OPINIÓN

En el ojo del huracán: el mentor del papa Francisco y la Compañía de Jesús frente a la justicia civil española

por Jordi Picazo Jordi Picazo

Las acusaciones que rodean al jesuita Germán Arana

A medida que se acerca el 29 de septiembre de 2023, fecha de la continuación del juicio, las miradas están puestas en Germán Arana. Las acusaciones que pesan sobre él y su institución pueden tener profundas repercusiones en la estructura y la política de la Iglesia en España, con ondas que se sentirán más allá de sus fronteras. En este juicio se continúa la averiguación del fundamento de las acusaciones interpuestas por el sacerdote Miguel Ángel Barco, secularizado en una trama de poder dirigida por Arana y otros eclesiásticos de máximo rango, como son el ahora cardenal Omella (en ese momento obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño) y el difunto obispo emérito de Zaragoza, monseñor Elías Yanes. Barco acusa a Arana de calumnias, injurias, y de una supuesta intención de perjudicarle, además de reclamar por el daño moral y económico causado. Y el peso de la acusación descansa sobre esa carta que Arana escribió al papa Francisco.

Para su defensa, Arana intentó valerse de un supuesto delito de revelación de secreto pontificio al hacerse pública su carta. El juzgador desestimó ese particular en su totalidad y dio por buena la revelación del contenido de la carta por medios periodísticos en los estadios previos de instrucción de este proceso. En el caso de la Compañía de Jesús en España, se sienta en el banquillo como responsable subsidiaria por la fuerte suma económica que se pide al jesuita por parte de la acusación.

La carta explosiva: contenidos polémicos y su impacto

La carta de Germán Arana al papa Francisco, incluye descripciones terribles del Rvdo. Barco como:

«(…) siniestro. (…) que formaba parte de un movimiento de promoción de la liturgia preconciliar (…) mitómano, afeminado, coleccionista de ornamentos antiguos, prepotente(…). (…) Un párroco de Alcalá me comenta que infló deliberadamente las cuentas de la construcción de su parroquia, a cambio presumiblemente de intereses devengados para sí. Deja embarazada a una Chica de 17 años que da a luz una hija. Estalla el escándalo y Don Manuel [Ureña] se lo lleva a Zaragoza donde había sido trasladado como obispo, le hace párroco de un pueblo importante: Épila. Goza de tal manera de su confianza que tiene llave de la habitación del arzobispo y pasa allí las noches con frecuencia»

Pocas figuras han causado tanto revuelo en los últimos tiempos en los pasillos del poder eclesiástico en España, como el jesuita Germán Arana. ex rector del Seminario Internacional de los Jesuitas de Comillas en Madrid; ex Superior del Profesorado Jesuita de la Universidad Gregoriana de Roma y considerado asesor en la sombra del papa Francisco, su influencia se ha dejado sentir en diversas instancias de la Iglesia, desde Zaragoza en España, hasta Chile y México. Con Jorge Bergoglio, ahora papa Francisco, a quien conoció a raíz de los viajes del entonces arzobispo de Buenos Aires a Roma, comparte la orden jesuita. En medios especializados en el análisis del hecho religioso en España, Arana es considerado como aquel que decide sobre qué obispos deben nombrarse y cuáles deben bloquearse. Su brazo ejecutor de esas políticas es el cardenal Omella, presente en los estamentos más altos del Vaticano incluyendo la relevante Congregación de los Obispos. Estas operaciones se hacen al margen del mismo Nuncio del Papa en España y Portugal, monseñor Bernardito Auza, quien trabaja aislado y centrado en el trabajo que le han encomendado, a pesar de estas dificultades que le llegan del mismo Vaticano y la jerarquía española. Se ve así no solo limitado, sino bloqueado en sus gestiones con Roma a la hora, por ejemplo, de proponer las ternas de obispos para cubrir vacantes en diócesis españolas donde los obispos se han ido jubilando llegada la edad prescriptiva. En España nadie duda que estas decisiones las toma una comisión en la sombra de quien nadie ha podido dar cuenta, pero que incluye con toda seguridad al cardenal Omella y el jesuita Arana. Corresponden, en cambio, al oficio del Nuncio.

Esta amistad particular más allá de lo que la comunidad católica pudiera esperar se forjó de manera definitiva cuando Jorge Bergoglio, ahora Papa Francisco, predicó un retiro espiritual en España invitado por su amigo Germán Arana.

Puede accederse a la carta completa remitida por Arana al papa Francisco, haciendo clic en este enlace, aquí.

