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Elegir un presidente no es suficiente

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Este artículo ha sido una experiencia muy interesante y un gran aprendizaje. El texto contenía 2.971 palabras y, claro, era demasiado largo. Solicité a AI que –luego de haberlo redactado– analizara y criticara el texto y me respondió: «¡Claro! Si tienes un texto largo que te gustaría que analice y critique, puedes simplemente pegarlo aquí y con gusto lo revisaré. Sin embargo, ten en cuenta que si el texto es muy extenso, mi análisis y crítica pueden ser un poco más generalizados debido al tiempo y recursos computacionales limitados. Pero, en la medida de lo posible, trataré de proporcionarte una evaluación útil y constructiva. ¡Adelante! Por favor, comparte el texto y estaré encantado de revisarlo».

Lamentablemente, sí resultó demasiado largo para su capacidad o para los recursos computacionales disponibles o para los límites que le han impuesto. Entonces solicité que analizara y criticara el texto por párrafos y el resultado fue muy confuso. No era cierto que, como había afirmado anteriormente, pudiera recordar y relacionar sus respuestas anteriores y los contenidos de los análisis de los párrafos anteriores. Hasta hubo una oportunidad en que la respuesta que recibí fue algo, digamos…tajante. Entonces decidí que no plasmaría todo lo que quería sino que me limitaría. Y sucedió que los párrafos ya reducidos los calificaba de simplistas, reduccionistas, sin base empírica, sin argumentos e insuficientes para la comprensión de los lectores.

Pensé, entonces, que ¡al trasto con AI! Decidí que elaboraría una lista de las ideas y de las conclusiones al estilo de un sumario o resumen y dejaría el texto completo para quien estuviera interesado. A fin de cuentas, las limitaciones de caracteres del pasado en la prensa escrita ya no son necesarias porque ya no es necesario diagramar el espacio de la página de un periódico.

Resumen

  1. Observo demasiado enfrentamiento en la oposición. No augura nada bueno.
  2. En la oposición ha calado un nuevo término que es el «pragmatismo» y que adversa a quienes sostienen principios fundamentales. En mi opinión una solución no es tal si su única cualidad es ser pragmática. Lo cierto es que el pragmatismo es apenas una de las ocho cualidades de las soluciones. Una propuesta que no respete los principios fundamentales no es una solución; es un plan basado en que el fin justifica los medios y no perdurará.
  3. Relato una anécdota con AI.
  4. Llevamos 24 años de sometimiento a la violencia. La violencia ha sido aplicada paulatinamente. Hoy en día hay lugares (cárceles y centros de detención) y sectores geográficos (arco minero) donde se ha llegado a practicar el último nivel de violencia: la barbarie.
  5. Hago advertencias:
    • No soy capaz de enunciar ni abordar todos los problemas que nos aquejan.
    • No abogo por acciones violentas ni autoritarias.
    • No tomo en cuenta si hay grupos o factores activos en la esfera interna que pudieran decidir tomar el control total frente a un eventual desencadenamiento de acciones violentas. Pudieran haber intereses extranjeros que bien pudieran tomar ventajas de los desórdenes y debilidades para alcanzar con éxito sus objetivos geopolíticos.
    • Aquí no encontrarán ni recetas ni soluciones porque no soy capaz de hacerlo ya que mi nivel de información es muy limitado.
  6. Sostengo que elegir un presidente no es suficiente. No es un fin en sí mismo y no lo es en ningún tipo de estado; sea democrático o sea autoritario.
  7. Me planteo tres preguntas relacionadas con la oración «Elegir a un presidente no es suficiente»: «¿Qué es lo suficiente?», «¿Suficiente para qué?» y «¿Qué perfil se necesita?».
  8. Como precedente para abordar las respuestas a las preguntas presento la idea del «Estado de la Nación» y la defino como las circunstancias políticas, económicas, sociales, culturales y de otro tipo que afectan a un estado en un momento determinado y desarrollo mi visión del Estado de la Nación para luego mostrar mi limitada visión del Estado de la Nación.
  9. Presento y desarrollo mi idea de la verdadera naturaleza de las elecciones e intento sugerir que los eventos electorales –cuando se han efectuado o tratado de efectuar- no son la causa primera o eficiente de las caídas de los regímenes autoritarios.
  10. La respuesta a «Qué es lo suficiente» es que lo suficiente consiste en la agrupación unitaria de la nación detrás de un objetivo inmediato y único cuya fuerza y determinación sea de tal magnitud, estabilidad y firmeza que sobrepase y apabulle las posiciones de resistencia de los tiranos (porque nunca existe un tirano solo) para restablecer el orden y acabar con la barbarie.
  11. Planteo mi visión de cómo se justificaría una intervención del sector militar siempre bajo el estricto apego a la constitución.
  12. La respuesta a la pregunta «¿Suficiente para qué?» es: para que tenga el poder y la oportunidad de comenzar a reparar los daños profundos y duraderos causados por la aplicación prolongada de la violencia durante 24 años.
  13. Desarrollo la respuesta a la pregunta ¿Qué perfil se necesita?: Quien realmente tenga como objetivo dirigir los destinos de nuestra nación dañada y sufrida debe -primero que todo- conocer el Estado de la Nación que anhela dirigir desde la más alta magistratura. Debe no solo conocer el Estado de la Nación sino también tener la capacidad, conocimientos, discernimiento, experiencia, medios, planes, apoyo, equipo, estrategias, tácticas y coraje para acometer políticas públicas efectivas que sanen las heridas infligidas y sobrevivir a los golpes de Estado y a los magnicidios.
  14. Presento el concepto de «LA PERSONA»: quien, con su equipo, medios y planes, sea capaz de sanar. Y aclaro que el término «LA PERSONA» muy bien puede entenderse en (a) singular o en (b) plural, o en (c) género masculino o  en (d) género femenino y en cualquier combinación de (a), (b), (c) y (d) que resulte eficaz.
  15. Termino el texto con cinco párrafos en los cuales planteo 9 ingenuas preguntas a los eventuales candidatos, sea por vía de primaria o sea por postulación directa a los comicios del 2024. Coloqué como notas finales unas brevísimas notas biográficas sobre ciertos personajes que menciono.
  16. Me despido con mi deseo de que Dios guarde a V. E. muchos años,

