OPINIÓN

Es despreciable la actuación de los cuerpos de seguridad y el Estado es su cómplice

por Rafael Narváez Rafael Narváez

Se desconoce quién forma a los nuevos GNB y cuerpos de seguridad del Estado, pues la conducta de los que egresan es reprochable y despreciable.

Es inaceptable lo ocurrido en el estado Lara, donde un sargento retirado de la GNB cometió actos de tortura, trato cruel e inhumano y degradante contra un joven. al que no solo le colocó una bolsa en su rostro sino que ordenó a su pareja grabar la atrocidad para el disfrute.

La conducta de estos funcionarios no debe sorprendernos porque han sido los protagonistas de las violaciones graves de derechos humanos contra los ciudadanos, a los que han hecho víctimas de represión, torturas, matracas en las alcabalas fantasmas, extorsión, robos, ejecuciones extrajudiciales y delitos de crímenes de lesa humanidad.

La inobservancia de la comandancia de la GN y los jefes de los cuerpos de seguridad del Estado en cuanto al bajo nivel de formación académica, supervisión, comportamientos de estos funcionarios los hace cómplices de los delitos cometidos. La solidaridad es automática y en algunas ocasiones hasta se les premia por violar los derechos humanos. Es parte de la impunidad con la que siguen actuando todos los cuerpos de seguridad del Estado, incluidos al Sebin, la Dgcim, la PNB, el Cicpc, el Conas y la FAES. Este último se ha convertido en el verdadero grupo de exterminio que sigue siendo un problema de salud pública y es obligatorio desmantelarlo por completo.

Estamos en presencia de un gobierno paralelo impuesto por estos cuerpos de seguridad para violar sistemáticamente los derechos humanos de la ciudadanía con total impunidad y el Estado lo sabe.