En días pasados se perpetró en Nueva Orleans un ataque que se está investigando como terrorismo, que dejó 15 personas fallecidas y 30 heridos aproximadamente.
El atacante: Shamsud Din Jabbar, quien se convirtió al islam a una edad temprana y sirvió en el ejército norteamericano, nada más y nada menos que en el área recursos humanos e informática; en 2009 fue desplegado en Afganistán, allí habrá hecho su posgrado en maldad.
En su carro consiguieron una bandera del Estado Islámico; igualmente, el asesino-terrorista grabó vídeos antes del ataque en el que declaraba que se había unido a ISIS.
“Casualmente” el vehículo utilizado por el terrorista fue alquilado en la misma plataforma del que explotó frente al Trump International Hotel en Las Vegas el mismo día; quizás el “destino casual no era casualidad”.
Es inaceptable hablar en estos actos de “lobos solitarios”, en estos crímenes siempre hay alguien detrás, el que radicaliza es un instigador al igual que los autores intelectuales, cómplices y demás que participan en el evento con la misma responsabilidad.
Obviamente no se puede generalizar con el islam, pero no se ve a las organizaciones de ellos desligarse de estos eventos que han enlutado al pueblo norteamericano, ni ponen en marcha una política para controlar los mensajes radicales que se promueven en las mezquitas y centros de estudios. No hay una autoridad religiosa que dé una orden de parar con esto.
El senador John Kennedy está pidiendo reacciones contundentes a estos eventos.
Esto ocurre en los días navideños como un mensaje claro de que la guerra es contra Occidente.
Hay que buscar mecanismos idóneos, utilizar la inteligencia artificial y todos los medios para lograr una vigilancia extrema a la gente en proceso de radicalización y ejercer una supervigilancia en mezquitas o donde haga falta, en cualquier sitio de culto en el que se sospeche que esto está pasando.
Ahora vemos al hermano del asesino diciendo que era un hombre amable y bueno, y que no se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo, ¡Por favor!, allí hay complicidad en cada rincón y el dinerito le llega con el tiempo a la familia.
Toda esta gentuza actúa en el nombre de un Dios que no puede ser el mismo que el de Moisés o Jesús. Extraña que parte de los hijos de Abraham tomaran este atajo en la vida, pero al parecer esto da muchos dividendos, aunque a los terroristas solo se les ofrecen 72 vírgenes, el ver a Alá y reunirse con sus familiares, algo que no lo creen los mismos adoctrinadores.
Hay que investigar la ignorancia que se está promoviendo en Occidente para destruirlo y que con fondos multimillonarios provenientes de Medio Oriente ya tomaron las casas de estudios más reconocidas, esas que hoy pierden su prestigio de manera vertiginosa y que han contribuido a globalizar la violencia.
Menuda tarea le están dejando a Mr Trump, pero como dice Torrente: “Ese tío puede con eso y más”.
Basta ya de crímenes en nombre de un Dios que no quiere esto y que seguramente tiene los hornos del infierno a toda máquina atajando a estos terroristas, cuando se da la suerte de que son dados de baja.
X: @davidbittano
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