La crisis económica por la que atraviesa Venezuela es mundialmente reconocida como conducta anticonstitucional, donde las instituciones del Estado no son más que una simulación; la comunidad sin protección de ninguna clase fuerza a su conglomerado a buscar en la basura una posible forma de alimentación; “donde el comercio de las funerarias informal se ha convertido en una forma del resuelve de las necesidades“, todo conducido por una situación provocada por una más que mala administración, que al decir de mucho de los que en otras naciones se expresan como defensores de los derechos humanos, identifica una política de Estado en la que vemos que no es solo una persona la que comete los abusos, sino que hay una cadena de mando que da órdenes.
Duda no cabe de que afrontamos un problema complejo, que mientras más tiempo transcurre, más difícil resulta reconducir al depuesto Estado de Derecho.
Los actores involucrados que se han definido como acreedores de la oposición, que en su nombre actúan como mandatarios sin poderes, haciendo caso omiso a la consulta con el pueblo descontento; y con debilidad de liderazgo nacional, no han entendido que es obligación ceder en las posturas ociosas que por capricho han ejecutado, opuestas a un acuerdo unitario con el elector opositor para buscar salida adecuada, por lo que son responsables de que por falta de tal estrategia doctrinaria y activa, el abuso de poder al principio transitorio gobierne con prolongación indebida de mando.
¿Cómo llega al poder la revolución bolivariana? No llega con fuerza militar alguna. Contó con un sólido respaldo abierto y declarado. Fue una hechura de las circunstancias que manejadas por grupos le dieron respaldo total: los empresarios nacionales, la prensa, la radio, la televisión urgían la necesidad de ver a los golpistas gobernando, no llegó como predestinado. Su triunfo electoral fue diligentemente administrado, fue tanto así que Uslar Pietri se hace de un grupo conocido como “los notables” y arremete contra los partidos, con su habilidad intelectual logra que CAP modifique el TSJ, para luego con los oficios del grupo lograr su enjuiciamiento.
Por más de 24 años han surgido muchos factores en la sociedad venezolana que la hace incompatible con el gobierno reelecto de Nicolás Maduro, a quien la oposición política considera la negación del Estado de Derecho. La ciudadanía por más de tres años se ubicó en la línea abstencionista que le impusieron los partidos agrupados en la MUD, constituida en adversario mayoritario contrario a la reelección de Maduro. Este, sin voluntad de cambio, en razón de no existir propósito de hacerlo, se ganó un asidero de repudio.
Desechada la estrategia fundamentada en la abstención, sin consulta alguna, los plenipotenciarios que representan a la oposición en el diálogo llevado a cabo en México le reconocen estatus al reelecto presidente. Regresan a Caracas, para declarar en nombre de la MUD que participarán en las elecciones regionales. Para tal propósito se conformó un archipiélago de concurrencia electoral disperso: que si en suma obtuvo una mayoría no impidió que el PSUV se alzara con el triunfo. Después, la AN electa en 2015 reduce a tres a la MUD. Elimina el gobierno provisorio. Guaidó se encuentra autoexiliado.
¿Cuál es la situación que obliga a su análisis? Sin duda alguna está prevista la elección fijada por la Constitución para el año 2024. La oposición que sin criterio unitario participó en elecciones regionales, no se ha quedado atrás, tomó en forma temprana la actitud para convocar unas primarias, con el resuelto de quién salga electo será el candidato de la unidad nacional. Se oficializó un Consejo Nacional de Primaria con gente de gran preparación y sana intención de realizarla
No obstante, la declaración del encargado de conducir el proceso autogestionario, dado la renuncia impuesta por el oficialismo a los rectores del CNE se les hace enjuiciamientos que nos lleva a pensar que entre los candidatos inscritos, algunos sin base sustentable han dado motivo a turbulencia que crean contradicciones. Para Carlos Prosperi: “La Comisión Nacional de Primarias: “No puede no puede interpretar su propio cronograma para favorecer determinada propuesta”. Y Andrés Velásquez un político que ha participado desde hace muchos años en diferentes procesos electorales: se declara enemigo jurado del consenso.
