OPINIÓN

Entendiendo la crisis económica venezolana

por Alejandro Uribe Alejandro Uribe
reconversión

EFE/ Rayner Peña R.

En el artículo que publiqué la semana pasada en este prestigioso medio informativo (1), trataba de explicar a los lectores, mediante el uso de la heurística –el arte de resolver problemas- cómo un sistema elemental de la física clásica, se puede utilizar para entender el comportamiento de la economía, que, según mi experiencia y opinión, es un sistema dinámico armónico, el cual funciona de la misma manera que un péndulo simple, de tal forma que la frecuencia de vibración u oscilación del péndulo, es directamente proporcional a la raíz cuadrada de la aceleración de la gravedad e inversamente proporcional a la raíz cuadrada de la longitud de la cuerda, lo que implica que si estamos en un sitio con mayor gravedad, la frecuencia de oscilación es mayor, mientras que si aumentamos la longitud de la cuerda, la frecuencia de vibración es menor.

El concepto de frecuencia de vibración física en medicina es lo mismo que el pulso o la frecuencia cardíaca con la que funciona el corazón humano, de tal forma que una persona sana debería tener una cantidad determinada de latidos por segundo, dependiendo de ciertos factores biológicos particulares, pues si aumenta demasiado el pulso cardíaco, se produce taquicardia, pero si disminuye excesivamente se produce bradicardia y en los casos más extremos, se podría producir un paro cardíaco y la muerte del paciente.

Si por analogía pensamos que en economía la aceleración de la gravedad es la producción nacional -PIB- y la longitud de la cuerda es la liquidez –oferta monetaria-, podemos entender que aumentar la liquidez sin que crezca al mismo ritmo la producción implica desacelerar la economía, hasta producir recesión o depresión en el caso extremo y por lo tanto, es la producción nacional la variable de control que deben usar los bancos centrales, para decidir si expandir o contraer la cantidad de dinero del mercado –liquidez u oferta monetaria— y no como se hace actualmente según recomendación del keynesianismo –teoría económica fracasada propuesta en el siglo pasado por un especulador inglés llamado John Keynes– quien recomendaba incrementar la liquidez – hasta límites astronómicos de ser necesario– para que aumentara la producción.

Con la acción irracional de expandir solo la liquidez sin que haya un aumento de la producción compensatoria, en el mediano y el largo plazo se logra envilecer el valor del dinero, destruir tanto los ingresos como los salarios y los patrimonios, además de crear una inflación sistémica permanente que finalmente conduce a la recesión, depresión, crisis y caos, tal como lo ha experimentado Venezuela, con un fenómeno que ha venido sucediendo desde 1975 hasta la fecha, donde supuestos expertos económicos ignorantes o al servicio de especuladores o corruptos, recomendaron aplicar reglas erradas, mediante la repetición de mantras para imbéciles –el bolívar está sobrevaluado, la enfermedad holandesa, las devaluaciones competitivas, la expansión de liquidez no genera inflación, hay que aumentar el encaje legal, si quitamos el control de cambios nos tumban, cuidado con aumentar el salario, etc– dejando a la nación destruida, arruinada, en crisis y con 6 millones de ciudadanos en diáspora por el resto del mundo.

Infortunadamente, todavía quedan ingenuos que aún no entienden: cuándo, cómo, porqué ni quiénes jodieron a Venezuela y hay otros seres que quizás sean: sádicos, genocidas, sicópatas o sociópatas, sostenidos por corruptos, especuladores y delincuentes financieros —con su dinero mal habido oculto en los paraísos fiscales— que están viviendo como reyes en el exterior, quienes en medio de su ignorancia o mala intención, piensan en soluciones irracionales, para solucionar los problemas del mal manejo de la economía nacional, tales como son entre otros: invasiones, bombardeos, bloqueos, robo de activos nacionales –Monómeros, Citgo, oro en Inglaterra– o peor aún, mediante la imposición de líderes incapaces, con campañas manipuladoras de marketing  —repitiendo mantras como el del apoyo de los 60 países— para zamparle al país pelmazos buenos para nada, ignorando, despreciando y repudiando a otros ciudadanos, que puedan tener las virtudes y las capacidades de verdaderos estadistas, para entender y resolver la tragedia venezolana, que en mi opinión es totalmente de origen monetario y que comenzó el 30 de diciembre de 1974, cuando Carlos Andrés Pérez erradamente eliminó el bolívar oro, de modo que, volviendo al ejemplo del péndulo simple, la moneda respaldada y redimible por oro del pasado era la cuerda no extensible que soportaba la fuerza de tensión ejercida por el peso de la nación, que no permitía a la liquidez aumentar hasta niveles exponenciales, pues cada bolívar debía estar respaldado por 0,29 gramos de oro y nadie se podía apropiar indebidamente de los ahorros de los ciudadanos, con la figura del encaje legal –que aunque digan que es legal, es a todas luces deshonesta– o de aplicar una regla llamada la reserva fraccionaria, para que los bancos crearan dinero de la nada, para prestarlo a especuladores y corruptos, para que compraran divisas que se llevaban al exterior y que fueran robadas por otros delincuentes financieros internacionales, en vez de ser usadas para incentivar a los factores de producción nacional que son: tierra, capital, trabajo, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, quienes son el equivalente de la aceleración de la gravedad en el modelo del péndulo simple, que sirve para aumentar la frecuencia de vibración del sistema económico nacional, pero cuidando siempre que haya un equilibrio estable entre el PIB y la liquidez, para no hacer colapsar el corazón de la economía nacional, con la aparición de frecuencias económicas inapropiadas o peor aún con fuerzas de origen espurio como es la especulación, que es una fuerza de fricción inútil de sentido opuesto al movimiento armónico de la economía.

[1] https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/analogia-entre-fisica-y-economia