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El voto militar no es de Padrino López…

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Es la conclusión sacada después de haber visto la arenga del vitalicio ministro de la Defensa del régimen, general Padrino López, con motivo del Día del Ejército, el pasado 24 de junio desde el Campo de Carabobo, que debió irritar las almas de los caídos hace 203 años por una causa libertaria y no subyugadora de la misma, para lo cual se escenificó un típico montaje teatral con un centenar de militares que respondían banderitas en manos al discurso del “jefe”, más típicamente zalamero a su comandante, que rememorar el hecho histórico, para concluir exhortando a sufragar el próximo 28 de julio en defensa de la ¡patria, la patria, la patria! y contra el imperio… nunca por el bienestar de la familia militar y cómo para no asustarlos, menos les recordó que “el Esequibo” es territorio venezolano. Aquella perorata sin sentido histórico, menos pedagógico nos remitió a las Sagradas Escrituras justo cuando el régimen otorga bonos económicos a pastores que deben recordar la advertencia a los falsos profetas, que “usan la adulación para introducir herejías con la intención de engañar a los seguidores de Cristo y de llenarse los bolsillos (2 Pedro 2:3; Romanos 16:18; Daniel 11:32) pero allá él.

El palabreo de Padrino López delató una especie de miedo que lo invade a sí mismo, el que por una década ha impuesto sin pensar en la brevedad de las circunstancias políticas, sobre todo en la institución armada venezolana, que padece de una especie de neurosis desde el ojo clínico de Lisandro Alvarado y una de cuyas características es la “afonía”, falta de voz, ausente de eco, pero ya habrá tiempo para la cura. Por estos días, lo que cuenta es la conciencia electoral de los ciudadanos al servicio de la patria, este 28 de julio, bajo el juramento del constitucional precepto:

328. La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna…330. Los o las integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político…

Esto último constituye un derecho objetivo, mas no el derecho subjetivo, de responder precisamente “y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”, a lo que la llevó Chávez, que como se ha dicho, habrá tiempo institucional de revisar, pero que sin duda alguna pesa en la conciencia militar que no la separa de la conciencia ciudadana común, que le une por obligaciones humanas a la de su familia, en el marco de una realidad política, económica y social que exige un cambio pacífico de régimen por la patria, permanentemente en boca de López, definida por el gran Voltaire como “un compuesto de varias familias y no como…”el que esté devorado por la ambición de ser edil, cónsul, dictador, asegura que ama a su patria, y sólo se ama a sí mismo “. Pues bien, el 28 de julio, la cita electoral es por la suerte de la familia, los inmigrantes, los presos políticos sin el “debido proceso” y por millones de jóvenes que a partir de 1999, cuando tenían seis años a la fecha, han perdido la mitad de su vida útil y el cuento es largo,!por lo que el discurso del ministro Padrino López en Carabobo fue insípido, “falto de voz”.

A la par del soflamar de Padrino López, más bufo no pudo ser el de Nicolás Maduro al anunciar un nuevo grado militar, el de “general del pueblo soberano” como máximo nivel al que pueda llegar un oficial que cumpla la doctrina de Bolívar y Zamora, insólita comparación, con la que hasta los posibles beneficiarios se debieron preguntar ¿con qué se come eso? Pero, así son las cosas en la doctrina que no militar, sino militarista, sinónimo de peste que azota al país, al buen decir del historiador Manuel Caballero y todo aquello repicará en la conciencia electoral del militar venezolano, porque el voto no es de Padrino López sino del soberano pueblo.

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