Hasta aquí el resumen. Ya cumplí con una opinión corta y a continuación sigue el texto completo con el material que había preparado.

Texto completo

Observo que vamos por un muy mal camino. ¡Un pésimo camino! Hay que corregir aceleradamente rumbos y conductas con sensatez. Las pasiones están desatadas y causan mucho daño. Observo, leo y escucho agresiones en una batalla campal de todos contra todos.

Para empeorar la situación, ahora aparece el virus del pragmatismo puro que separa aún más: pragmáticos puros vs los principistas como si fueren bandos que se desprecian mutuamente.

Mi opinión es que las soluciones tienen que ser pragmáticas pero siempre deben respetar los principios fundamentales. O puesto de otra manera: una solución pragmática radical que no respete los valores fundamentales no es una solución ya que carece de las cualidades de una solución. Una solución tiene que ser definitiva, final, completa, sostenible, legítima, permanente, ejecutable (ergo: pragmática) y que satisfaga los intereses, necesidades, derechos y principios fundamentales. El pragmatismo puro es la fuente de la tiranía y se concreta en la frase «El fin justifica los medios». Una frase que se le atribuye a Martin Luther King, Jr. refleja la concatenación entre una solución y el principio fundamental de la justicia: «La paz no es solo la ausencia de conflicto, sino la presencia de la justicia».

Una de varias cualidades necesarias del ser para ser no puede convertirse en el ser mismo.