Otros desastres causados por Arana en Latinoamérica

Mientras que en España el nombre de Germán Arana resuena con más fuerza en relación a los trabajos de esa comisión en la sombra, y con las llamadas «Operación Zaragoza» y el «Caso Gaztelueta» (ambas tramas fueron iniciadas por Arana y Omella en 2014), entre los episodios polémicos en los que ha estado involucrado el jesuita fuera de las fronteras españolas destacan el desastre eclesial del nombramiento de monseñor Juan Barros como obispo para Osorno, Chile. Y posteriormente, el encubrimiento del obispo argentino Gustavo Zanchetta, acogido durante unos años en la misma residencia del Papa Francisco en el Vaticano y ahora cumpliendo una pena de cuatro años de cárcel en Argentina por delitos relacionados con la pederastia.

Fue Germán Arana quien convenció al Papa Francisco de la bondad del nombramiento para Osorno en Chile del obispo Juan Barros. El periodista chileno Luis Badilla no tiene dudas al visualizar una referencia al decisivo «consejo» de Arana en estas palabras dichas por el papa Francisco durante el vuelo de regreso a Chile, el 21 de enero de 2018, en defensa extrema de la inocencia de Barros, antes del giro total de pocas semanas después y bajo el peso de pruebas abrumadoras:

«El caso del obispo Barros es un caso que lo hice estudiar, lo hice investigar, lo hice trabajar mucho, y realmente no hay evidencias de culpabilidad, más bien parece que no se van a encontrar».

Estas fueron las palabras que pronunció el Papa y por las que después tuvo que pedir perdón al mundo, tras el consejo de Germán Arana a favor de Barros. Y esto es lo que pidió a los periodistas después: «Secunden su voluntad de transmitir fielmente que reconoce personalmente “haber incurrido en graves equivocaciones de valoración de la situación (…) por falta de información veraz y equilibrada”. (…) «En lo que me toca —se lamentaba el Papa— reconozco y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada. Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo personalmente, en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas (Carta del Santo Padre Francisco a los obispos de Chile, tras el informe de Mons. Charles J. Scicluna. Vaticano, 8 de abril de 2018)».

Pero lo grosso es, que Francisco sigue dándole a Arana toda su confianza y carta blanca para hacer y deshacer.

De manera similar al error con Chile, el jesuita Arana volvió a aconsejar al Papa sobre el obispo Zanchetta, tras realizar monseñor Zanchetta ejercicios espirituales en España de manos del jesuita. Esta tanda de ejercicios ignacianos de un mes de duración también los había realizado monseñor Juan Barros. Así lo había pedido Francisco para después recabar el visto bueno de Arana sobre Barros y su idoneidad para ser nombrado obispo de Osorno, en Chile.

Tras esos ejercicios espirituales, Gustavo Zanchetta fue acompañado personalmente por Arana al Vaticano, y fue acogido y promovido a cargos en la hacienda vaticana por el papa. Y todo esto se inició cuando empezaron a elevarse quejas sobre su comportamiento en Orán, Argentina. Fue entonces cuando Francisco le llamó a vivir con él en el Vaticano, por la larga amistad entre los dos desde los tiempos de Argentina del pontífice.

Antes he mencionado la Operación Zaragoza y el Caso Gaztelueta. La primera consistió en el esfuerzo conjunto y organizado del ahora cardenal Omella y el jesuita Arana durante 2014 para derrocar al arzobispo de Zaragoza Manuel Ureña. Omella había sido obispo auxiliar de Zaragoza con Elías Yanes de arzobispo (al que Manuel Ureña sucedió tras la jubilación de Yanes) desde julio de 1996 hasta octubre de 1999. Como aragonés y seguidor de la línea aperturista de Elías Yanes, Omella se sentía su sucesor natural.

Sin embargo, a Omella se le concedió algo mayor: la sede de Barcelona en 2015 y el cardenalato en junio de 2017. El ahora cardenal arzobispo de Barcelona Juan José Omella es también miembro de la Judicatura Apostólica en el Vaticano, y del exclusivo y reducido grupo de cardenales que asesora al Papa en todos los asuntos considerados más importantes.

