En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador el eje de confrontación es entre democracia y dictadura porque se trata del esfuerzo del grupo dictatorial digitado desde Cuba para recuperar el poder con el candidato Andrés Arauz que es su “caballo de Troya”. Cuando el castrochavismo retoma el poder -como lo prueban hoy Argentina y Bolivia- los líderes políticos son anulados o convertidos en funcionales al régimen, son las primeras víctimas de la restauración dictatorial. Esta elección define si Ecuador continúa en democracia y el futuro de los líderes democráticos.
Repiten en Ecuador la maniobra con que llevaron al poder a Cristina Kirchner en Argentina bajo la imagen de Alberto Fernández y la que les sirvió para devolver el poder a Evo Morales en Bolivia con la impostura de Luis Arce. Buscan retornar con impunidad a Rafael Correa con la presidencia de Andrés Arauz. La candidatura del correísmo castrochavista en Ecuador no es una operación ecuatoriana, no es una acción nacional, es la repetición de una estrategia ya manipulada en Argentina y Ecuador para retomar el poder, dar impunidad sus reos y falsificando una nueva imagen volver al pasado.
Recordemos que la historia del caballo de Troya relatada en la Odisea de Homero y en la Eneida de Virgilio entre otros autores, describe el artilugio, ardid o engaño en forma de un enorme caballo de madera que los aqueos ofrecieron a los troyanos simulando reconocer su victoria y luego que el caballo fue llevado dentro la ciudad fortificada de Troya, en la noche salieron de su interior enemigos que abrieron las puertas de la ciudad permitiendo la entrada del enemigo y la derrota definitiva de Troya.
En Ecuador el “caballo de Troya” del castrochavismo en las elecciones presidenciales es Andrés Arauz, como él mismo lo ha confesado en la primera parte de su campaña que hizo con la foto de Rafael Correa y reivindicado acciones, posiciones y métodos del hoy condenado a ocho años de cárcel por corrupción y con múltiples procesos y acusaciones pendientes por innumerables delitos. No hay duda de que con Arauz es Correa quien regresa al poder en Ecuador y es el castrochavismo el que retomará el control del país. El contenido del caballo de Troya ecuatoriano es dictadura, impunidad, persecuciones políticas, manipulación judicial, liquidación de la democracia.
Lo dramático es que esta es una estrategia de engaño repetida y exitosa para el crimen organizado. El caballo de Troya ya ha sido usado en un período tan corto como el de los dos últimos años por el castrochavismo en Argentina con Alberto Fernández/Cristina Kirchner y en Bolivia con Luis Arce/Evo Morales.
En Argentina con Alberto Fernández para que Cristina Fernández de Kirchner sea elegida vicepresidenta porque Kirchner hubiera perdido las elecciones si era candidata a presidenta. Tenga poder total y plena impunidad, pero además reponga todo el sistema de destrucción institucional para hacer de su país un satélite de las dictaduras castrochavistas, poniendo a Argentina en el peligroso destino de Cuba y Venezuela, como lo demuestran los hechos en poco más de un año de gobierno. Para instalar un gobierno que para avanzar en su ejecutoria antidemocrática está listo para perseguir y enjuiciar a los líderes democráticos que ya aparecen constreñidos, amenazados, divididos y listos para ser derrotados.
En Bolivia, Evo Morales renunció en noviembre de 2019 confesando las falsificaciones y fraude electoral que había cometido en las elecciones de octubre de ese año, se instaló un gobierno que debió ser de transición presidido por Jeanine Áñez y fue un gobierno de continuismo dictatorial que no repuso la “república y la democracia”, llevando el país a elecciones en dictadura. El período Áñez se caracteriza porque “salió el dictador pero no la dictadura” y llevó a Bolivia a elecciones en octubre de 2020 en las que con colosal fraude electoral el caballo de Troya fue Luis Arce, con el que Evo Morales retornó impune y ejerce hoy como “dictador en jefe”.
En Bolivia la dictadura se ejerce en pleno manipulando el Poder Judicial, falsificando una narrativa para convertir el fraude electoral de 2029 en golpe de Estado y demostrando que no existe ningún elemento esencial de la democracia. En menos de seis meses en el poder han garantizado la impunidad de Morales y su grupo criminal, violan los derechos humanos, han encarcelado a la expresidenta Jeanine Áñez y decenas de presos políticos que son exministros, miembros de mandos militares y policiales y jóvenes líderes, mientras el régimen recluta como funcionales a los líderes con apoyo popular.
Esto y peor es lo que pasará en Ecuador si Arauz, el caballo de Troya del castrochavismo, toma la presidencia. La presidencia de Lasso es de interés de todos los líderes democráticos ecuatorianos por su propio futuro. Con Lasso presidente la democracia está garantizada y con ellas las próximas elecciones libres, el Estado de Derecho, la libre oposición y la alternancia en el poder. Solo en democracia el presidente de Ecuador después de Guillermo Lasso podría ser Yaku Pérez, Xavier Hervas o cualquier líder democrático.
Publicado en Infobae.com