Los venezolanos nos sentimos en su gran mayoría en una encrucijada donde los caminos no definen rumbo ni destino.
Las razones las podemos observar en las dos opciones políticas que pretenden definir nuestro futuro. Una es la oposición que constituyen los partidos en los que se observan preocupantes descalificaciones entre sus dirigentes, que afectan su credibilidad en la mayoritaria base opositora. El sector oficial tampoco escapa al constatarse diferencias entre las organizaciones políticas que forman parte de la actual gestión pública.
Nos permitimos definir el porqué de esas complejidades que afectan a estas dos corrientes políticas. Las diferencias son públicas y notorias en las declaraciones que son emitidas diariamente por los voceros de esas organizaciones políticas.
Los partidos que se definen como oposición expresan opiniones distintas a las esperadas, lo cual no permite fortalecer la necesaria unidad ante la convocatoria a las primarias y de esa forma elegir al candidato unitario, mediante elecciones en las que participen los precandidatos calificados como genuinos opositores. Las descalificaciones entre dirigentes es preocupante, al sostenerse denuncias que comprometen a los que ejercen el liderazgo y que profundizan las diferencias entre ellos. En el enfrentamiento dejan a un lado sus responsabilidades como factores opositores, al no ejercer su rol crítico ante una gestión oficial que lleva adelante todas sus estrategias sin obstáculos.
Los últimos acontecimientos que involucran a funcionarios en actos de malversación de los recursos de la nación han generado aún más diferencias entre el grupo de partidarios que integran la alianza política oficial. No se consideraba como posible la destitución y el juicio de tan elevada cantidad de trabajadores y sus allegados por el mal uso de fondos públicos. La estrategia política de lucha contra la corrupción se fortalece a conveniencia del sector oficial, convirtiéndola en una de sus principales banderas para las elecciones presidenciales.
Esta encrucijada, sin rumbo ni destino, en la cual nos encontramos los venezolanos necesita de soluciones inmediatas que permitan superar las limitaciones económicas y sociales que nos afectan y que son de prioridad para nuestra gente.