Las cosas han cambiado tanto que no sólo escribir es un inmenso riesgo sino que también quienes han logrado construir un medio objetivo, transparente y de compromisos ciudadanos también corren el riesgo de perderlo todo en esa difícil tarea de publicar notas, artículos o posiciones que molesten al régimen de turno o que muestren en libertad su desacuerdo.
Cuba, Venezuela, Nicaragua, Colombia, son ejemplos de la intolerancia y la retrovisión de sus gobernantes.
No es fácil porque de antemano quienes escribimos y quienes permiten la libertad de opinion en sus medios tienen el compromiso sagrado de no colocar obstáculos a la verdad y a la posibilidad que todos puedan expresar en los medios sus coincidencias y desacuerdos, en el entendido que los países son objetivos inacabados que siempre deben marchar al ritmo de las necesidades de sus instituciones y de sus habitantes.
Como objetivo por construir, dinámico y siempre inacabado, hay quienes piensan que deben hacerlo a su medida, lo más parecido con lo que ellos piensan y creen.
Eso ocurrió y ocurre en Cuba, igual está pasando en Venezuela, en Nicaragua, pero también en nuestra querida madre patria España.
Es el más grave problema y el mayor desafío que enfrentamos los ciudadanos de estos tiempos. Pero a Dios gracias existen quienes elegimos luchar hasta que nuestras ideas puedan contribuir con la liberación y avance de nuestros pueblos.
No es fácil decidirnos por el camino más difícil, por la opción más riesgosa, pero es preferible morir en el destierro, pasar días de angustia y limitaciones que escoger la más tentadora, la más fatua , la de menor riesgo…Aquella que te obliga a reírte del peor chiste del gobernante, a acompañarlo en sus desajustes psico sociales y ser parte del mayor atraso y retroceso ciudadano que se conozca. Así que seguiremos escribiendo pase lo que pase y cueste lo que cueste, porque al final, no estamos escribiendo para nosotros ni de nosotros mismos.