Visto lo narrado me toca reafirmar que desde la época en que me correspondió ser dirigente juvenil en lo político, me he cobijado con la bandera de la unidad del pueblo, la mantengo sin que haya habido solución de continuidad, por lo que a tal concepto le doy un contenido programático, opuesto a los que la han convertido en un simple juego de palabras. La unidad goza de respaldo en el ánimo popular: se mantiene activa, viva y pujante. El Estado venezolano hoy víctima de una crisis originada por una incapacidad administrativa reclama la existencia de una sana convivencia para el logro de objetivos claramente revolucionario. Por ello sólo un concepto dialéctico de la unidad del pueblo puede impedir la perpetuación, de los que hoy son dueños del poder. ¿Por qué no entenderlo?
¿Qué pienso sobre la convocatoria a unas elecciones que pueda llevarnos a la escogencia de una candidatura para competir con Maduro en la opción presidencial? Sin temor a lo que puedan manifestarse contrarios a mi opinión, tengo que decir por conciencia cívica que no han sido tratadas con el criterio consensuado que nos obliga a disponer de una unidad electoral para que se realice una sana garantía que nos lleve a deponer al régimen militar prolongado por más de 24 años. Sin interés alguno, fuerza es reconocer la adherencia ganada por la precandidata María Corina Machado, todo debido a su dispuesto empeño de hacerle oposición a fondo al que detenta el poder.
Entiendo que la elección presidencial futura pero cierta por disposición de la Constitución, representa la más profunda y legítima aspiración de las mayorías nacionales que en lo interno caracteriza el triunfo de una causa unitaria, sin existir ningún obstáculo jurídico o político que lo impida. Nuestra soberanía no la ejercen los partidos políticos ni grupos de presión, la Constitución no lo señala, todo lo contrario la hace residir “intransferiblemente en el pueblo que la ejerce directamente mediante el sufragio” algunos de nuestros políticos lo ignoran”.
El hecho de que se haya dispuesto de una Plataforma Unitaria cuyos directivos son desconocidos, que da por aceptados resueltos aerotransportados, impuesto por personas residentes por mucho tiempo en el exterior son de reocupación; por motivos que pueda llevarnos a la conclusión de “haber arado en la mar.
Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que la competición electoral que medirá sus fuerzas para la escogencia del candidato presidencial de la oposición, los inscritos están suficientemente conocidos, huelga decir que han participado en todas las elecciones de representación popular llevadas a cabo, con experiencia suficiente para medir la responsabilidad, que hoy pretende asumir. Carecen de un partido de masas con la organización estructural suficiente para hacer valer un triunfo. Son pequeños comités electorales que no llegan a la condición de partidos de cuadros, y declaran ser opuestos al condenso. Se encuentran encerrados en un laberinto que los hace pelear con sus iguales, muchos divorciados con la sociedad civil. Está marcha por impulsos propios sin acompañamiento de la dirigencia política. No presentan programas de gobierno y se dan en tener como inhabilitada a María Corina Machado, también a Capriles. A Manuel Rosales lo tienen como candidato reservado por el gobierno para su propósito divisionista.
Sin duda nos encontramos, que el candidato electo y proclamado por la Comisión Nacional de Primaria, en el supuesto que sea uno sólo va a caracterizar por una gran debilidad, para resistir a un gobierno, que tiene un sistema de partido hegemónico, dominada por el PSUV, que junto a otros partidos se creó como un ejército que hoy es el sostén más firme de un gobierno, al cual mediante memorando hecho ley se le reconoció estatus al presidente reelecto. Esto nos lleva a pensar que si actuamos con sinceridad, mediante la creación de un gran Frente de Unidad Nacional podríamos ganarle la batalla al gobierno autoritario y fascista.