A Don Manuel Ureña, el clero más aperturista lo querían fuera, pues era catalogado como obispo tradicionalista, «de la vieja guardia». Ureña fue el primer obispo español que celebró la misa tradicional tras la aprobación de su uso por parte de Benedicto XVI en la carta apostólica «Summorum Pontificum» de 7 de julio de 2007. Más tarde, el papa Francisco derogó sin decírselo a Benedicto XVI, en un acto coherente con lo que estamos mostrando. Benedicto se enteró por la prensa, causándole un dolor amargo según ha contado posteriormente su secretario monseñor Georg Gänswein. También cabe decir que, tras la muerte de Benedicto XVI, Georg Gänswein sufrió un desprecio nunca visto antes: Francisco le impuso un breve plazo para que marchase de El Vaticano a su país de origen, sin encargo ni honor de ningún tipo.

Germán Arana y el ahora cardenal Omella combatían una guerra distinta, fuera de los cauces que les tocaba como representantes de la Iglesia. Se admite comúnmente que Arana ha utilizado métodos cuestionables, como recopilar información falsa y pagar a personas para fabricar testimonios en Zaragoza. La recopilación ilícita de información para desprestigiar al arzobispo Ureña incluyó el trabajo desde dentro de las oficinas del arzobispado y la encomienda de redactar informes, algunos falsos, sobre la personalidad y supuesta mala gestión del ahora arzobispo emérito Manuel Ureña. Los medios de la prensa generalista española se hicieron eco de la campaña de Omella y Arana, titulando algunos artículos con la información de que Omella dirigió esa trama personalmente.

La otra carta de Arana al nuevo arzobispo de Zaragoza

Se dio el caso que el nuevo arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, despidió a la notaria diocesana Mari Carmen Amador, uno de los dos informantes de Arana y Omella desde el interior de los despachos de la diócesis. El motivo del despido fue haber perdido la confianza en ella por todo lo que Amador había hecho con el anterior arzobispo. El resultado fue que Arana informó al Papa, y el Papa tuvo una reacción que sorprende a muchos.

Arana recibió una llamada telefónica del papa Francisco el 4 de julio de 2015, y éste aprovechó para explicarle el caso del despido. Ese mismo día Arana escribió a Roberto Ferrer contándole el episodio, explicando que el Papa animaba a Amador a denunciar a su obispo por despido improcedente, y así lo hizo, quedando plasmado todo ello en la prensa española. Así reza el correo electrónico de Arana a Ferrer:

«Querido Roberto: El informe al Papa se ha producido antes de lo que pensaba. Me ha llamado, por otro asunto, a las 10:00 am, y he aprovechado para contarle el asunto. (…). Y cuando le he hablado de la oficial jurídica del tribunal metropolitano, me responde: “¡Pero si es la que me informó!” (…). Le ha causado una gran pena. Y me ha agradecido la ayuda que os pueda prestar».

Más tarde, a finales de mayo de 2016 Germán Arana escribe a Don Vicente Jiménez en su estilo muy personal:

«A S.E.R. Mons. Vicente Jiménez Zamora, arzobispo de Zaragoza. Querido Don Vicente, me ha llamado Don Roberto Ferrer comentándome con mucho dolor el despido acelerado de Doña María del Carmen Amador. (…) en conciencia me veo obligado a exponerle algunos hechos de los que he sido testigo directo, sin otro propósito que ayudarle en la pesada responsabilidad que la Iglesia ha puesto sobre sus hombros de buen pastor».

Arana deja así expuesto al papa Francisco al hacer público que las razones de este para fulminar bruscamente a Monseñor Ureña, anterior arzobispo de Zaragoza, no fueron de salud, como anunció el papa Francisco públicamente. Y prosigue Arana en la carta a monseñor Jiménez:

«La altura de miras, inteligencia, sentido de la justicia y amor a la Iglesia con la que Dña. María del Carmen Amador supo moverse, con el apoyo de su superior inmediato el juez eclesiástico D. Roberto Ferrer, (…) fueron claves para concluir con el proceso de información sobre la actividad del arzobispo Ureña. Proceso que concluyó, como Ud. sabe, con la gravísima provisión del Santo Padre de pedirle su inmediata dimisión».

En las líneas que ahora siguen se aprecia una animadversión de Arana hacia el arzobispo emérito Manuel Ureña:

«Es una personalidad esquizofrénica, religiosamente vacía y sin principios morales. Sigue cometiendo imprudencias y dando pábulo a aquellos a los que aún puede controlar. Es lamentablemente muy posible que toda la corrupción finalmente se haga pública (…) Su nombramiento como Arzobispo, querido D. Vicente, nada tiene que ver con el plácido coronamiento de una meritoria carrera. Fue decisión directa y personal del Santo Padre, fuera enteramente de los cauces ordinarios, para restaurar una Iglesia profundamente herida (…). De una manera discreta he tratado de fomentar esta comunión y la adhesión a su persona con todos los que he podido hablar. Incluso hace apenas tres días con el Sr. Nuncio a quien le ponderé su manejo de una situación sumamente difícil que requiere tiempo y buen hacer para irse encarrilando. Y también lo he hecho, no le quepa duda, con Roberto y Antonio [Más] (…)».

