Como era de esperarse, la jauría del madurismo se ha desatado nuevamente para agredir, insultar y perseguirme, recurriendo –como ya es costumbre en ellos– a la judicialización de la política y la descalificación. El fiscal, Tarek William Saab, arremete en mi contra, utilizando declaraciones forzadas e ilegales de detenidos que, humillados y asustados, son obligados a leer un libreto. Los ataques destemplados y burlas del fiscal, así como, la agresión en contra de mi esposa, solo demuestran la bajeza y miseria de nicolás maduro y su gobierno.
Pero este país merece respeto. Creo firmemente que todo el pueblo venezolano está cansado del accionar del gobierno, sus mentiras e infamias; exhausto de la degradación de la política, del insulto fácil y la violencia como método. El país necesita propuestas de salida a esta crisis que lo asfixia y que ha convertido su vida en una carrera permanente por la supervivencia, en medio de la charca madurista.
Nosotros, a pesar de todos los ataques y persecución del gobierno, seguimos –y seguiremos– adelante en nuestro empeño de avanzar con una propuesta que nos permita abrir los espacios políticos para reconquistar nuestros derechos fundamentales, restablecer la Constitución y las leyes; recuperar nuestro derecho soberano, como pueblo, a conducir nuestro propio futuro, a decidir sobre el destino de nuestro país, detener la destrucción y entrega de nuestra economía, del petróleo, de los recursos y empresas, que son patrimonio de todos los venezolanos; derrotar el miedo y rasgar este manto de oscuridad, atraso, indolencia y abusos, que oprime a los ciudadanos.
Mientras los perros ladran y la jauría se desboca con toda su violencia e infamia, nosotros hemos seguido trabajando, reuniendo a los distintos factores políticos y sociales del país, haciendo encuentros, debatiendo, recibiendo adhesiones e ideas, escritos y documentos, dándole forma a la propuesta de La Esperanza, que sea un instrumento para el cambio político, para salir de este pésimo gobierno para –solo entonces– reiniciar la reconstrucción del país.
Lo primero importante, es entender que hay que salir de la actual situación de opresión e ilegalidad, cambiar a este gobierno, para poder avanzar en cualquier planteamiento para sacar al país del abismo, de la crisis. No sólo porque la cúpula que ha secuestrado el poder es la única responsable de este desastre; sino porque ella impide cualquier posibilidad del ejercicio de la política, del debate de ideas; porque en este país, sin instituciones políticas, ni libertades de ningún tipo, se hace únicamente lo que le da la gana a nicolás maduro y su entorno. Han tomado el país como suyo, se lo reparten como un botín y han demostrado en estos largos nueve años en Miraflores que, además de que son increíblemente incapaces, sus intereses grupales están por encima de los del país; que son indolentes ante los problemas y necesidades del pueblo y no están dispuestos a dejar el poder, que harán lo que sea para aferrarse a sus groseros privilegios.
Lo segundo que hay que precisar, es que la propuesta de La Esperanza tiene un marco doctrinal y político claro, que no se diluye en concesiones ni ambigüedades, ni busca componendas con el gobierno. Es un proyecto nacional, para todos, para lograr un cambio político radical al madurismo, donde el pueblo sea nuevamente el protagonista de su historia; que recoge los elementos fundamentales del pensamiento más avanzado, de nuestra mejor tradición política, del pensamiento bolivariano y revolucionario.
Una propuesta que no reniega de Chávez, ni del socialismo; no lo manipula, ni lo deforma, ni lo utiliza para propósitos mezquinos, sino que subsume lo mejor de sus postulados para salir adelante, y hacerlo junto a todas las fuerzas políticas y sociales del país, para derrotar a este gobierno y restablecer el hilo constitucional, fracturado por el madurismo.
No se trata de repetir errores y mucho menos de volver a la cuarta república; de lo que se trata acá es recoger la esencia popular y revolucionaria de nuestra experiencia política más reciente con Chávez, para barrer con este oprobio y abrir las posibilidades de salir de este abismo.
