Cuando oímos las palabras “el túnel de viento” generalmente las asociamos con una agencia espacial como la NASA, algún centro de diseño aeronáutico o fábrica de aviones como Boeing o Airbus, y realmente fue así durante mucho tiempo, pues su origen, que data de finales del siglo XIX, fue para estudiar y mejorar el diseño aerodinámico de máquinas más pesadas que el aire, desde aviones hasta misiles.
Posteriormente, en el área deportiva ha sido utilizado para las pruebas de vehículos de carreras como la Indy Car y la Fórmula Uno, e igualmente para el desarrollo, entre otros, de trineos de competición, así como bicicletas y cascos para ciclismo olímpico.
Es así como el paracaidismo o realmente la caída libre no podía dejar de estar relacionado con esto y es cuando el inventor del túnel de viento vertical para vuelo humano, el francés canadiense Jean Saint-Germain, teniendo en mente principalmente una aplicación centrada en el deporte, desarrolla su Aérodium. Después de todo, él mismo fue un paracaidista consumado, dirigió dos escuelas de paracaidistas y buscó mejorar la capacitación de sus estudiantes en habilidades avanzadas de caída libre.
Dado que la instalación también podría usarse para emocionar y entretener al público en general, al igual que una atracción de parque de diversiones, bien podría haber sido una consideración secundaria para Jean Saint Germain. Como ciertamente lo fue para Marvin Kratter, un inversionista inmobiliario que le compró la patente en 1980.
Kratter había demostrado una afinidad por los deportes y las sedes deportivas, así como mucha inteligencia para los negocios, con acuerdos lucrativos que involucran franquicias de MLB, NBA y NFL. Mejor conocido como el dueño de los Boston Celtics y el Club de Golf de Las Vegas.
Kratter imaginó ambiciosamente 100 franquicias dentro de un año de abrir su primer túnel y buque insignia en Las Vegas Boulevard en 1982. Y un segundo túnel se abrió más tarde ese mismo año, e incluso bajo el mismo nombre Flyaway, en Pigeon Forge, pero la construcción se basó en un acuerdo independiente alcanzado entre Saint-Germain y el inversionista de Tennessee Les Thompson.
A finales de los años ochenta un grupo de paracaidistas venezolanos de la época, dentro de los cuales recuerdo a Pedro Luis González (+), Aníbal Dao, Miguel Dao, Gabriel Toth, el “Chino” Delon y mi persona, gracias a nuestro gran amigo e instructor de paracaidismo John Robins (+), tuvimos el privilegio de conocer el túnel de viento Flyaway de Pigeon Forge en Tennessee, durante una semana completa.
Para esto John logró cuadrar la fecha justo para la semana posterior al cese de actividades de temporada y logramos disfrutar teniendo las instalaciones y el túnel para nosotros solos. Una experiencia para mejorar nuestra condición de vuelo como paracaidistas, insustituible.
Pero aun cuando el flujo de aire en ambos túneles permitía una simulación aceptable de la caída libre, no era exactamente igual, pues el flujo de aire se formaba originalmente desde la parte inferior por propelas en movimiento y mediante deflectores era convertirlo en un flujo de aire lineal, pero no era perfecto
Algunos podrán recordar que aquí en Venezuela, hace ya algunos años, hubo una incipiente operación publica de túnel de viento en la zona de Guarenas. Pero me es imposible estimar la rentabilidad de cualquiera de las operaciones de estas instalaciones, pero es bastante revelador que la operación en Venezuela cesó y que la franquicia exitosa nunca se confirmó, pero al mismo tiempo, ambas instalaciones continuaron operando en Las Vegas y Pigeon Forge hasta hoy. Ver https://www.flyawayindoorskydiving.com/
Pero ahora el tema está regresando con fuerza y volviéndose muy popular. Gracias a un mercadeo efectivo e impulsando su potencialidad como un verdadero deporte. Ya comienza a abrirse paso para convertirse en un deporte, que han dado por llamar “Indoor Skydiving” o paracaidismo bajo techo, de la mano de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI).
Mucho ha cambiado en el diseño y manejo del flujo del aire en los últimos años, ahora el flujo de aire es perfectamente lineal, dado que ahora los motores y propelas en vez de estar abajo soplando, están en su parte superior y extraen y recirculan el aire, por lo que los túneles de viento de última generación han mejorado hasta el punto de que Alan Metni, presidente de iFLY, lo resume de esta manera: “Es exactamente como una caída libre. Es casi como la banda de una máquina de trotar para paracaidistas”
iFLY es el líder del mercado en paracaidismo bajo techo. Posee, opera y franquicia casi 50% de todos los túneles construidos, o en construcción, para un total de 85 en todo el mundo. Hay instalaciones en muchas de las grandes ciudades de Estados Unidos y del mundo. En Florida las hay en Orlando, Fort Lauderdale y Tampa. Ver https://www.iflyworld.com
Para los tres primeros días del mes de febrero del próximo año, bajo supervisión de la Federación Aeronáutica Internacional, la Comisión de Paracaidismo de esta y la firma de promociones Air Support tienen programado el primer congreso mundial de Indoor Skydiving 2020 en Empuriabrava, Girona, España.
Realmente es una experiencia única en la vida y puede llegar a convertirse en una pasión y estilo de vida deportivo, y el poder disfrutar la sensación del vuelo de la caída libre es realmente algo fuera de lo usual de los parque de atracciones.
Muy recomendable para aquellos que les encantaría saltar y añoran el poder volar, pero les da miedo o no les gusta tener que subirse en un avión y menos saltar de él.
Lo puede practicar cualquier persona mayor a 3 años hasta los de 103 años, con pesos corporales de hasta 130 Kgs o hasta 150 Kg con alguna restricción. Con una condición física normal, salvo que tenga alguna condición cardíaca restrictiva. Menores de 12 años están limitados a una sola sesión de vuelo por día.
No necesita mayor equipamiento, solo una braga, casco y lentes protectores, que pueden ser provistos por la misma empresa o instalación donde lo practique y la primera sesión, donde le dan unas instrucciones previas, le puede tomar alrededor de 1:45 minutos, incluido el tiempo de inducción, con un costo aproximado de 60 dólares.
Lo ideal es ir en grupo previa reservación, donde mientras unos vuelan otros observan, pues la mayoría de los túneles son transparentes, permitiendo una total visión desde los 360 grados.
Puede experimentar todas las sensaciones de la caída libre sin subir a un avión, flotando en el aire para una descarga de adrenalina inolvidable en un entorno totalmente seguro.
Ver la cara de los niños al sentirse volando y flotando libremente es indescriptible.
No se lo pierdan, me lo van a agradecer.
https://www.youtube.com/watch?v=RdZAksj_-YM