OPINIÓN

El venezolano emprendedor

por David Uzcátegui David Uzcátegui

La crisis económica, política y social que se ha convertido en el pan nuestro de cada día de la Venezuela de estos tiempos ha puesto contra la pared a un enorme número de nuestros compatriotas.

Sin embargo y a pesar de este cúmulo de adversidades, los venezolanos siguen demostrando que son un pueblo emprendedor, con la capacidad de crear y llevar adelante negocios por cuenta propia.

Los emprendedores venezolanos se han destacado en nuestra tierra dentro de las más diversas áreas, desde la tecnología y la innovación hasta la gastronomía y el comercio. Es asombroso cómo logran levantar desde la nada un capital para arrancar y salir adelante. Muchos de ellos han logrado consolidar sus negocios y hasta han recibido reconocimientos y premios por su trabajo, que raya en lo heroico.

Sin embargo, hay que acotar que muchos de quienes deciden embarcarse en el emprendimiento lo hacen por la pobre oferta laboral que se vive hoy en día en el país, por lo cual prefieren responsabilizarse de sí mismos y de conseguir el sustento para los suyos.

En nuestros recorridos por el estado Miranda no cesamos de sorprendernos, maravillarnos, e incluso conmovernos con las iniciativas que encontramos en los rincones más insospechados, y que salen adelante a punta de ingenio puro.

Porque en tiempos en los cuales no hay materiales, no hay transporte seguro, la economía familiar está menguada y obliga a reducir los gastos al mínimo, quienes tienen la vocación de salir adelante por sí mismos no se dejan vencer.

La clave del éxito de los emprendedores venezolanos radica en su determinación y compromiso. Son personas que no se rinden fácilmente, que enfrentan los obstáculos y desafíos con coraje y perseverancia. Los venezolanos son expertos en hacer mucho con muy poco, lo que los convierte en emprendedores altamente eficientes.

La falta de recursos no es un impedimento para los emprendedores venezolanos. Han aprendido a ser muy cuidadosos con los gastos, a aprovechar cada oportunidad y a buscar alternativas para reducir costos y aumentar la eficiencia.

Los emprendedores de esta tierra han encontrado nichos de mercado y han creado negocios rentables en sectores tan diversos como la gastronomía, la moda, la tecnología, el turismo y la agricultura, entre otros. Han demostrado que es posible salir adelante con un negocio en la retadora Venezuela de estos tiempos y que la prolongada crisis no es un impedimento para el éxito, cuando se cuenta con el verdadero don.

Pero no todo es fácil para estos tercos y tenaces trabajadores nuestros. La ausencia de un entorno empresarial favorable, la falta de acceso a financiamiento y la inestabilidad de nuestra economía son algunos de los obstáculos que enfrentan.

Por ejemplo, el emprendedor mirandino debe ver su ya menguado ingreso aún más disminuido por un insólito “día de parada” obligatorio, que le fue impuesto para los días miércoles.

Lejos de ser recompensados por su vocación de salir adelante, terminan virtualmente pagando un impuesto a una culpa que no tienen, por vivir en un tiempo y lugar que pareciera querer hacer todo más difícil por el puro placer de hacerlo.

Es profundamente lamentable que nuestra gente buena, con tantas ganas, con tanto talento y con tanta capacidad de trabajo, tenga que bregar contra tantos obstáculos para poder salir adelante con una buena idea, que en cualquier otra latitud sería recibida con los brazos abiertos y recompensada con la merecida prosperidad; pero que aquí se convierte en un calvario, en una penitencia.

Y es un hecho que emprendedores de nuestro gentilicio que han decidido poner en marcha sus proyectos en tierras extranjeras, han logrado enormes éxitos y se han convertido en un ejemplo de resiliencia y perseverancia.

Es lamentable que quienes le apuestan a su suelo natal sean tan menospreciados y maltratados, y se encuentren tan lejos de recibir aunque sea un estímulo moral, para no hablar de que el deber ser tendría que estar centrado en planes para propiciar su desarrollo, como créditos, seguridad social, capitales semilla y todo tipo de estímulos y bonificaciones que les permitieran construir bienestar como recompensa por su esfuerzo.

Adicionalmente, estos talentos empíricos deberían contar con centros de formación, que les brinden los conocimientos necesarios para salir adelante y evitar traspiés en su camino.

Estos compatriotas son un ejemplo de determinación, coraje y perseverancia, porque han demostrado que es posible crear y llevar adelante negocios exitosos en medio de la adversidad.

No merecen menos que todo el apoyo que se les pueda brindar y que el país, en contraparte por todo lo bueno que nos aportan, los recompense con estabilidad, con protección y con todo el apoyo necesario para que no solamente subsistan, sino además prosperen.