OPINIÓN

En situación de idiotas ultrajados

por Alberto Jiménez Ure Alberto Jiménez Ure

No discuto sobre opositores que deberían armarse para enfrentar a determinados regímenes porque, en realidad, no son cosa distinta a víctimas indefensas [en situación de orfandad educativa-jurídica-política-militar y financiera] frente a grupos de montoneros en funciones de ocupación y aprovechamiento de tesoros nacionales. Los afectados no podríamos hacerlo sino desde la clandestinidad, asumir guerras asimétricas que se eternizarían: por ello, la intervención de tropas extranjeras superiores-aliadas nos evitarían más sufrimientos: solo de esa forma restituiríamos la institucionalidad en nuestras saqueadas naciones.

Algunas parejas eligen decir a sus familiares, allegados y vecinos que tienen un hijo discapacitado cuando muestra conductas vandálicas de manera espontánea: sin que haya sido educado o instigado para cometer un delito. Incluso, ante ciertos interrogatorios mediante los cuales se pretende que la persona exprese sus motivaciones delictivas, por ejemplo, asume posturas propias de autistas.

En parejas con un hogar más o menos estable, las discusiones por diversos asuntos importantes para su estabilidad son normales e imprescindibles. Escrutamos lo que es un Estado, sus representantes y los ciudadanos que los eligen, y descubrimos que sus conflictos no difieren a los domésticos-minúsculos en el tumulto u hormigueo poblacional. La irrupción de instituciones públicas responde a urgencias de cohesión social, al orden que golpea el caos cósmico, perceptible en cada uno de nosotros. El universo es desorden, explosión, exterminio y supernovísimas. Multicolor, indomeñable.

Pero, sabiéndolo, aceptamos cohabitar previas reglamentaciones jurídicas, políticas, militares y financieras. Creamos tribunales, penitenciarías, las leyes que aplicaremos a quienes infringen, calificaremos delitos e imputaremos para que la paz no sea utopía. Las claves de la coexistencia entre individuos con distintos pensamientos y hábitos están en los siguientes principios: educación-justicia-política-defensa nacional y progreso financiero. A cada uno de los cuales precede el trabajo, esfuerzo, previsión y empuje que tendrá plusvalía. Somos importantes en tanto nuestra capacidad de compra y pago sean perceptibles. Lo demás es bodrio doctrinal de mendicantes.

El Estado yace en la imaginación, es mortaja en el caos que desplaza el ordenamiento social. Sin la presencia de hombres probos y armados al servicio de la vida inteligente, nunca será posible concebir que la paz sea ideario de seres racionales. La no violencia opcional cuando hostiles nos mantienen arrodillados, hambrientos enfermos, es lo más próximo al purgatorio de la religiosidad superchera.

Quien se presente ante nosotros con un fusil, debe prepararse para una respuesta proporcional a la suya. Así nuestros antepasados enseñaron a descendientes que sobrevivirían, demarcaron territorios para separarse de adventicios. Educaron, redactaron normas, fijaron límites al caos que imperará mientras exista el cosmos. La violencia en fase de amago es tregua, cuando acaece ultrajándonos no es cosa diferente a inevitable confrontación.

@jurescritor