Por cierto a título de anécdota: por fin, pegué una con AI. Esta vez fui más conciso que AI. Mientras más corto y preciso, la calidad de la respuesta es mejor. Le pregunté si la anterior oración era lógica y me respondió: « La oración tiene una estructura compleja y puede ser difícil de entender a primera vista. Pero si la analizamos con detenimiento, podemos comprender su significado. La oración dice que «una de varias cualidades necesarias del ser para ser» no puede «convertirse en el ser mismo». Es decir, la oración sugiere que hay varias cualidades necesarias para ser (algo), pero ninguna de ellas por sí sola es suficiente para constituir el ser mismo. Por ejemplo, podemos pensar en un artista que tiene varias cualidades necesarias para ser un gran artista, como la creatividad, la habilidad técnica y la perseverancia. Ninguna de estas cualidades por sí sola convierte al artista en un gran artista; se necesitan todas ellas en conjunto para lograr ese nivel de excelencia. Por lo tanto, la oración tiene lógica y sugiere que el ser (algo) no se puede reducir a una sola cualidad, sino que es el resultado de varias cualidades necesarias que se combinan para formar el todo».

Esta pesadilla que vivimos hoy se inició hace más de 24 años durante los cuales la violencia se apoderó del país, ciudades, calles, casas, familias, parejas, parientes, amigos, vecinos, compañeros y conocidos.  Y lo que parece es que nos acostumbramos a ser víctimas de la violencia. Claro: lo que está adentro, está afuera y viceversa y así nos acostumbramos a vivir envueltos en la vorágine de la violencia.

Pienso que debo advertir que no abordo todos los problemas políticos, sociales, económicos, culturales porque simplemente me parece imposible para un solo ser humano. También deseo manifestar que, de ninguna manera, abogo por soluciones violentas ni autoritarias y que estoy convencido que el uso de la violencia puede empeorar el status quo. Tampoco tomo en consideración que en toda nación hay grupos activos y factores con mucho poder con intereses particulares y grupales a quienes no les convienen cambios al status quo y quienes podrían pretender asumir el control total. Así como los hay en la esfera interna, hay intereses extranjeros que bien pudieran tomar ventajas de los desórdenes y debilidades para alcanzar con éxito sus objetivos geopolíticos. Tengo que reconocer que aquí no encontrarán ni recetas ni soluciones porque no soy capaz de hacerlo ya que mi nivel de información es muy limitado.

Elegir un presidente de la república no es ni será suficiente. No es un fin en sí mismo sino un medio. ¡Quizás pueda usar el adverbio «nunca» pero no estoy seguro! No lo es en un Estado democráticamente organizado y operando constitucionalmente como tampoco lo es en un Estado autoritario.

Hay tres preguntas relacionadas con la oración «Elegir a un presidente no es suficiente» y son muy válidas: « ¿Qué es lo suficiente?», « ¿Suficiente para qué?» y « ¿Qué perfil se necesita?».

Permítaseme primero incorporar ahora (1) el concepto de el «Estado de la Nación» y (2) cómo veo la verdadera naturaleza de las elecciones antes de responder a estas tres preguntas. Por cierto, el nombre me lo copié de los americanos y le cambié el significado ya que allá significa otra cosa: el discurso anual del Presidente de EE. UU. ante ambas Cámaras del Congreso en sesión conjunta.

Entiendo el «Estado de la Nación» como las circunstancias políticas, económicas, sociales, culturales y de otro tipo que afectan a un estado en un momento determinado. Una nación se puede encontrar en una espléndida situación política, social, económica, cultural y de solidaridad social o puede encontrarse en la más horrenda y aberrante situación, totalmente destrozada y traspasados los límites de la dignidad de los seres humanos. Apuesto a que existe un término ya acuñado y una definición mucho mejor formulada.

Un grave defecto que afecta a mi percepción del Estado de la Nación venezolana es que se limita a lo que conozco. Estoy seguro que otras personas aportarían circunstancias y características que a mí se me escapan. Nada anormal y, además, demuestra que no es conveniente actuar en solitario. Mi limitada percepción es que  hoy nuestra nación está profundamente dañada y herida. Ha sido sometida por mucho tiempo a las más terribles formas de violencia y hemos llegado a conocer de lugares y zonas geográficas donde se practica la barbarie. Esa es parte de la realidad que percibo.

El Estado de la nación venezolana en términos de problemas –el lado negativo-  puede describirse como una nación bajo un régimen usurpador, clientelar, títere, autocrático, autoritario, terrorista, militarista y cleptocrático, sin estado de derecho, inconstitucional e ilegal. El país está invadido, entregado a potencias extranjeras. La nación es brutalmente desigual, dividida, enfrentada, muy violenta, injusta, cruel, oportunista, con traumas y cicatrices psicológicas, sufriendo de angustia, ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático que no sanarán de inmediato y que pueden perdurar por décadas.

