Sí, a la UCV. Que celebre las elecciones pautadas para el venidero 26 de mayo. Con la esperanza de renovar sus autoridades y, con ella, recibir la ventilación de nuevas ideas, voluntades y acciones, tanto hacia adentro como hacia afuera. Como una oportunidad invalorable que permita recobrar el aliento indispensable para frenar y sobreponerse a la prolongación de la agonía que hoy desgraciadamente está viviendo.
Nada fácil ha sido para la institución el traumático proceso que la ha llevado al momento electoral indicado, con un retardo inconcebible de 11 años y de graves consecuencias. Un largo y difícil trayecto, donde han tenido un papel preponderante las intromisiones desestabilizadoras del TSJ, la brutal asfixia presupuestaria, el secuestro de ciertas funciones administrativas y otros golpes a la autonomía universitaria por parte del régimen de Nicolás Maduro. Con un gran desgaste de las autoridades en el ejercicio de sus cargos, precarización acentuada del funcionamiento institucional, aletargamiento de la comunidad, reducción drástica de la matrícula estudiantil y gran depauperación de todo su personal, entre otros aspectos.
Desde luego, tampoco será nada fácil rescatarla ante la enormidad y complejidad de los retos que ello supone. Habrá de ser una labor titánica, sin lugar a dudas. A menos que se opte por darle continuidad a una gestión dentro de los conocidos límites de la “normalidad” que el actual régimen le ha impuesto hasta el presente; es decir, sin alto vuelo, en la sobrevivencia, absorbida por una rutina infecunda, desalentadora y adormecedora, coqueteando con la obsecuencia.
Habrá que hacer ingentes esfuerzos para impulsar y concretar los cambios necesarios para revitalizarla, más aún si los mismos son concebidos en sintonía con el importante desafío de resignificar su autonomía. Con la inspiración en lo que ha representado históricamente para el país y en respuesta a lo que este exige hoy para lograr una vida en libertad, en democracia y de prosperidad y bienestar para todos los venezolanos.
Hagamos todo lo posible para que esas elecciones se den y sean precedidas por jornadas de presentación y discusión de ideas y propuestas que estén a la altura de lo que dignamente merece y requiere con urgencia nuestra UCV. Que la pluralidad de voces en sus diferentes espacios se convierta en un referente fundamental de los discursos y las orientaciones de gestión de quienes aspiran a ejercer los diversos cargos.
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