Con las elecciones presidenciales a solo 8 días de distancia, el ambiente político se encuentra cargado de tensiones que dificultan el debate necesario entre los candidatos. La falta de un intercambio constructivo sobre sus programas de gobierno y las medidas propuestas para abordar los desafíos sociales que afectan a las familias venezolanas es preocupante.
Las expectativas creadas por la aplicación de los acuerdos de Barbados no han alcanzado el total de lo aprobado y anunciado como la guía para llevar adelante las elecciones de manera pacífica, con plena garantía para los aspirantes presidenciales y la seguridad de la necesaria transparencia en el ejercicio del voto. La ciudadanía anhela que la buena conducción de este proceso permita a los electores decidir con el voto quién será el nuevo presidente de Venezuela, y que las instituciones del estado asuman su rol como está establecido en la Constitución.
Somos una nación pacífica, alejada desde hace varias décadas de conflictos que solo trajeron luto y tristeza a muchas familias venezolanas. No existe en el sentir nacional motivos para resolver nuestras diferencias por medio de la confrontación política. El interés de la ciudadanía radica en tener un buen empleo, un sistema de salud adecuado a las necesidades de la gente, servicios públicos eficientes, buena infraestructura vial y un estado que esté al servicio de las necesidades ciudadanas.
Es crucial que estas elecciones sean un ejemplo de civismo y demuestren que el liderazgo político puede superar sus diferencias en un clima de paz y cooperación. La sociedad espera que el proceso electoral se centre en el interés nacional y en la búsqueda de un futuro mejor para todos los venezolanos, dejando atrás las confrontaciones y desconfianzas.