OPINIÓN

El valor de las humanidades

por Ofelia Avella Ofelia Avella

En un mundo tan materialista, es lógica la pregunta por el valor de las humanidades, estudios que parecen no servir para nada ante la inmensa labor que exige un mundo en crisis.

Las humanidades, sin embargo, tienen mucho que decirle a un mundo que pareciera querer darles la espalda y prescindir de ellas. Se rehacen los pensa de estudios y se dejan a un lado materias que hablan sobre el hombre, sobre ética, sobre la historia de Occidente, sobre el lenguaje, etc., para supuestamente hacer más práctico el conocimiento e ir directo al grano. Se nos olvida que la cultura nos llega gracias al vehículo que es la lengua, mediadora que nos inserta en el mundo desde que nacemos. Leer y comprender lo que se lee es esencial para la vida de cualquiera, pues se piensa en palabras, uno se comunica gracias al lenguaje, dándose a conocer a través de él.

Si algo hace falta en nuestros estudios son materias que profundicen sobre lo que es el hombre, el pensamiento, el sentido de la vida y la reflexión, pues somos más hombres en la medida en que estamos más centrados en el mundo gracias a la estabilidad que da el sentido. Y todo eso nos llega a través del lenguaje.

El logos, para los griegos, significaba razón, palabra y sentido. Tres significados aunados además al de proporción y relación. La conexión de estos conceptos se debe a la clara visión de que conocemos, hablamos sobre lo conocido y otorgamos sentido a la realidad. Captamos una realidad con sentido y decimos qué nos ha parecido. Al distinguir un lenguaje más profundo de la simple opinión, los griegos veían que el lenguaje tenía peso: significaba y daba a conocer realidades de honda significación. Algo que nos falta a nosotros, tan inclinados a hablar sin respeto sobre cualquier cosa y tan desligados a veces de la verdad, de la realidad. Solo por este respeto a la palabra podríamos decir lo muy importante que es el lenguaje, que es el proceso de comprensión del mundo y nuestra capacidad para transmitir lo conocido. Solo esto justificaría el estudio de materias humanísticas en una Escuela, pues el lenguaje, sin verdad, sin peso, ¿qué es sino un medio de instaurar la superficialidad y el irrespeto?

La historia, la literatura, la filosofía, el arte, la música, la gramática, son materias de gran necesidad. No sirven solo para distraer, sino para otorgar en el mundo un sentido, una dirección. Donde no hay cultura viva hay corrupción, sinsentido, desorientación, pues la tensión hacia el conocimiento verdadero se ha perdido y prevalece entonces el pragmatismo. En un mundo en crisis hace falta orientación y esta la otorgan las humanidades, pues lo mucho que tienen que decir sobre el hombre, sobre la verdad y el sentido de la vida; lo mucho que ofrecen a las emociones y a los sentimientos, no puede lograrlo sino aquello que es vida y llena por completo el alma.

Ojalá entendiésemos mejor el valor del lenguaje: su peso. Mantendríamos conversaciones más profundas, más significativas, más hondas. La nación entera sería mejor, al generar nuestra vida un impulso que incide en los demás. La cultura es signo de pensamiento, de riqueza, de vida interior. Por eso, cuando en un país no hay teatro, no hay actos culturales, no hay literatura, la calidad moral del pueblo baja. En el nuestro hay signos vitales, pero siempre podría haber más.