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Espacio y tiempo cinematográficos

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Merce Cunningham

La historia reconoce en Merce Cunningham al creador inconforme que propulsó la revolución de la danza artística más allá de la modernidad. Su obra reflejó la compleja condición del hombre contemporáneo y sus procesos sociales, incluido el avasallante desarrollo tecnológico. El célebre coreógrafo estadounidense reveló al intérprete antihéroe. También creó al bailarín virtual.

El legendario recital en la Brooklyn Academy of Music, realizado el 5 de abril de 1944, inició la llamada era Cunningham, el celebrado coreógrafo que el próximo abril hubiera cumplió 102 años de vida. Luego de este acontecimiento, nada sería igual para la danza moderna mundial. La expresión corporal se despojaría de su teatralidad crispada y los conceptos de espacio y tiempo escénicos se tornarían ilimitados.

Una de las grandes aportaciones de Cunningham lo constituye su teoría sobre el espacio escénico. Según ella, cada bailarín ocupa un lugar determinado que convierte en su centro vital, desplazándose naturalmente en él y tomando posesión del mismo. La noción espacial de Cunningham permite una amplia libertad de creación y la construcción de estructuras coreográficas impensables, dando como resultado un movimiento instantáneo y fortuito. Sus famosos events fueron acciones que alcanzaron alto impacto por su formato sin estructura rígida, susceptibles de ser representadas en ámbitos no convencionales: calles, museos, campos deportivos, azoteas y estacionamientos.

Summerspace, de Merce Cunningham

A partir de sus convicciones formuló una técnica, ampliamente difundida, que ofrece al bailarín un ámbito abierto para la investigación corporal y la libertad expresiva. Torso elocuente pero sin evidencias de dramatismo, rapidez extrema y profundo sentido plástico del movimiento, especialmente notorio en su depurado sentido de la línea corporal, son dos de sus características esenciales.

La utilización de la música en relación con la danza representa otro hallazgo significativo del creador. Para Cunningham, la danza constituye una entidad autónoma, rechazando cualquier subordinación de esta al elemento sonoro. También es relevante la forma en la que Cunningham relaciona la danza con los elementos plásticos propiciando una ruptura  con la concepción tradicional de la escenografía y el vestuario, los cuales se convierten en sugerentes entornos escénicos.

Cunningham (2019), obra inicial de la realizadora rusa Alla Kovgan asentada en Nueva York, busca resaltar estos principios conceptuales, estéticos y técnicos transformadores y anunciadores en su momento del inicio de una era distinta para la danza moderna. La película, coproducida por Alemania, Francia y Estados Unidos, recorre a lo largo de poco más de 90 minutos el mundo del universal creador a través de su obra coreográfica concretada entre 1942 y 1972, tres décadas fundamentales para el inquieto indagador del movimiento puro.

El filme caracterizado dentro del género documental y realizado en tecnología 3D tenía prevista su distribución internacional el año pasado; sin embargo, la pandemia y sus estragos obstaculizaron en buena medida este propósito. Progresivamente, la cinta inició su difusión y con ella el reconocimiento sobre sus valores, no siempre generalizado. De entrada, se la ha asociado a Pina, la película de Wim Wenders estrenada en 2011 poco tiempo después del fallecimiento de Pina Bausch, referencial figura del neoexpresionismo alemán, quien fungía como coproductora de la misma. Ambas producciones comparten su interés por el registro, la documentación y la memoria de la obra de dos creadores icónicos del arte escénico del siglo XX. En los dos casos, se ha advertido que no se trata de tributos u homenajes post mortem, sino que constituyen en sí mismas verdaderas obras de creación.

Rainforest, de Merce Cunningham

En Cunningham, la cineasta sirviéndose diversidad de locaciones, generalmente alemanas, aborda títulos emblemas del coreógrafo – Summerspace (1958) o Rainforest (1968), entre ellos – que recrean con notable singularidad las visiones estéticas de Robert Rauschenberg y Andy Warhol, elevados representantes de la corriente del pop art,  además de haber sido sus cercanos colaboradores.

Merce Cunningham como coreógrafo resultó un adelantado en el uso de los recursos tecnológicos del video y la computación. De haber visto la cinta de Alla Kovgan sobre su obra, ¿qué hubiera sentido?

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