Puede accederse a la carta completa haciendo clic en este enlace, aquí.

El Caso Gaztelueta

Por otro lado, el Caso Gaztelueta se refiere a los trabajos iniciados de la mano del cardenal Omella y el jesuita Arana también en 2014 en ayuda de la familia de una supuesta víctima de abusos sexuales en un colegio del Opus Dei en Bilbao, España. Este caso dura hasta el día de hoy, puesto que desde 2015 se llevó a cabo, a petición de Omella y Arana, una investigación encargada por el papa, con visitador vaticano incluido.  Finalizada la fase de instrucción de los hechos, la Congregación para la Doctrina de la Fe cerró el caso por falta de pruebas.

No contentos con esto, Arana y Omella impulsaron el deseo de la familia de perseguir la re apertura del caso civil, que también se había cerrado. El resultado final fue doble: conseguir la condena a once años de cárcel para el profesor implicado, y solicitarse la re apertura del caso canónico apoyándose en la condena en instancias civiles. Todo ello es muy irregular, ya que se trata de dos jurisdicciones distintas. El profesor llevó las irregularidades del caso al Tribunal Supremo, que reconoció graves defectos de forma y de fondo, reduciendo la pena al mínimo de dos años.

¿Qué llevó a la intervención de Arana y Omella, y por qué este caso en particular ha atraído tanta atención y controversia? Hay que saber, para comprender esta relación, que la familia Cuatrecasas contactó con Germán Arana para pedirle consejo sobre su causa contra el colegio Gaztelueta del Opus Dei donde un hijo suyo había supuestamente sufrido abusos sexuales, dado el historial conocido de Arana de animadversión a la Iglesia más conservadora. Arana les facilitó como abogada el contacto de una amiga, que ahora defiende a su vez a Arana ante los tribunales por el caso contra Arana que nos ocupa. El consejo que Arana dio a la familia Cuatrecasas fue que se desplazaran a vivir a la región de La Rioja en España, donde en ese momento Juan José Omella era obispo. Así, por la amistad de Arana y Omella con el recién nombrado Francisco (13 de marzo de 2013) la familia Cuatrecasas se desplazó a vivir a la diócesis de Omella en la semana santa de 2013.

El «caso Gaztelueta» sigue, decíamos, y la voz pública de académicos y de juristas se alza estos meses en España por las irregularidades y el linchamiento mediático del que ha sido víctima ese profesor. El Vaticano ha constituido un tribunal nombrado a dedo por el cardenal Omella para re iniciar un juicio canónico, decíamos. Sin pruebas nuevas, saltándose principios inviolables del derecho como es la presunción de inocencia. Sin embargo, el Vaticano guarda un silencio de opacidad, habiendo pasado las fechas en que se esperaba de modo inminente las conclusiones. Sí que se ha visto la promoción rápida de monseñor Satué a miembro de la poderosa Congregación de los Obispos recientemente.

Omella ha seleccionado para presidente de este tribunal al obispo que junto a él llevó los papeles para la secularización del Rvdo. Barco: monseñor José Antonio Satué. Y Arana se llevó a Satué a México para que le ayudase a predicar un retiro a sacerdotes mejicanos durante dos semanas. Arana y Satué, juntos un mes en México, solos, con tiempo para planifica.

Los ojos de la Iglesia puestos en el juicio a Arana

A medida que se acerca la fecha del reinicio del juicio el próximo 29 de septiembre, las miradas están puestas en Germán Arana. Las acusaciones que pesan sobre él y su círculo cercano pueden tener profundas repercusiones en la estructura y la política de la Iglesia en España, con ondas que se sentirán más allá de sus fronteras. El lector podrá ampliar a su gusto la información de estos pormenores a través del libro electrónico “Operación Opus Dei”, obra de investigación de la firma Beacon Books, disponible en Amazon. También está disponible el libro «Informe Zaragoza», que el equipo de investigación «JacquesPintor.com» entregó en mano al Nuncio del papa en España, monseñor Auza. Seguiremos informando acerca del contenido de la acusación, el escrito de defensa, y los interrogatorios en el juicio.