«Todavía me parece escuchar a Isaac. J. Pardo referirme los pormenores de aquella determinación suya de escribir Esta Tierra de Gracia para sus hijos. Después de su primigenia publicación hoy somos todos nosotros sus hijos en busca de esa utopía llena de ilusiones llamada Venezuela.

Con razón, Miguel Ángel Asturias, el creador de Hombres de maíz, no pudo menos de señalar en el prefacio una de sus muchas virtudes: ‘El libro del doctor Pardo adquiere un singular valor: recrea, enseña por su erudición y vale como antecedente para conocer mejor la tierra venezolana y aquilatar mejor a sus hombres”.

Luis Alberto Crespo

Fue muy afortunada la ocurrencia o circunstancia fortuita –no lo sé- de María Corina al ligar, al magnífico programa de presentación de su plataforma política, integral, de Venezuela que tuvimos la oportunidad de ver en Youtube, muy pocos días antes de las primarias, el título que el querido y admirado Dr. Isaac J. Pardo Soublette, médico y escritor, arquetipo del humanista renacentista, destacado valor independiente de la generación de 1928, quien en compañía de su encantadora esposa Mercedes Carlota, me distinguiera con su amistad y su cercanía no solo espiritual, sino de vecino muy cercano a quien interesaron mis primeras andanzas intelectuales.

No por azar, o quizá por todo lo que de azar tiene la vida, el libro del Dr. Pardo fue una decisión suya, a raíz de comprobar la casi inexistente comprensión que sus propios hijos tenían de Venezuela, escogió como título la expresión colombina que surgiera al contacto de los bravos y esforzados descubridores con el dulce y auspicioso aspecto del Golfo y sus previsibles riquezas.

En todo caso en medio de la generación ágrafa que padecemos –google lo sabe todo- es estimulante que la joven candidata haya pensado en sintonía con el título del brillante humanista como marco referencial de su ilusión de país, o que una circunstancia fortuita produjese la fusión. Ello en si mismo es irrelevante, se queda en auspiciosa coincidencia.

Un desfile, calificadísimo de profesionales y expertos en las más delicadas materias del acontecer nacional, desgrana con sencillez y precisión la panoplia de nuestras carencias y posibilidades.

El balance es alucinante, en el mejor sentido del término, nos sobran razones para el optimismo con los protagonistas que allí vemos. Les pido a los lectores de estos párrafos, que quienes aún no hayan visto el video al que he aludido, lo busquen o soliciten en la forma habitual la reposición del mismo.

Todos sabemos que el mandado no está hecho, pero es realizable, no son cuentos de “pajaritas gordas” hay una solución y la reconstrucción del país es posible y sabemos con quien y con quienes. No podemos dejar pasar esta señal auspiciosa.

Ya cumplí ochenta años, podrán ustedes colegir que no son aspiraciones personales las que me mueven a reinsistir con tozudez machacona en la inaplazable necesidad de recuperar el país y garantizar a los hijos, nietos, descendientes de los ciudadanos de hoy el derecho a construir, con los mas nobles materiales el país que tienen todo el derecho a soñar y realizar, soy abogado y politólogo, quizá no sepa mucho de “materiales” pero María Corina es ingeniero, que no pierda su específica maestría y escoja, con la pericia que ya apreciamos en su equipo, el mejor “barro” para construir el futuro.


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