OPINIÓN

En Barinas salen derrotados los Chávez, Maduro y Cuba

por Antonio de la Cruz Antonio de la Cruz

El heredero de Hugo Chávez fue derrotado este domingo en la tierra natal del “comandante supremo y eterno”, Barinas. En esta ocasión, la derrota fue aplastante. La diferencia de casi 500 votos en la elección del 21N pasó a ser 70.000 después de 7 semanas. En términos porcentuales el margen de la pérdida saltó de menos de 1% a 14%.

La patraña montada por el cabellomadurismo en las regionales del 21N ─la repetición de los comicios de gobernador tras la anulación del triunfo del candidato opositor Freddy Superlano─ no funcionó, a pesar de haber usado todos los recursos del Estado, el desplazamiento militar y el control institucional a favor del exesposo de la hija mayor de Chávez, Jorge Arreaza.

La doble derrota del PSUV en Barinas es una muestra de la gran insatisfacción que tiene actualmente el venezolano con Maduro y los Chávez.

En la primera jornada (21N), el derrotado fue el hermano del fallecido presidente, Argenis Chávez. Los 20 años de gobierno regional de la dinastía llegaban a su fin.

Algo que la nomenclatura de Cuba no aceptaba porque simbolizaba el inicio del ocaso del mito revolucionario de la “epopeya bolivariana”, su invencibilidad. En consecuencia, acarreaba el riesgo de ser el principio del fin del usufructo cubano de Venezuela. Por ello, Maduro asumió el reto de mantener la lucha por la Gobernación de Barinas sin importarle el precio que pagaría.

Después de su sorpresivo viaje a Cuba para homenajear a Fidel Castro, expulsó a los representantes que quedaban de la Misión de Observadores Electorales de la Unión Europea, acusándolos de ser “espías” e “infiltrados” ─una práctica típica del régimen cubano─.

Sin embargo, el pasado domingo, los derrotados fueron Maduro y el Partido Comunista de Cuba. Se ratificó que el ocupante del Palacio Miraflores no cuenta ya con el apoyo popular. No existe conexión emocional con las mayorías.

La intimidación con los 25.000 funcionarios policiales y militares desplegados en 1.000 mesas de votación, la repartición de neveras y electrodomésticos, y el abastecimiento a la región con la gasolina y el gas que escasean en todo el país no funcionaron para alzarse con la victoria.

Maduro y el Partido Comunista de Cuba son entonces los responsables del fracaso electoral que tiene una lectura nacional. Expresa el nivel de rechazo que mantiene actualmente el cabellomadurismo en el país.

Además, el fracaso de Barinas en un segundo intento abre el camino para establecer la hoja de ruta de la solución a la crisis política surgida después de la elección presidencial en 2018, que va desde la activación del referéndum revocatorio a Maduro en 2022 hasta la elección por un recorte del mandato de Maduro con una parlamentaria.

Si el cabellomadurismo sigue sin escuchar la voz del pueblo y decide aferrarse al poder radicalizándose, amenazando con meter a la cárcel a Juan Guaidó y otros 23 integrantes del gobierno interino, podría crear las condiciones para una salida inesperada, desde una insurrección militar hasta una rebelión popular.

Para los factores democráticos el triunfo de Barinas deja varios aprendizajes. El primero es la unidad de propósito y dirección. Cuando ha estado presente en los distintos escenarios electorales se ha alcanzado la victoria. Históricamente, los mayores avances que ha logrado frente al PSUV han sido de tipo electoral.

Además, reafirmó que el voto es un medio que le permite al ciudadano ejercer su poder, eligiendo. Claro, cuando la participación es mayoritoria. Las cifras de las elecciones de este domingo se ubican en más de 52%, 6 puntos porcentuales por encima de la del 21N.

Otra lección es que el cara a cara, el contacto directo pateando la calle reconstruyen la confianza con el elector frustrado por la gestión del régimen de Maduro y compañía.

Después de Barinas, el cabellomadurismo y el Partido Comunista de Cuba deberían entender que hay que buscar una salida negociada para poner fin a la calamidad que atraviesa la mayoría de los venezolanos. La solución no es el éxodo, ni la represión ni las amenazas.

Es la hora de trabajar por el bien común de los venezolanos, tomando en cuenta que en Barinas fueron derrotados los Chávez, Maduro y Cuba.