OPINIÓN

El vendedor de sueño

por Albert Geovo Albert Geovo

Muchos de los distinguidos presentes habrán leído una vasta bibliografía de Inteligencia Emocional y variedad de novelas en las ultimas décadas del siglo; no es raro, libros como: El caballero de la armadura oxidada, El monje que vendió su Ferrari, Quién se llevó mi queso, Los 7 hábitos del mormón Covey, 50 sombras de Dorian Grey, La culpa es de la vaca, Harry Potter e incluso novelas como El Quijote, El Principito y la mismísima Biblia, traducida a todos los idiomas del mundo, no ha sido tan influyente como las ideas del bets seller: El Capital y todas las demás de Carlos Marx en el siglo XX y apertura de este cuarto de siglo XXI.

La paradójico es que un autor que promete la libertad y el desarrollo de los pueblos, en especial de la prole, sea la ruina, el éxodo, la esclavitud de la sociedad en todos los tiempos.

Además, resulta extraño que las personas repitan frases y sus consecuentes acciones, unas nada técnicas, otras sofisticadas, derivadas de forma directa o indirectas de los planteamientos de Marx y Engels, que estos a su vez recopilan del pensamiento y de las circunstancias de su tiempo. Al que dicho sea de paso, se le atribuye, como buenos judíos, sin ánimo alguno de antisemitismo, ser miembro del séquito interno de un selecto círculo judío de la Alemania de su entonces.

Por otro lado, también parece irónico que existan personas que nunca han leído a Marx y Engels, más que resúmenes de la universidad; existen unos que ni eso, pero estos actúan de forma tácita con los planteamientos de la doctrina del materialismo histórico, recopilada por Hegel, Marx, Engels, Lenin y todos los del club.

Sin rayar en el sexismo, es sabido que los celos son suficientes y capaces de autodestruir la misión más grande del totalitarismo, el cual es el control social de forma global, a cambio de satisfacer tan sólo el ego herido; por otra parte, existe algo peor que un sentimiento de derrota o de frustración, es el sistemático pensamiento de control del derecho a la libertad, pensamiento erróneo, convertido en política pública, por un instante de esquizofrenia, llevado a la vida pública de las poblaciones, haciéndolos ley, siendo esto no sólo una patología del poder, sino que es también acto de lesa humanidad, ya que viene destruyendo naciones enteras, demoliendo poblaciones; ¡pero qué importa!, la ciudadanía, está muy entretenida con los ruidos del momento.

No obstante, hay que decir que existe un sector reducido de la población que darían la vida, si fuese necesario con tal de no perder las migajas que les proporciona un sistema tirano que los someten.

Así pues, la doctrina del materialismo histórico representa una mentalidad llena de miedo, cobarde, temerosa de ser reemplazada, como naturalmente es, capaz de los actos más ridículos, estrafalarios, de hazmerreír, ante su público, en especial de sus más cercanos, convirtiéndolo todo en un manicomio global; de esta manera se hacen visible, cada vez más y mejor, las grandes debilidades del poder total, en especial en aquellos modelos tiránicos, totalitarios, en todas sus facetas y estratos.

De ahí que la envidiada libertad tenga sus penas, pero en comparación a ser un reo del poder, o haber pactado con el demonio de la filosofía antinatural, vale la pena; por otro lado, hay que señalar que la psicología está bastante distraída en el desarrollo personal, a través de la inteligencia emocional, el pensamiento pro positivo, sin detenerse a pensar siquiera en las causas del caos de las naciones.

Por último, si se revisan los regímenes tiránicos no sólo se va observar que se está frente a patologías narcisistas, sino que también se observa una gama de complejos, donde estar sano no es lo normal; ni tampoco lo correcto.

Para resumir, las masas se dejan llevar por un modelo sistemático de control total, sólo por vivir de las migajas de un sistema satánico, por llamarlo de alguna manera, antinatural, que no sólo les coarta la libertad, sino que viene demoliendo a ellos y los suyos.