“Los expertos son capaces de vencer al enemigo creando una percepción favorable en ellos” (Sun Tzu, El arte de la guerra).
Despachar con un garrotazo los derechos políticos de elegir y ser elegida de María Corina, así como el de ser elegida de Corina Yoris, es simplemente apelar al acostumbrado recurso de las vías de hecho con el que el régimen trata de imponer inconstitucionalmente una especie de regla de oro según la cual quien tiene las armas pone las reglas. En entregas pasadas alertábamos del tufo que despedía el entramado del fraude electoral sistémico que se venía fraguando con el artero golpe perpetrado contra los derechos políticos de los venezolanos. Ese es el mismo golpe al que ahora se refiere el presidente Petro para despecho de Maduro.
En el discurrir del accidentado y casi anónimo cronograma electoral, la urdimbre tejida por el régimen pretende hacer suya una ruta electoral sin obstáculos candidaturales, ni imparciales observadores internacionales; ni el mayoritario y masivo voto opositor en el exterior.
Saben que el ejercicio de autocomplacencia de sus candidatos puestos en escena, solo trae consigo el anuente empeño de doblarse para no partirse, y no les basta porque nada aportan ni cualitativa ni cuantitativamente a sus pretensiones de legitimación. Inaudito pensar que uno solo de ellos (o todos juntos) crea que tiene una mínima posibilidad de conseguir un triunfo contra Maduro. In pectore, saben que más que competir para ganar, son, en la práctica, instrumentos de división. Difícil que alguno o todos capitalicen los votos opositores bajo la odiosa premisa aquella del pañuelo en la nariz. Nada que sea pestilente puede ser bueno.
Sin embargo, “el juego no se acaba hasta que se termina”, como diría el catcher hall de la fama Yogi Berra. El abanico de escenarios al que se refiere Corina Yoris desmonta el mito sembrado de que esto llegó a su fin. Cada etapa de este proceso que inició María Corina ha tenido una repercusión nada favorable en las huestes maduristas, y esta, que hoy transitamos, no puede tener otra repercusión que no sea la de que se reafirme su liderazgo con miras a una transición. Tarde o temprano así será.
Así que no es real que el régimen se haya fortalecido con lo que ha pasado. Esa mentira no es verdad, parafraseando un dicho zuliano. La comunidad de naciones y demás organismos internacionales, presidentes, expresidentes y líderes de muchos países, incluyendo a los ahora vejados Petro, Mujica y Lula, le han puesto un acento especial al asunto, pidiendo que se respete el Acuerdo de Barbados. Ha tenido que apelar con más crueldad a la represión y a la persecución política, afectar la sede diplomática de Argentina, echar mano en forma patriotera a un referéndum sobre un Esequibo que dejó en terapia el propio Chávez y desatar toda su furia contra Biden, hasta hace poco su nuevo mejor amigo; todo esto entre otros desatinos que le pueden resultar contraproducentes considerando los procesos que se llevan ante la Corte Penal Internacional.
De tal forma, que ya está cayendo en el terreno de las torpezas. Le ha salido cara la inhabilitación de María Corina, pero más cara aún le ha salido la tramoya con la que se impidió la postulación de Corina Yoris sin ningún argumento. Aún más, todavía le saldría si impidiera que se sustituya a algún candidato por alguna de las Corina, bajo el argumento de Diosdado de que esa sustitución solo puede hacerse por un postulado sustituto ya admitido. La Ley Orgánica de Procesos Electorales, establece en su artículo 64. “La sustitución de un candidato o un candidata constituye una nueva postulación y, en consecuencia, cuando el postulado sustituto o la postulada sustituta no sea un candidato o una candidata previamente admitido o admitida, deberá cumplir con los requisitos establecidos en la presente Ley y su Reglamento”. De manera que en caso de sustitución se puede postular a otro candidato ya admitido o no. En este último caso, solo debe ser hábil conforme a la Constitución para ejercer la presidencia de la república.
Insiste en ejercer el derecho el teniente Cabello cuando dictamina que no se pueden hacer sustituciones diez días antes de la fecha de la elección. Obvio que no ha leído el artículo 63, ejusdem, que reza: “Las organizaciones postulantes podrán modificar las postulaciones que presenten y, en consecuencia, sustituir candidatos o candidatas hasta diez días antes de ocurrir el acto electoral. A tales efectos, el Consejo Nacional Electoral tomará las medidas para informar a los electores y las electoras en el ámbito territorial al que corresponda la elección, sobre la modificación o sustitución realizada. Cuando el tiempo en que se realice la modificación o sustitución resulte insuficiente para realizar el cambio en el instrumento electoral, los votos que se emitan en el mismo se acreditarán al candidato sustituto o la candidata sustituta”.
El país y la comunidad internacional están atentos a lo que se decida con el candidato inscrito por la Plataforma Unitaria y su eventual participación y/o sustitución. Tienen que evitarse las sorpresas de última hora como la del ausente en las primarias que no se contó con María Corina y ahora es uno más de los candidatos que enrarecen la ruta electoral que nos debería llevar a una verdadera salida democrática. Aveledo, Cartaya y Medina, presuntos guardianes de la tarjeta de la manito, tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros.
Amanecerá y veremos.
X @vabolivar
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