Se le puede añadir a lo anterior la pérdida de la confianza del ciudadano en sí mismo y en quienes le rodean, la inestabilidad económica que beneficia a una pequeña élite a expensas de la población en general, la disminución de la educación y del capital humano, las constantes violaciones de los derechos humanos de nacionales y extranjeros, miedo e intimidación generalizados, oportunismos, traiciones, delaciones, pérdida de capital intelectual y cultural, ausencia de acceso a la información, a las ideas y a los eventos de la actualidad del planeta, separaciones familiares y rupturas en las comunidades, discapacidades físicas y cognitivas, fragmentaciones políticas violentas, tensiones sociales y culturales, cambios demográficos, retrasos educativos, disparidades de oportunidades educativas, bajos niveles de alfabetización y de formación, desnutrición irreparable de infantes, riesgos de enfermedades nuevas y ya erradicadas, costos de salud impagables, brutales impactos negativos en los sectores poblaciones más vulnerables, desaparición de las oportunidades de movilidad social y económica no importando los esfuerzos individuales, sometimiento a trabajos forzados, prostitución de adultos y de menores, drogadicción y, en fin, otros muchos más que se me escapan y que, sumados, son el cultivo ideal para la imperio de la extrema pobreza si no un estadio aún peor: la barbarie.

Estos daños –que son actuales, presentes, crónicos y nada imaginarios- son el resultado de la aplicación sistemática de herramientas de sometimiento de las poblaciones basadas en la manipulación, lisonja, aturdimiento, dádivas y promesas que luego han desembocado en la aplicación de la violencia a largo plazo contra la sociedad.

No es nada nuevo. Desde hace muchos siglos, muchas naciones han sido sometidas a través de la violencia. La manera de someter a la población a través de la violencia ha sido objeto de obras, tratados, manuales, estudios, experimentación y especialización.

Recurrir a la violencia tiene como objetivo someter a la población para eternizarse en el poder cuando crece el disenso y el rechazo. Si el régimen logra el sometimiento mediante la propaganda y la manipulación psicológica, será una forma de violencia psicosocial. Todo tirano anhela encontrarse con una nación en ese estado de sumisión. Resulta muy barato. Luego –cuando la disidencia aumenta– siguen las dádivas para después caer en las restricciones y privaciones hasta desembocar en la violencia a largo plazo.

En oportunidades, la violencia ha sido puntual, en otros su aplicación ha sido de  corto o mediano plazo y en otros –las peores situaciones- su aplicación ha sido a largo plazo.  La nuestra lleva más de 24 años. Que la violencia soviética-rusa desde 1917 o la violencia cubana desde 1959 todavía existan, no es ningún aliciente en lo absoluto. 24 años es un largo plazo.

Quizás conviene considerar también, para extender la visión negativa del Estado de la Nación, las muchas y diferentes complicaciones y dificultades que enfrenta y enfrentará la república con Cuba, Rusia, Bielorrusia, China, Turquía, Irán (incluyendo sus tropas y agentes de inteligencia ya presentes), con nuestros vecinos Colombia, Brasil, Guyana, Trinidad, Países Bajos, Aruba, Caricom, Estados Unidos de América, Canadá, Reino Unido, Foro de Sao Paolo, Grupo de Puebla, los partidos socialistas españoles, las tropas irregulares de las FARC, del FBN, del ELN, de los iraníes y de los grupos radicales musulmanes.

Como dije anteriormente, planteo a continuación la siguiente idea –mi visión de la verdadera naturaleza de las elecciones– y me gustaría que me haga saber si me equivoco. Advierto, sin embargo, que aún en los Estados más democráticos, sigo creyendo que las elecciones presentan muchos problemas, cuestionamientos y generan controversias teóricas y prácticas. También advierto que las elecciones pueden también ser usadas por los Estados autoritarios como herramienta de opresión para perpetuarse en el poder.

