La empresa privada se ha venido convirtiendo en un factor de desarrollo y bienestar social, consolidándose como la razón del crecimiento económico y social sostenido que se observa en todos los países del mundo, independientemente del modelo político que exista.
En aquellos países de mayor crecimiento económico es donde las empresas privadas logran elevados niveles de producción, distribución y comercialización de los productos que consumimos, sosteniendo no sólo las necesidades del mercado interno sino su exportación para el consumo de otros países. Sus efectos positivos en el bienestar social son evidentes en la creación de empleos bien remunerados, contribuyendo con ello a mejorar sustancialmente el ingreso familiar y la capacidad de consumo, lo que se ve reflejado en la calidad de vida y los niveles de felicidad de la población de acuerdo con lo establecido por las Naciones Unidas.
Los niveles de desempleo observado en esos países donde la actividad desarrollada por las empresas privadas es el factor determinante en el crecimiento económico son de los más bajos del mundo menores al 5% y el promedio salarial supera los 20.000 dólares al año. Esto permite sostener el consumo interno a niveles de los más altos entre la comunidad de naciones.
En los últimos 30 años la empresa privada pasó a ocupar más de 90% del total de la actividad económica mundial, convirtiéndose en la principal fuente de empleo y el factor fundamental en lograr los mayores niveles de bienestar y desarrollo social, así lo observamos en los países donde su presencia es fundamental en alcanzar no solo crecimiento económico sino los mayores ingresos per cápita y calidad de vida.
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