OPINIÓN

El vino rosado, ¿será un buen vino?                                            

por Guillermo Vargas Guillermo Vargas

Existe la falsa creencia de que el vino rosado no es un vino de buena calidad; algunos, por desconocimiento del tema enológico, no lo consideran vino. El vino rosado se puede elaborar como un tinto, pero con una corta maceración pelicular en frío, antes de la fermentación, que le aporta su típico color y estructura tánica; o con el “coupage” o ensamble de vinos blancos y tintos; dependiendo del estilo que se quiera y las reglamentaciones de cada zona o país en particular.

Curiosamente nos iniciamos en el consumo de vino con los rosados; nos llama la atención su bello color y suave gusto, algo dulce; por lo que se le considera “principiante”, a todo aquel que lo toma. Se usan expresiones ambiguas como: “No tomo vino rosado, porque yo sé de vinos”, catalogando al rosado como un vino corriente. Algo muy alejado de la realidad, ya que los amantes del vino ya avanzados en el tema también toman vinos rosados.

Existen excelentes rosados cuyo aroma frutal, color y suave gusto, se deben a las técnicas de elaboración, así como a las nobles cepas tintas utilizadas, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Tempranillo, Garnacha, Nebbiolo, y las blancas Chenin Blanc, Malvoisie, Malvasía, Macabeo, Airen y otras, en caso de “coupage” de sus vinos con tintos.

Es importante destacar que los vinos rosados también aportan sustancias antioxidantes y cardioprotectoras. Se consumen en cualquier ocasión, siendo ideal tomarlos fríos y muy jóvenes. Los secos y abocados armonizan bien la comida asiática, de sabores exóticos, también con sushi, cebiche, ensaladas y pastas, además de risottos y paellas; mientras que los semisecos y semidulces, son excelentes acompañantes de postres y frutas frescas.

En el mercado se encuentran rosados clásicos como los famosos y típicos franceses de Provence, Languedoc Rousillon y Anjou; los españoles de Rioja, Navarra y Valdepeñas; los italianos de Barolo, Barbaresco, y Gattinara; así como los de Estados Unidos, Chile, Argentina y otros.

En Venezuela, en Bodegas Pomar, se produce un excelente vino rosado, elaborado mediante un “coupage” de los vinos de las cepas Tempranillo, Chenin Blanc y Malvoisie.

Presenta un color rosado medianamente pálido muy elegante, con típicos aromas frutales, que recuerdan la fresa, toronja rosada y pomarrosa; de gusto suave, equilibrado, ligeramente abocado, de muy suave astringencia y un agradable final.

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