Un proceso electoral –en cualquier clase de régimen, sea democrático o autoritario- es, en el fondo y por naturaleza,  una confrontación de poderes, una lucha entre fuerzas, para determinar quién es más poderoso que otro u otros. ¡Tal cual! En los comicios siempre se miden los poderes que ostenta cada participante. Mediante unas elecciones se determina si el grupo “A” se impone y vence al grupo “B” o viceversa. Se habla de victoria y de fracaso, de victoriosos y de perdedores.

En un estado democráticamente organizado y operando bajo su normativa constitucional, los comicios o las elecciones logran alcanzar el estadio de suficientes cuando el Estado de la Nación es sano, reglado, respetuoso y permite a quienes resultaron electos asumir sus funciones, ejercerlas y no ser derrocados. En estos estados, los comicios son la única vía normal permitida y no se permite recurrir a otras herramientas o medios. Se trata de una confrontación pacífica, reglada, justa, legítima y efectiva.

En un Estado autoritario y sin orden constitucional las elecciones son, para el régimen y para la disidencia, una herramienta –una entre muchas y la más deseable, sin lugar a dudas- para acabar con la tiranía e instaurar un Estado de Derecho y democrático. El proceso electoral es tan herramienta como lo pueden ser otras vías que no mencionaré y sé que entenderá la razón de no hacerlo. La herramienta de las elecciones y las herramientas que no mencioné son también todas confrontaciones de poderes y de fuerzas.

Hay regímenes autoritarios que han celebrado elecciones y que –posteriormente- han colapsado o que han sido derrocados. A primera vista, en algunas de esas situaciones, pareciera que las elecciones han sido la causa primera o causa eficiente pero creo observar que, en realidad, la causa eficiente parece que es posterior a las elecciones. Habría que investigar muy bien si un régimen autoritario cae como consecuencia directa de las elecciones o si cae por causas previas o posteriores –vinculadas o no- a las elecciones. Por ejemplo: ¿la caída de Slobodan Milošević ocurrió por (a) la labor del grupo disidente Optor y otros igualmente disidentes, (b) por la unión de 18 partidos en la Oposición Democrática de Serbia para apoyar a un único candidato, (c) por las elecciones del 24 de septiembre de 2000, (d) por la Revolución del 5 de Octubre de 2000, (e) por la pérdida del apoyo del ejército serbio para reprimir a los manifestantes durante la Revolución del 5 de Octubre o (f) por todas las anteriores?

Hay regímenes autoritarios que han caído sin que hubiera existido ningún evento electoral a la vista –pasado o por venir- sino que un detonante desata un movimiento de masas de tal magnitud que resulta imbatible e incontenible por las fuerzas del régimen. Muchas veces el detonante es un hecho imprevisto o imprevisible. ¿Será esta la categoría a la que pertenece la caída de Muammar Gaddafi en Libia?

Como creo que se puede observar y concluir de lo anteriormente expuesto, lo esencial no es la herramienta usada sino la magnitud del poder y de las fuerzas que se oponen y me parece que es así en todas las opciones o herramientas.

El «Qué es lo suficiente» no es un sueño. Se logra y consiste en la agrupación unitaria de la nación detrás de un objetivo inmediato y único cuya fuerza y determinación sea de tal magnitud, estabilidad y firmeza que sobrepase y apabulle las posiciones de resistencia de los tiranos (porque nunca existe un tirano solo) para restablecer el orden y acabar con la barbarie.

En nuestro caso, de entre todos los grupos que ostentan y ejercen poder, el «deber ser» es que solo se necesitaría a los militares quienes –actuando estrictamente bajo los preceptos constitucionales, por juramento, patriotismo, obediencia a la constitución, solidaridad y empatía-  deberían encargarse de expulsar de nuestro territorio y/o someter a los tiranos, a sus círculos y anillos -mediatos e inmediatos- para el ejercicio de su tiranía, a las bandas criminales armadas, a los círculos bolivarianos, los colectivos, los invasores cubanos, las tropas extranjeras presentes en nuestro país, los agentes de inteligencia cubanos, rusos, bielorrusos, chinos e iranés, las fuerzas irregulares del FBN, ELN, FARC y similares, y a los grupos terroristas radicales provenientes del Medio Oriente y de Asia. Ese «deber ser» no se ha cumplido y hay que considerar que siempre existe la posibilidad que el sector militar usurpe el poder.