La Esperanza, va definiendo aspectos fundamentales de su propuesta, para colocarla al servicio de todo el país, sin distingo alguno. La tarea fundamental, en este momento, en estas condiciones, es ir organizando al pueblo, en sus distintos espacios y formas, e ir cohesiónandonos, en torno a una propuesta redentora, real, concreta, para salir del abismo.
Algunos de los elementos fundamentales de la propuesta de La Esperanza son los siguientes:
1. Restablecer la Constitución y la plena vigencia de las leyes de la República.
Todo lo que esté al margen de la Constitución y las leyes, debe ser revisado y anulado. Se debe recomponer la institucionalidad del país. Reactivar todos los mecanismos constitucionales de control y balance de los Poderes Públicos. Restablecer el Estado de Derecho y las garantías de los ciudadanos. Restablecer el principio de que la soberanía reside en el pueblo.
2. Recomponer la economía, colocarla al servicio del pueblo, de los más altos intereses del país.
La economía no puede estar al servicio de los grupos de poder que se han apropiado del país y de nuestros recursos. El Estado, debe asumir su responsabilidad constitucional de dirigir la Hacienda Pública, utilizar los inmensos recursos del país, para atender, de manera prioritaria, la grave crisis humanitaria y la pobreza que aplasta a los trabajadores y a la mayoría de la población. La economía tiene que estar al servicio de las ingentes necesidades del país. Hay que restablecer la soberanía económica, ser capaces de conducir nuestros propios asuntos, con nuestra moneda, el Bolívar, con nuestro petróleo, con políticas económicas a favor del fortalecimiento y recuperación de la actividad productiva, del trabajo.
3. Plena soberanía petrolera.
Resulta fundamental detener la entrega del petróleo y la privatización de Pdvsa y respetar la plena vigencia de las reservas que el texto constitucional hace sobre el petróleo y de la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Derrotar la tesis entreguista contra el llamado “rentismo petrolero”, y proponer el petróleo como palanca y soporte de la nueva economía, la nueva sociedad. El petróleo, nuestro mayor y más estratégico recurso natural, debe estar, nuevamente al servicio del pueblo, de sus más urgentes necesidades, y ser la base económica de la recuperación del país.
4. Rescatar Pdvsa.
Desarrollar un Plan de Emergencia para restablecer las capacidades operativas de Pdvsa y garantizar el control de toda la actividad, tal como establece nuestro marco legal de los hidrocarburos. Revertir los ilegales “Contratos de Servicios” y la entrega de los campos y activos de la industria petrolera, hechos al amparo de decretos y leyes inconstitucionales y secretas. Convocar a todo el conocimiento petrolero, todas las capacidades del país, junto a los trabajadores, para establecer los mecanismos de trabajo, conducción, rendición de cuentas y manejo del petróleo y el gas, para recuperar las capacidades de producción que teníamos en 2013, atender las necesidades energéticas del país, del mercado interno, y exportar petróleo y productos al mercado internacional. Debe recuperarse las exportaciones para captar la renta petrolera y colocarla a favor del pueblo, para sostener la economía del país.
5. Revertir la entrega de activos del Estado.
Deben ser revertidas las privatizaciones y cesiones de todas las empresas y activos del Estado, que el gobierno ha entregado de manera ilegal. Debe cesar el saqueo y desmembramiento del Estado y de la economía del país. Estos recursos pertenecen a todos los venezolanos y deben ser utilizados para resolver la grave crisis económica del país.
6. Detener el saqueo y destrucción del Arco Minero.
Deben suspenderse, de inmediato, todas las actividades minero extractivas que se realizan en el denominado Arco Minero, donde el gobierno destruye nuestras selvas, ríos y bosques, incluyendo Parques Nacionales, con la acción depredadora de sus propias empresas mineras y las transnacionales, bajo el amparo de bandas criminales y grupos armados que se han apropiado de estos extensos territorios. Debe detenerse este masivo crimen ecológico y dedicarse a la recuperación de las cientos de miles de hectáreas arrasadas en este desastre depredador y restablecer la protección y equilibrio de nuestros pueblos indígenas con el territorio que ancestralmente han habitado.
