El convoy ha llegado a Libia sin ataques aéreos o marítimos. Esto es muy útil para alimentar la resistencia (…).
El Duce está contento con la marcha de las operaciones en Libia y de los transportes navales, aunque hoy ha sido hundido el Victoria, que era la perla de nuestra marina mercante (5 y 24 de enero de 1942, en: Conde Galeazzo Ciano, Diario).
Las palabras del ministro de Relaciones Exteriores italiano nos permiten ver lo que era determinante para las fuerzas del Eje en el desierto de África: la capacidad de abastecer a sus ejércitos. Los meses anteriores el conde Ciano siempre se refería a la imposibilidad que llegara un convoy completo de Italia al puerto de Tripolitania (solo pasaba el 30%). Por esta causa no se lograba tener suficientes equipos para romper con el estancamiento, pero en el caso de los Aliados era distinto de modo que pudo realizar la “Operación Crusader” (del 18 de noviembre al 30 de diciembre de 1941) haciendo retroceder al Afrikakorps a su punto de partida en torno a El Agueila en la Cirenaica italiana. De ella trató nuestra última entrega sobre este Frente en su 80 aniversario. Ahora a principios de 1942 el dominio de la Royal Navy junto al “portaviones inhundible” que era la isla de Malta comenzó a debilitarse y el general Erwin Rommel contaba con 55 nuevos panzer (de las versiones con mayor poder de fuego: cañones de 50 y 75 mm) y lo más importante: gasolina, aunque no en la cantidad esperada. El “Zorro” planeó entonces salir de sus madrigueras defensivas el 21 de enero y para el 7 de febrero había avanzado hasta Gazala a pocos kilómetros de Tobruk.
El año 1942 será decisivo para la Segunda Guerra Mundial en el desierto: el Afrika korps y las fuerzas italianas tenían grandes oportunidades de llegar a la gran meta: el Canal de Suez. Todo ello porque cuatro factores habían permitido que mejorara el abastecimiento y el apoyo aéreo: 1) en noviembre de 1941 se enviaron varios U-boots que hundieron el portaviones HMS Ark Royalentre otros; 2) el 2 de diciembre Adolf Hitler firma la directriz N° 38 estableciendo un mando supremo para el Eje en el Mediterráneo: Oberbefehlshaber Süd, bajo la jefatura del mariscal Albert Kesselring (ya era el comandante de la Luftflotte II) con la misión de asegurar las comunicaciones entre Italia y Libia y neutralizar a la isla de Malta y el tráfico marítimo Aliado por la zona; 3) La llegada en diciembre de dos Gruppende la Luftwaffe que fueron retirados del Frente ruso debido a que por el invierno era imposible su uso, permitió retomar los ataques sobre Malta, la Royal Navy y el apoyo a los ejércitos terrestres; 4) la retirada de importantes contingentes de barcos, soldados y armas de la Commonwealth para defender el Imperio en el Far East ante la ofensiva japonesa que comenzó con el ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre (parecía repetirse la historia cuando el intento de tomar Libia se vio frustrada por la desviación de tropas a Grecia, y ciertamente los británicos tenían un plan: la “Operación Akrobat”) y 5) el dejar fuera de combate dos acorazados en el puerto de Alejandría gracias a los hombres rana italianos el 19 de diciembre (hecho que describimos en nuestro artículo de fin de año pasado).
La bibliografía usada en este Frente sigue siendo la misma (ver nuestras anteriores entregas sobre la Guerra en el Desierto) pero hoy agregamos un autor que nos parece excelente: el coronel Carlos Javier Frías Sánchez (jefe de la Secretaría Técnica de la División de Planes Estado Mayor del Ejército español), el cual posee una columna periódica de historia militar en el portal Global Strategy llamada “War Studies”: https://global-strategy.org/category/war-studies/. En febrero de 2021 trató la “Operación Crusader” y el contraataque del Eje, concluyendo que este último se hizo posible gracias a que las pérdidas Aliadas fueron más altas de lo esperado y calcularon mal las que sufrió el enemigo y las vías que permitían el abastecimiento de su ejército no habían sido capturadas por fuerte resistencia italiana en Halfaya y Bardia. Rommel, que era experto en tomar la iniciativa y realizar batallas con los pocos recursos que contaba, aprovechó las condiciones descritas, y ante la imposibilidad de defenderse debido a la sospecha de un nuevo ataque se decidió por la ofensiva. De igual forma mantuvo en secreto los preparativos (incluso a los mandos del Eje) y para los británicos fue una total sorpresa perdiendo el día 22 más de 100 tanques. Dos líneas de panzer y carros con infantería avanzaron (una por la vía Balbia y otra por el interior) intentando rodear a las fuerzas del 8° Ejército. Ese día le escribirá a su esposa: “Nuestros enemigos corren como picados por un insecto. La perspectiva es buena para los próximos días. Puedes imaginar mi estado de ánimo. Me siento muy bien, exceptuando la falta de sueño” (1954, The Rommel Papers). Pero la batalla más impresionante fue el 25 cuando cerca de Msus se consiguió con el triple de tanques, a pesar de ello los venció perdiendo solo 3 tanques ¡y destruyendo 40 a los Aliados!
El Zorro veía correr al león británico pero una vez más se le acababa la gasolina. Cuando se resolvía la logística Rommel triunfaba, incluso contra fuerzas superiores. En la táctica era un experto que hasta ahora no había conseguido un general del lado contrario que lo igualara. El Eje sabía que Malta y Tobruk debían caer para anular lo que les impedía la victoria. Nuestra próxima entrega sobre el Norte de África y el Mediterráneo será, Dios mediante, en mayo cuando se cumpla el 80 aniversario del intento de invadir dicha isla y se retome la ofensiva italo-alemana. La semana que viene viajaremos al invierno ruso para ver hasta dónde ha avanzado la contraofensiva de la Unión Soviética, contraofensiva que analizamos a mediados de diciembre pasado y que debemos concluir.