Pero hay otras maneras de agrupar el poder de la nación y a las fuerzas disidentes si los militares no cumplen con sus deberes. No las mencionaré y sé que entenderá la razón. Hay sí un detalle que deseo compartir que no tiene fundamento en ninguna base empírica que yo conozca y, por lo tanto, es una invitación a reflexionar y no una invitación a desencadenar actos de violencia: ningún tirano debería llevar a su nación más allá de su umbral de dolor pues infligir mayor dolor, pasado ese umbral, tiene una utilidad marginal igual a cero. Quien se encuentra más allá de su umbral, no puede sufrir más. El umbral de dolor social es el límite a la aplicación de la violencia social a largo plazo. Sobrepasado el umbral de dolor, la víctima no tiene nada que perder. ¿Estará ocurriendo algo parecido y que ahora lo están sufriendo los funcionarios, empleados de la salud, maestros, militares y pensionados?

La respuesta a la pregunta «¿Suficiente para qué?» es para que tenga el poder y la oportunidad de comenzar a reparar los daños profundos y duraderos causados por la aplicación prolongada de la violencia durante 24 años; daños personales, familiares, materiales, públicos y privados, y de más extensos tipos –incluso algunos que son irreparables- que perdurarán durante muchas décadas después de que termine el régimen autoritario que nos ha despedazado como nación. Esa tarea monumental no la puede hacer una persona sola.

¿Qué perfil se necesita? Quien realmente tenga como objetivo dirigir los destinos de nuestra nación dañada y sufrida debe -primero que todo- conocer el Estado de la Nación que anhela dirigir desde la más alta magistratura. Debe no solo conocer el Estado de la Nación sino también tener la capacidad, conocimientos, discernimiento, experiencia, medios, planes, apoyo, equipo, estrategias, tácticas y coraje para acometer políticas públicas efectivas que sanen las heridas infligidas y sobrevivir a los golpes de estado y a los magnicidios. Es indispensable llevar a «LA PERSONA» que,  con su equipo, medios y planes, sea capaz de sanar. Y aclaro que el término «LA PERSONA» muy bien puede entenderse en (a) singular o en (b) plural, o en (c) género masculino o  en (d) género femenino y en cualquier combinación de (a), (b), (c) y (d) que resulte eficaz.

Nunca jamás ningún ser humano -hombre o mujer- ha sido capaz de ser LA PERSONA como actor único, solitario y con independencia de los demás. ¡Nadie! Ni, por mencionar a algunos, Ciro el Grande, Pericles, Ashoka[i], Alejandro El Grande, Augusto, Marco Aurelio, Carlo Magno, Alfredo el Grande[ii], K’ang-his[iii], Tokugawa Ieyasu[iv], William Wilberforce[v], Abraham Lincoln, Simón Bolívar, Te Whiti (Rongamai III)[vi], Mahatma Gandhi, Franklin D. Roosevelt, o Nelson Mandela pudieron pasar a la historia jugando en solitario. Solo y quizás algún ermitaño –agazapado en una cueva en las montañas más alejadas de la civilización y sin impacto social alguno- es capaz de tal desapego, autonomía e independencia. (Ver notas i, ii, iii, iv, v y vi al final de la última página obsequio de AI con una breve nota sobre personajes que quizás no son familiares).

Por último me dirijo a usted, candidato a la presidencia de la república, sea por vía de las primarias o sea por postulación de su candidatura para el proceso comicial del 2024, si es que se llega a dar.

¿Cree realmente que Ud. puede enfrentarse con éxito, solo, a remediar el Estado de la Nación venezolana? ¿Realmente cree que Ud. es capaz de revertir el Estado de la Nación venezolana? ¿Sabe cómo hacerlo, tiene estrategias, medios y apoyos para lograrlo?