7. Un Plan de Emergencia Nacional.
Con la renta petrolera, recuperada para el país, desarrollar un Plan de Emergencia –es una acción urgente–, donde toda la fuerza y recursos del Estado se coloquen en función de resolver la grave crisis humanitaria del país, en los ámbitos fundamentales de la población: alimentación, salud, educación, trabajo y salarios justos. Restablecer todos los derechos y garantías sociales de los trabajadores y de la población venezolana. Reactivar las Grandes Misiones, para atender las necesidades más apremiantes del pueblo y del país; y reconstruir el tejido social y espiritual fracturado por la acción del madurismo.
8. Plan de la Patria.
Reivindicamos la plena vigencia de los objetivos históricos del Plan de la Patria, el cual es una propuesta nacional, revolucionaria, para superar el modelo rentista petrolero, para transformar nuestra economía rentista y extractivista por un modelo basado en el trabajo y la justicia social. Aunque el país está devastado, y todas nuestras capacidades productivas están por el suelo, los objetivos históricos del Plan siguen más vigentes que nunca. Tenemos que salir de esta restauración brutal del capitalismo dependiente y extractivista. El Plan de la Patria constituye un programa revolucionario, real, concreto, posible para lograrlo.
9. Libertad para todos los presos políticos. Cese a la persecución y judicialización de la política.
Deben liberarse a todos los presos políticos, cesar la persecución política. Debe reinstaurarse el Estado de Derecho, la separación de Poderes y el imperio de la Ley, las debidas garantías constitucionales, la presunción de inocencia y el debido proceso. Debe restituirse la institucionalidad en el Poder Judicial y la Fiscalía General de la República. Estas instituciones no pueden seguir siendo apéndices e instrumentos de la persecución política del gobierno. Deben liberarse de inmediato todos los secuestrados políticos, sean éstos civiles, militares, trabajadores o dirigentes políticos y sociales. Debe permitirse la vuelta de los exiliados y dejarse sin efecto todas las medidas judiciales emanadas de los órganos subordinados al gobierno que han actuado al margen de la ley, con procesos viciados y falsos positivos, así como, disolver los cuerpos represivos y organismos que han sido responsables de la violación de los derechos humanos y la perpetración de delitos de Lesa Humanidad.
10. Que regresen los que han salido, los que se fueron.
Debe establecerse una política clara, de estímulos y facilidades,para que vuelvan a la patria los millones de venezolanos que han debido salir del país. Protegerlos, y atenderlos en sus problemas y necesidades para que puedan volver; brindar todas las garantías del Estado venezolano, políticas, económicas,sociales y jurídicas, para que se sientan seguros de regresar, reinsertarse en la sociedad, con sus seres queridos, desempeñarse en su actividad económica o profesional, para a participar en la primera línea de trabajo para reconstruir nuestra querida patria.
Los llamo a todos a enriquecer esta propuesta. Estos son solo algunos aspectos fundamentales que, necesariamente, deben ser debatidos y ajustados con la discusión, para que sea un instrumento efectivo de guía y conducción a la lucha por el cambio político en nuestro país.
Los llamo a todos a la unión, a hacer un esfuerzo colectivo, supremo, por reconstruir nuestro futuro, rescatar la esperanza y el autoestima como pueblo. Dar todo de cada uno de nosotros, para ser, cada vez, mejores como pueblo, reconocernos en nuestras diferencias, haciendo del ejercicio de la democracia participativa y protagónica, de la política con “P” mayúscula el instrumento idóneo para el debate de las ideas, y la solución de los problemas, sin que una minoría enquistada en el poder atropelle a todo un país.
Que este período oscuro, trágico, del madurismo, nos permita ver hacia el futuro, sin odio, sin revanchas, sacando lo mejor de nosotros lo afirmativo venezolano, restableciendo nuestro tejido social, espiritual, amoroso, condición indispensable para sanar heridas y trabajar juntos, como pueblo, por el futuro de nuestros hijos y las generaciones futuras ¡Arriba La Esperanza! Un país mejor es posible.
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