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Eliminación política del Partido Comunista de Venezuela por el PSUV

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La singular batalla protagonizada por Jorge Rodríguez contra Óscar Figueras constituye un conflicto por el alma y la simbología del discurso de vanguardia, revolución, cambio y progresismo en Venezuela, con el cual se suelen identificar los movimientos políticos de tendencia izquierdista, que suelen asumir las doctrinas y obras de Karl Marx, Vladimir Lenin, Fidel Castro, Mao Tse-tung, León Trotski, Antonio Gramsci y muchos otros políticos y pensadores que no es posible nombrar en tan breve espacio.

Aunque muchos no le den importancia a esta situación, si tiene una fundamental prioridad para el PSUV,  cuyos dirigentes en su juventud conocieron la caída de la Unión Soviética debido a las reformas políticas y económicas que se llevó a cabo durante el último gobierno de Mijaíl Gorbachov (la perestroika que se ocupaba de la reestructuración económica de la Unión Soviética y la glásnost que pretendía atenuar las políticas restrictivas que impedían la libertad de expresión y la libre circulación de las ideas).

Esta situación traumatizó políticamente a muchos políticos de izquierda, que decidieron que jamás debían reconocer fallas o errores político-administrativos de ningún tipo, sin importar lo evidente que fueran y que el control de la propaganda y la verdad oficial era vital para la supervivencia de cualquier gobierno de izquierda que llegará a surgir en el futuro.

Mientras algunos denuncian una reforma económica en camino mucho mayor que las de Carlos Andrés Pérez en 1989, con una ola gigantesca de privatizaciones realizadas en secreto, aprovechando la cláusula de confidencialidad de la denominada Ley Antibloqueo, otros plantean que la reforma económica no corre pareja a reformas políticas del mismo tenor, sino que más bien apuntan a la creación definitiva del Estado comunal con la propuesta cronológica de establecer 200 ciudades comunales antes del 24 de junio de 2021, por lo cual hay una abierta contradicción entre una apertura política y una apertura económica.

Es en este campo de batalla ideológico donde el PCV se convierte en un enemigo insoportable para la propaganda del PSUV, la cual plantea que el monopolio de la búsqueda y obtención de la justicia social, las reivindicaciones laborales, la libertad individual, el progreso material de las mayorías y la misma independencia de Venezuela comenzó en 1999 y que antes de esa fecha, todo era obscuridad, mentira, manipulación y atraso y por ello, solamente se puede salvaguardar dichas garantías, derechos y privilegios sino cambia el gobierno nacional, calificando a todos los demás actores políticos de pusilánimes, traidores y agentes del Imperio.

La supuesta campaña de priorización de 145 carreras universitarias prioritarias, donde se direccionarán los recursos humanos en las universidades públicas y donde algunos profesores han denunciado la intención de  eliminación de las “carreras humanísticas”, tiene como trasfondo esta lucha, donde el gobierno elimina o reduce a la impotencia a todas las escuelas, donde existen fuerte conexiones históricas y organizativas del profesorado con las ideologías marxistas, trotskistas y de “izquierda ” ,  para evitar toda futura oposición ideológica al gobierno de Nicolás Maduro, conocedores de la estrategia de la Hegemonía Cultural de Antonio Gramsci, quien perfiló primero el dominio cultural para luego llegar al dominio político.

Por ello, la importancia que tiene para el PSUV el sometimiento o eliminación del PCV, ya que su opinión disonante pesa demasiado desde el punto de vista simbólico, cuestionando toda la narrativa revolucionaria de la gestión de Nicolás Maduro en Miraflores y mucho peor para este desde el punto de vista estratégico, defendiendo a los trabajadores y sindicatos existentes, ante la amenaza de las privatizaciones, de la cual depende el apoyo directo de los gobiernos de la Federación Rusa,  la República Popular China y la República Islámica de Irán.

Ciertamente, los movimientos internacionales políticos de izquierda, como la Internacional Socialista, los Movimientos sindicales y la inmensa mayoría de los líderes mundiales de partidos laboristas, prefieren guardar silencio ante las evidentes desviaciones estatutarias, legales y de todo tipo que se dan en Venezuela casi todo el tiempo, debido a la cobertura simbólica y política construida por Hugo Chávez, que hace muy difícil para muchos de ellos reconocer las evidentes contradicciones entre lo dicho y lo hecho.

Y es que a pesar de la desaparición de buena parte de la asistencia financiera a muchos países, con contadas excepciones, lo cierto es que hay una sólida red de organizaciones políticas y culturales en defensa del gobierno de Nicolás Maduro, que quedarían muy mal si se cuestiona el espíritu revolucionario, antiglobalización, ecologista y socialista que difunden estas organizaciones en sus países, siendo inexplicable un conflicto existencial con el PCV a excepción de que los acusen a todos de ser agentes de la CIA estadounidense.

Si las sanciones estadounidenses han reducido en más de 90% los ingresos del Estado, no es exagerado pensar que un fracaso de la política de privatización de las empresas públicas, pondría contra el piso a las finanzas públicas de forma permanente y por ello, no puede el gobierno de Maduro darse el lujo de  esta situación que puede abarcar decenas de empresas públicas y centenares de miles de trabajadores que actúan como funcionarios públicos.

Es muy evidente que de no poder callar las declaraciones públicas de Óscar Figueras y los demás integrantes del PCV, especialmente de sus cuadros sindicales, no quedará otra opción que intervenirlo utilizando la metodología del Lawfare, utilizada contra otros dirigentes políticos que perdieron tarjetas partidistas e instalaciones de uso político.

De no prosperar estas medidas, podríamos ver el extremo de ver que el PCV sea declarado proscrito, ilegalizado como décadas atrás y que deba enfrentar toda la fuerza policial y militar de un gobierno que se denomina obrerista, revolucionario, antiimperialista, patriota, vanguardista, humanista y progresista…

De llegarse a esta situación, que sin duda sería celebrada por muchas personas de un pensamiento ideológico distinto, tendríamos la situación política que se dio en la República de Indonesia, en 1965-1966, con las evidentes diferencias de que en aquella época se desató la cacería política anticomunista más grande de la historia, bajo la orientación de la CIA y que desembocó en una cantidad desconocida de víctimas de entre 1 a 3 millones de asesinados, exterminando dicho partido político en cuestión, mientras que en Venezuela se podría esperar la detención o exilio de centenares o miles de cuadros, de acuerdo con el panorama que se presente.

 

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