En este artículo no voy a continuar con la narrativa de inolvidables experiencias de mi vida familiar, universitaria y política. Ello será motivo de una posterior y única publicación especial. Reasumo, con base en la urgencia e importancia de los acontecimientos actuales, mucho más que la esperanza de lucha en la convicción que lograremos la victoria de libertad y democracia frente a la tiranía. No solo en Venezuela, sino en Cuba, Nicaragua y ahora también en Ucrania. Estamos, más que nunca, comprometidos con un solo mundo de lucha y coraje por la dignidad del ser humano frente a la criminalidad internacional y la barbarie.
La saga de los esfuerzos de destrucción de la resistencia democrática venezolana contra la opresión, bajo el formato de una supuesta cruzada de Diosdado Cabello en defensa de su honorabilidad mancillada por la publicación en El Nacional de una noticia originada en un medio español, y reproducida por este diario, atendiendo el gravísimo problema del narcotráfico desde Venezuela, ha permitido definitivamente desnudar cuán diminuta es la estatura de este personaje. Habiendo podido tomar el camino del derecho a réplica, o encarar lo que consideró un ataque personal desde la óptica democrática de la clarificación ante todos los medios de lo que considera su verdad, decidió acabar con el mensajero, Nada más inútil. Ahora no solo como jerarca que se considera sospechoso de estar involucrado con el terrible mal del narcotráfico que campea en Venezuela, sino que es demostrado enemigo de la libertad de los medios de comunicación.
Para enfrentar la tradición de aporte al periodismo y la cultura de una una familia del calibre de la Otero-Castillo se requiere de mucha mayor y mejor imaginación que copiar el adefesio cometido por el innombrable difunto contra el funcionamiento del Ateneo de Caracas. Aquello de «crear» la supuesta «Universidad de las Artes” en sus espacios, y ahora este último le imita con la morisqueta de “crear” la «Universidad de la Comunicación» en la sede física arrebatada a El Nacional.
Bochornosamente el propio Diosdado Cabello finge no darse cuenta de que está atrapado en la mano de Padrino López y sus negociados de compra-venta de armas con Rusia, en conjunción con Maduro. A partir de que Padrino visitara a Putin y su mafia asesina por primera vez en 2016, desde entonces ha permanecido como ministro de la Defensa de Nicolás Maduro, convirtiéndose en la pieza clave de la pareja Maduro-Flores. Al mismísimo estilo como lo hacen la pareja nicaragüense Ortega-Murrillo, que manejan negocios y poder con enchufados y traidores, desde la “universidad criminal” que han montado en toda Latinoamérica, y sus relaciones deplorables con determinados tipos de gobiernos existentes en esa parte del mundo donde se practican tales degeneradas confabulaciones.
El tráfico de armas de guerra, el narcotráfico, contrabando de oro y otros minerales, con masiva destrucción de la naturaleza y de nuestra industria petrolera nacional, son inocultables. Tanto como la mediocridad de Diosdado Cabello al pretender que vendiendo el sofá puede quitarse de encima los cachos de la constante “bypaseada” que le propinan Nicolás y Cilia con sus alineamientos ruso-castristas. Ya de nada vale pretender una actitud de talante civilizado con el régimen Maduro-Flores para buscar restablecer supuestos diálogos en México. El infructuoso intento del gobierno de Biden en Estados Unidos, y de su embajador James Story quedan igualmente al desnudo, pues Diosdado Cabello aparece fingiendo tener poder o autoridad para mandar al respecto, y declarando “que no está decidido reasumir tales encuentros”. Ese es el juego macabro que han mantenido en nuestro país, ya por demasiados años.
La heroica resistencia cívico-militar a la genocida guerra de invasión que continúa el sociópata Vladimir Putin contra la nación ucraniana nos demuestra a todos la necesidad de un liderazgo claro al frente de una lucha de tal magnitud. Tanto a quienes estamos dispuestos a reconquistar la libertad de Venezuela junto a familias como las de El Nacional y Radio Caracas Televisión, que sí han sido verdaderas universidades del desarrollo de las comunicaciones, no solo en Venezuela sino en Latinoamérica, que también unidos a importantes medios radiales y de redes sociales podemos luchar por lo que será imperecederamente recordado, cuando sean restituidas dicha libertad y democracia por nuestros movimientos cívicos-militares de auténticas raíces libertarias.
En una próxima publicación completa prometo a mis estimados lectores tenerles, antes de que concluya este año 2022, toda la narrativa de “En honor a la verdad ”. Esa es promesa que les continuará compartiendo sobre mi personal experiencia de nuestro tiempo y espacio vital durante la democracia, y luego durante estos años del desastre y destrucción de la «guerra no convencional» y su destrucción ocasionada al venezolano y sus siete millones de desplazados. Es una historia que como hombre que he sido formado politicamente, como hijo de la democracia, haré en homenaje al legado familiar y de nuestras raíces, de sangre libertaria mirandina y auténticamente bolivariana.
@gonzalezdelcas
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