El 10 de noviembre de 2022 quedará grabado en los anales de la historia universal de habla hispana como una fecha de trascendental importancia porque tal día le fue conferido al egregio poeta venezolano Rafael Cadenas (Barquisimeto, Lara, 8 de abril de 1930) en justicia, el máximo galardón que se otorga a un escritor en la lengua de Cervantes, precisamente el Premio Don Miguel de Cervantes. Cadenas, el único, recibe este prestigioso premio humanístico-literario en la mención de poesía cuando ostenta sus 92 años. Es una verdad del tamaño de la pirámide de Keops, el poeta Rafael Cadenas es, después de nuestro padre tutelar Don Andrés Bello, el poeta vivo más importante de la tradición poético-literaria venezolana, quien a juicio del jurado examinador del Premio de Literatura en Lengua Castellana Don Miguel de Cervantes le concede dicho galardón: “Por su vasta y dilatada obra literaria, -el jurado reconoce-la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua. Su obra es una de las más importantes y demuestra el poder transformador de la palabra cuando la lengua es elevada, es llevada al límite de sus posibilidades creadoras”.
Su luenga y dilatada existencia de un poco más de nueve largas décadas de pródiga vida creadora da cuenta de varias vidas perfectamente integradas en una íntegra existencia vivida poética mente como sólo él ha sabido llevar el inmaculado estandarte de la POESÍA, así con mayúsculas en todas sus letras. No todos los poetas qué dicen serlo o que reclaman para sí el rótulo de poetas pueden sostener en perfecta armonía los enunciados teóricos, filosóficos, abstractos con su praxis estético-política a lo largo y ancho de su digna existencia desde su primer exilio político en la vecina isla de Trinidad y Tobago producto de las salvaje persecuciones por parte de la oprobiosa dictadura militar del teniente coronel Marcos Evangelista Pérez Jiménez pasando por su vibrante y arriesgada participación militante en la insurgencia antibetancourista como activo forjado del movimiento literario de comienzos de la década de los sesenta conocido con el nombre de Tabla Redonda.
El poeta Rafael Cadenas es, ex aequo, un portaestandarte de lo que pudiera considerarse la generación insurgente e insurreccionalista de la década lucha-armamentista postdictadura perezjimenista. Es obvio que se jugó la vida poniéndola siempre en peligro al abrazar y levantar las banderas del poema y de la metáfora limpia, pulquérrima, despojada de ripios léxicos y de cargas ideológica u ortodoxas-religiosas. Cultor del ensayo literario, del aforismo como estilo de escritura, traductor de impecable y reconocida trayectoria, conferencista, profesor universitario, tallerista, lector incansable y, por sobre todas las cosas, Poeta sin apellidos; POETA. Civilista, demócrata… Ha dicho en una entrevista concedido al diario El Mundo de España, a propósito de recibir el prestigiosa Premio de poesía Reina Sofía, en 2018, que está en contra de todos los nacionalismos, de allá y de acullá porque fomentan un deleznable espíritu de secta tan peligrosos como el espíritu guerrerista y fratricida que desató las guerras de religión que diezmó y asoló a Europa. Parafraseando al POETA, los nacionalismos únicamente siembran a su paso los caminos de cadáveres y odio entre quienes los subscriben y los que los adversan.
El Premio Cervantes otorgado a nuestro insigne Poeta Mayor Rafael Cadenas crea y funda una franja nada desdeñable de concordia y armonía social y cultural porque es, sin dudas, portadora de un cierto aire de época propicio al consenso y la unanimidad que tanta falta hace en estos días de agraz pugna y discordia social y civilizatoria qué signan a los tiempos qué corren