¿Cree Ud. que es capaz de liderar a LA PERSONA y que cuenta con el número apropiado de hombres y mujeres?

¿Qué respondería Ud. si se le aparece una imagen todopoderosa y omnisciente representativa de la nación -excluyendo a los lambucios y a los traidores, por supuesto- y le hace este planteamiento: «Pregúntate si tu candidatura es tu destino, tu vocación, tu llamado, tu ilusión, tu fantasía o tu ambición.»?

¿No ha considerado como deseable que lo apoyen quienes pudieran aliarse con Ud. y apoyarlo en la titánica misión que se le avecina? Ilústreme, por favor: ¿Qué gana creándose enemistades y opositores donde pudiera encontrar aliados? Y lo mismo pero a la inversa: ¿Qué ganan los enemistados y los opositores enlodando al primero?

¿Usted realmente cree que el régimen va a abstenerse de intervenir y permitir que lo escojan o que, si lo escogen, pueda competir en igualdad con su candidato si es que Ud. fuera el mejor candidato? Puede que sí o puede que no. El problema no es lo que realmente es. El problema es que –por la violencia prolongada- la nación no confía en las instituciones y esa  es la verdadera percepción subjetiva de la realidad, aún en el supuesto negado de que sea irreal.

Dios guarde a V. E. muchos años,

La cuenta del autor en Twitter es @Nash_Axelrod.


[i] “Ashoka fue un emperador de la India que gobernó desde el 268 a.C. hasta el 232 a.C. y es conocido por su papel en la expansión y consolidación del Imperio Maurya…. es recordado como un gran líder y reformador, y su legado ha tenido un impacto duradero en la historia y la cultura de la India.” (Obsequio de AI).

[ii] “Alfredo el Grande, también conocido como Alfredo de Wessex, fue un rey de Inglaterra que gobernó desde 871 hasta su muerte en 899… es reconocido por su papel en la defensa y unificación de los reinos anglosajones, su promoción de la educación y la cultura, y su contribución a la ley y la justicia en Inglaterra.” (Obsequio de AI).

[iii] “K’ang-his (también conocido como Kangxi) fue el tercer emperador de la dinastía Qing de China, que gobernó desde 1661 hasta 1722. Es conocido por ser uno de los emperadores más exitosos y respetados de la historia china, y por haber llevado a cabo importantes reformas políticas, culturales y económicas durante su reinado.” (Obsequio de AI).

[iv] “Tokugawa Ieyasu fue un shogun japonés que vivió entre 1543 y 1616. Se le conoce por ser el fundador del Shogunato Tokugawa, un período de la historia de Japón que duró desde 1603 hasta 1868… Entre las reformas más importantes de Ieyasu se incluyen la creación de un sistema de castas riguroso, la promoción del comercio y la industria, y la limitación del poder de los daimyos (señores feudales) regionales en favor del gobierno central. También fomentó las artes, la literatura y la religión, y apoyó el desarrollo de ciudades y el comercio marítimo.” (Obsequio de AI).

[v] “William Wilberforce (1759-1833) fue un político, filántropo y líder abolicionista británico. Es conocido por liderar la campaña para poner fin al comercio de esclavos en Gran Bretaña y en sus colonias…. Wilberforce también trabajó en otros temas relacionados con la justicia social, como la reforma de las cárceles, la protección de los derechos de los animales y la promoción de la educación. Su legado ha inspirado a muchos en la lucha contra la injusticia y la defensa de los derechos humanos en todo el mundo.” (Obsequio de AI).

[vi] “Te Whiti o Rongomai III (1830-1907) fue un líder maorí de Nueva Zelanda que se hizo conocido por liderar una resistencia pacífica al avance del colonizador británico en la región de Taranaki en la década de 1860. Te Whiti abogaba por la resistencia no violenta y la posesión compartida de la tierra por parte de los maoríes y los colonos, en contraposición a la práctica británica de comprar tierras a los maoríes a precios injustos y quitarles la propiedad de sus tierras.” (Obsequio de AI). Mi proyecto de tesis de grado –nunca completado- fue que Te Whiti (se pronuncia Te Fiti) pudo haber sido un inspirador de Mahatma Gandhi.

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