OPINIÓN

Escapó por bulerías, pero el cante jondo cansa rápido

por Armando Martini Pietri Armando Martini Pietri

Alegrémonos de que un preso político se reúna en libertad con su familia. Los reclusos de conciencia son inaceptables en democracia. No es cualquiera, sino quien maneja el poder del interinato. Y quien no lo entienda, está perdido.

Son múltiples las versiones. Un acuerdo gobierno a gobierno. El nuevo embajador de España que viene tras años en La Habana dijo “lárgate”, o el actual, que entregará el cargo al íbero-cubano, había imaginado que, al irse, lo dejarían llevarse a su invitado.

¿Estilo James Bond -agente 007- o Misión Imposible? Inverosímil, sin ayuda de un sector oficialista es improbable salir de la misión española y del país. La sede diplomática estaba vigilada con rigor por organismos policiales. Además, el esquivo huésped confirmó, una operación negociada con cinco personas. Alguien dio la orden para dejarlo salir y trasladarlo. No fue una epopeya heroica, solo una excusa, para la transición inclusiva de sinvergüenzas comprometidos en la estructura de poder. Lo que revela complicidad.

Después de tanto cautiverio, aparece en Madrid el mecedor de la cuna con ceremonial, gallardete y adarga, como si en Venezuela existiera un sistema dual: jefe del Estado y jefe de gobierno. Pero qué importa, si lo que va quedando de tiranía colaboró o lo sacaron disfrazado -algún cómplice tuvo que haber, no es un anónimo, aunque se disfrace-. No obstante, ciertos escapan sospechosos.

Venezuela no tiene gobierno, ¿o sí? Vive en opresora tiranía comunista y socialista, bajo el dominio ateo e incivil castrista, invasión fanática religiosa iraní y frustración antiamericana rusa. Estamos secuestrados por quienes no han dudado en arruinarla, destruirla y robársela. Con ellos, se pretende reconstruirla. ¡Qué ironía!

Poco atañe si el atrabiliario socialismo coronaviroso de la coleta financiado por pestilencia, favoreció o no, si el Departamento de Estado imperialista se enteró; si estuvo en Cúcuta, Aruba o Miami. Sin embargo, afecta lo que dijese en la Madre Patria; enviar un mensaje confuso, errado e inconvenientemente interesado, aumenta la frustración y acentúa la indiferencia diplomática. No es de sentido común plantear elecciones “libres” sin el cese de la usurpación mil veces prometido. La desgracia encubridora y complaciente abrazando la pasividad de esfuerzos y vidas, es burla repugnante a la desesperación de una Venezuela abandonada en la miseria, desamparada en manos delictivas, desajustada a la realidad de un país devastado por mercenarios, delincuentes y forajidos.

El régimen queda con la mala imagen, haya o no socorrido, no hay manera sensata de explicar el escape. Pero cuando se asegura que la salida del usurpador resuelve el problema es no razonar que se ha corrompido casi toda la estructura del país. La culpa no es solo de quien tiene control del territorio, tampoco del aparato partidista que lo acompaña, existe una cúpula podrida, un entorno que opera el poder y fuera de él, que se protegen mutuamente. Han pisoteado la justicia, se han burlado, están impunes. Son demasiados los culpables, deben ser enjuiciados. El infortunado recado desde la lejanía sobre un gobierno conjunto con malhechores responsables de la catástrofe es absurda, ilógica, desatinada, es una redistribución del botín. ¡Nunca habrá democracia plena si no hay justicia verdadera!

El comunismo socialista castrista debe ser neutralizado, está comprobado son una vergüenza y formalizar negociaciones pusilánimes en contra de la enorme mayoría ciudadana que demanda el fin de la deshonra, resulta mentecato, majadero. Y quienes propongan o acepten perjuros, coautores, deshonestos, encubridores, que han demolido, devastado al país como participantes en una nueva Venezuela, no merecen consideración, acompañamiento ni respeto ciudadano.

La diplomacia cuidadosa de procederes, manifiesta rechazo y lo califica -acomplejada y tímida- de tiránico. La contrariedad no consiste en que los políticos venezolanos crean somos pendejos, sino que lo den por sentado. La unidad nacional significa, vocación democrática y deseos de libertad, no cohabitación. Un gobierno de transición está obligado con los mejores, excluyendo a mediocres politiqueros, que nada harán para refundar el país.

Hay quien asegura este sorpresivo barullo no es más que una treta para llevar un mensaje de diálogo. ¿Puede ser? ¿Quién sabe? Para alegrarnos por un instante, luego defraudarnos y darle oxígeno a la pandilla delincuencial disfrazada de política, que hoy en pleno amancebamiento monopolizan el poder. Una elección justa, libre y verificable, sin soberanía, donde participen bandidos es inviable y estulta.

Y para quienes dan la cara por la oposición dentro de Venezuela, si el director interino voló como mensajero oficialista, convocar un “gobierno alterno” dejaría discapacitados a los contrarios internos. O podría pasar, que sus días de celebridad, declaraciones, entrevistas, viajes y gloria sean breves para luego difuminarse.

Se escapó por bulerías, pero el cante jondo, por muy jondo que sea, cansa rápido.

@ArmandoMartini