el tiempo, la estabilidad, el control y la libertad.
Philip Kindred Dick, fue un escritor y novelista norteamericano de ciencia ficción. Escribió 44 novelas y alrededor de 121 cuentos, la mayoría de los cuales aparecieron en revistas de ciencia ficción durante su vida. Sus obras exploran diversas cuestiones filosóficas y sociales, como la naturaleza de la realidad, la percepción, la naturaleza humana y la identidad, y comúnmente presentaba personajes que luchaban contra elementos como realidades alternativas, entornos ilusorios, corporaciones monopolistas, abuso de drogas, gobiernos autoritarios y estados alterados de conciencia. Se le considera una de las figuras más importantes de la ciencia ficción del siglo XX.
La película Blade Runner (1982) está basada, parcialmente, en su novela titulada ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, publicada en 1968.
«Estabilidad» se desarrolla en un futuro lejano, donde la civilización nunca progresa; el gobierno ha determinado que ha alcanzado su punto culminante y, para evitar la decadencia, la sociedad se mantiene a la fuerza en un estado de «estabilidad».
V
“Estabilidad” explora la compleja relación entre la estabilidad y la libertad a través de una sociedad utópica que ha sacrificado la individualidad en aras de un orden social rígido. La palabra «estabilidad» se erige como un pilar fundamental de esta sociedad, representando tanto un anhelo de seguridad como una herramienta de control.
El concepto de estabilidad se presenta como un estado ideal, un equilibrio perfecto que debe ser mantenido a toda costa. La sociedad ha desarrollado un sistema de normas y regulaciones exhaustivas con el fin de preservar este equilibrio. Los ciudadanos son sometidos a rigurosos exámenes y una educación altamente estructurada, moldeando así una sociedad homogénea y predecible. Sin embargo, esta aparente armonía oculta una realidad más sombría.
La búsqueda incesante de la estabilidad ha llevado a la supresión de la individualidad y la creatividad. La innovación está restringida, y aquellos que se atreven a desafiar el orden establecido son severamente castigados. La sociedad ha creado una suerte de «jaula dorada», donde los ciudadanos disfrutan de una vida aparentemente cómoda y segura, pero a cambio renuncian a su libertad y a su capacidad de pensar críticamente.
El personaje principal de la historia, Robert Benton, se erige como un rebelde, desafiando las normas establecidas y poniendo en peligro la estabilidad del sistema. Su búsqueda de la verdad lo lleva a descubrir los oscuros secretos de la sociedad y a cuestionar la naturaleza del control. A través de su experiencia, el lector se da cuenta de que la estabilidad puede ser una ilusión engañosa, una fachada que oculta una realidad más compleja y problemática.
La narrativa sugiere que el deseo de control es inherente a la naturaleza humana y que aquellos que detentan el poder utilizarán cualquier medio a su disposición para mantenerlo. El Controlador y el Guardián son figuras autoritarias que ejercen un poder absoluto sobre los ciudadanos, manipulando sus mentes y controlando sus acciones.
A medida que la historia avanza, se hace evidente que la estabilidad es un ciclo interminable. Las acciones del pasado tienen consecuencias en el futuro, y los errores cometidos se repiten una y otra vez. La sociedad parece estar condenada a repetir los mismos patrones de opresión y control, a menos que los individuos se rebelen y se nieguen a aceptar el destino impuesto.
VI
Como puede verse, la estabilidad, presentada por Elizabeth Schön como una cualidad humana deseable, se revela en Philip K. Dick como una fuerza ambivalente que puede, al mismo tiempo, proteger y oprimir.
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