“To be, or not to be”. Hamlet
“Y mi bolsa CLAP”. Un pendejo
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«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre». Miguel de Cervantes.
La libertad de expresión en este país me recuerda La diatriba de amor contra un hombre sentado. Monólogo apasionado, contradictorio, amargo, tierno, cínico… con las frases colocadas como si fueran aquellos versos que escribió para que nunca fueran publicados. Esta pieza de teatro de García Márquez presenta un antagonismo entre el amor y la riqueza, una afinidad entre la juventud, la pobreza y el amor -cuando eran pobres-, pues el marido había renunciado a su herencia, Graciela y su marido se amaban. Graciela exclama: “¡Qué felices éramos, Dios mío!” El bienestar económico del presente va ligado a la ansiedad, la frustración, la infelicidad y el sentimiento de insatisfacción.
Diatriba que siente en su corazón cada Juan Bimba de barrio. Un ejecutivo plenipotenciario rechazado por casi 80% del electorado. Una oposición sin músculo organizativo partidista y electoral. Decenas de candidatos. Decenas de partidos. Millones de almas frustradas por los egos y vanidades de los políticos de profesión.
¡Nadie ama a esta nación! Qué tristeza reconocer que solo unos cuantos ignorados, sufrimos por nuestra patria, por nuestra tierra. ¡Nos importa un carajo el dinero fácil o el poder!
Dos discursos parecen enfrentarse en ese final de fotografía que muchos desean. El discurso de un joven que promueve la unidad. Quiere la necesaria coalición de toda una sociedad fragmentada por veinte años de amargura. Y el discurso reaccionario, duro, auténtico y hasta necesario. Pero inútil “per se”
Queremos elegir un presidente que nos guíe a nuevos rumbos. A una Venezuela moderna, con normas, con respeto, con dignidad. Queremos elegir a quien presidirá el Ejecutivo Nacional. Quien gane tendrá la difícil labor con su poder político, de devolverle a todas las instituciones la independencia requerida, para lograr en el menor tiempo posible la democracia que anhelamos.
No queremos venganza. ¡Anhelemos justicia!
No queremos revanchas. ¡Deseemos la paz y la estabilidad social!
Lo que nos pasó, fue la consecuencia de nuestra irresponsabilidad ciudadana, de nuestro poco amor por la patria, de nuestra ignorancia política y del pensar que sin esfuerzo y compromiso, tendremos la nación que soñamos.
Nelson Mandela logró integrar un país donde las diferencias de los odios ancestrales parecían indisolubles. Él tuvo una visión de una nación para todos.
Yo quiero una Venezuela para los venezolanos. Carlos ha sido enfático en expresar eso, en todas las latitudes y en todos los estratos. Es casi un ruego. Necesitamos que todos los venezolanos participen y elijan a quien nos guíe a una Venezuela unida y próspera.
¡Os pido que por favor por esta vez piensen que el liderazgo es colectivo!
Olvidemos el mesianismo.